21 noviembre 2014

Atrévete

Filosofía y emprendimiento. La creatividad según Isaac Asimov :

Asimov te cuenta las claves para ser creativo en tu negocio

17 noviembre 2014

HISTORIA DE LA FILOSOFIA 2º BACH, DESCARTES, CUESTIONES PARA RESUMEN

Cuestiones para realizar la síntesis personal escrita de las Partes II y IV del Discurso del método.

Parte II:
-Situación personal de Descartes: histórica, geográfica, mental...
-Pensamiento que se le ocurre acerca de la mayor perfección de las obras.
-Ejemplos: arquitectónico, urbanístico, jurisprudencial. Explica.
-Descartes se refiere con esos ejemplos al estatuto del saber en su época: ¿qué defectos le encuentra?
-¿Conviene la educación recibida, o más bien el empleo de la propia inteligencia?
-Descartes no pretende reformar  la  política ni el sistema de la enseñanza científica, sino que el alcance de esa reforma es personal. ¿A qué se refiere?
-¿Por qué es inconveniente la reforma radical del Estado? ¿Cómo se solucionan los inconvenientes en los asuntos públicos?
-Descartes señala el carácter enteramente personal de su reforma mental, refiriéndose a dos tipos de individuos a los que no conviene. ¿Quiénes son y por qué no les conviene ese ejercicio racional?
-A continuación, Descartes anota los motivos de su reforma filosófica. Señala sus motivos.
-Para establecer el método que debe seguir en su proyecto de reforma filosófica, Descartes menciona una serie de saberes en los que ha sido educado, apuntando sus ventajas e inconvenientes respectivos. ¿A qué materias se refiere?
-Las reglas del método.
-El filósofo francés comienza empleando el método en el mismo lugar de donde lo ha extraído, con el fin de comprobar si rinde el fruto esperado. ¿Dónde lo aplica exactamente? ¿Qué ventajas obtiene? ¿Lo aplica inmediatamente a la filosofía? ¿Por qué?

Parte IV:

-Motivos que establece Descartes para dudar de los sentidos y la razón. Explica.
-La primera verdad indudable que descubre: el yo pienso luego existo. ¿Cuál es la naturaleza del alma, o sea de la primera verdad descubierta con el método? -La segunda verdad que descubre Descartes: que Dios existe. Argumentos que lo prueban.  
-Dios avala el conocimiento del mundo material. Explica la diferencia entre seguridad moral y certidumbre metafísica, al respecto de esa cuestión. Sin embargo, parece ocurrir un círculo vicioso: el pensamiento metódico lleva a Dios, pero a la vez es Dios quien garantiza las reglas del método 
 -Conclusión: debemos confiar, en definitiva, en nuestra razón vigilante

15 noviembre 2014

Atrévete

El naturalista Linneo, en UniDiversidad, un muy buen blog del catedrático J. R. Alonso.

12 noviembre 2014

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA 2º BACH, DESCARTES

PARTES II y IV del Discurso del método:

(Aquí van sendos esquemas/resúmenes. En la II parte del texto se ve el método y las cuatro reglas que contiene... En la IV parte se muestra la aplicación del método que permite que se vayan adquiriendo las verdades filosóficas fundamentales. )

Parte II:


Descartes empieza empleando (en la II parte de su obra Discurso del método, que es lo primero que vamos a estudiar) comparaciones que tienen que ver con el urbanismo y la arquitectura, con las leyes que sirven para gobernar los estados, con la religión.

El filósofo considera que lo mismo que las obras humanas en la arquitectura, en el urbanismo, en la legislación están más logradas si se basan en un único criterio de planificación, la filosofía y la ciencia poseerán mayor perfección si se basan en un metodo sistemático de la razón.  De este modo la filosofía y la ciencia no se basarán más en la acumulación de opiniones recibidas, ni se dará cabida a las contradicciones de los sabios y filósofos. En cualquier caso Descartes sostiene que se trata de una reforma personal de sus propias creencias, y no quiere darle alcances políticos. Ni siquiera pretende cambiar la enseñanza académica de las ciencias.Pero no vayamos a pensar que su interés es el de ser un ingeniero urbanista, un arquitecto o un legislador. Está haciendo comparaciones que le interesan para aquello que de verdad le importa, con el fin de ilustrar su tesis de que es necesario un método adecuado que de unidad, que unifique los procedimientos de la filosofía y la ciencia. Y lo que de verdad le importa es
 la "construcción" de una ciencia perfecta y satisfactoria, una ciencia que no puede ser "edificada" por muchas manos.

Porque si intervienen muchas manos y muchas cabezas, entonces, las opiniones pueden ser diversas, diferentes, contradictorias, y producir un desorden que no puede permitirse en el ámbito de la ciencia, la cual tiene que ser rigurosa, exacta, ordenada...

Pero sabemos que la inteligencia humana tiene que fijarse en lo que ya han hecho otros, aunque sea para descartarlo si no vale, así que el filósofo francés se pone a buscar en sus enseñanzas (en las cosas que ha ido aprendiendo en su educación), a ver si encuentra algo que le sirva como un método adecuado que dé unidad a la filosofía y la ciencia.

Así que vemos que ese método lo encuentra en la forma de utilizar la razón por parte de los geómetras y los algebristas, de los matemáticos en general, porque los matemáticos son, parece, los únicos capaces de llegar a conclusiones razonas, a deducciones o demostraciones.

El método (sus reglas: evidencia, análisis, síntesis, enumeración) se inspira en las matemáticas; entonces vamos a asegurarnos de que esto es así, vamos a utilizar ese método en las matemáticas, dice Descartes, no sea que nos hayamos apresurado a establecer sus reglas (las del método).

Pero como el método le sirve, en efecto, a Descartes para descubrir nuevos teoremas matemáticos, entonces puede estar tranquilo por ese lado: porque el método rinde fruto.

A René Descartes no le importan las matemáticas por sí mismas (aunque también), sino que considera que pueden ser una especie de brain training para hallar las verdades más básicas,
se trata de las verdades más básicas que solamente la filosofía, la metafísica escribe Descartes, puede encontrar; verdades acerca del alma, de Dios, del mundo... que son las que se van descubriendo con la aplicación del método en la parte cuarta del texto. 

Parte IV:

Aplicando el método obtiene los fundamentos de las ciencia, las raíces o verdades metafísicas (dice él).

¿Qué es lo primero que Descartes conoce como seguro: después de haberlo puesto todo en duda (lo que se llama duda metódica), a fin de que no se le cuele ningún error, a fin de que no haya ningún resquicio en el edificio ordenado del saber?

Sabemos que encuentra motivos para dudar de los sentidos, que nos pueden engañar; sabemos, igualmente, que muchas veces resulta difícil distinguir nuestra vida normal cuando estamos despiertos de las cosas que vivimos (por así decirlo) cuando tenemos un sueño. ¿Por qué no pensar que nuestra vida sea un sueño, como en la obra de Calderón de la Barca? Igualmente podemos suponer (el mismo Descartes, gran matemático, lo supone) que podemos equivocarnos a la hora de efectuar razonamientos matemáticos. Claro, por este motivo se precisa el cuarto precepto (regla, instrucción) del método que nuestro filósofo propone: a fin de que podamos enumerar, volver sobre los pasos, repasar para ver que no se ha omitido nada, que no se ha saltado ningún paso en el proceso de razonamiento.

Hasta incluso, finalmente, podemos imaginarnos que el universo está controlado no por un dios bondadoso (el de la religión cristiana) sino por un dios malvado o genio maligno que hace que me equivoque en cada una de las cosas que yo creo conocer.

Entonces, para no dejar que se me pase nada, he llegado a dudar de todo, mi duda se ha hecho "hiperbólica", es decir: extrema, exagerada. Pero no podemos olvidar que esta duda es sólo una herramienta, un instrumento, una duda "metódica" o procedimental que Descartes maneja con el fin de edificar el conocimiento científico y filosófico.

¿Es posible salir de ahí? ¿Es posible que poniéndolo todo en cuestión (entre paréntesis) me vaya a quedar algo claro... y distinto, evidente, verdadero, cierto, indudable, etc., etc., como es la pretensión del filósofo francés?

¿Por qué no?

Hemos de darnos cuenta de que si sólo sé que no sé nada (decía Sócrates, el maestro de Platón) algo por lo menos sé: que no sé nada. Vale. Se admite: es poco, pero algo es. Menos da...

Dudando de todo, lo único que resta como verdadero es mi pensamiento que duda (pues dudar consiste en pensar: en pensar si me quedo con esto o con lo otro, sin llegar a decidirme, suspendido en mi duda, como si estuviera columpiándome), y así "intuyo" o conozco inmediatamente que soy (pienso luego soy, existo).

Esto no es algo que se pueda "deducir" con argumentos complicados, sino -reiteremos- de una manera inmediata y directa, en el mismo momento en que dudo. Dudo, pienso, soy.

De esta primera verdad que conozco no me puede sacar nadie, ningún escéptico extravagante (dirá Descartes).

Un par de aclaraciones: los escépticos son los que dudan de que el conocimiento sea posible. O sea: que sostienen que no hay conocimiento, ni ciencia, que nada podemos saber con seguridad ni en nuestras vidas ni en nuestras ciencias. Lo que es un asunto muy serio para los seres humanos. ¿No?

Otra cosa: "intuir" es captar una verdad evidente, es ver algo claro y distinto, indudable, según se dice en la primera regla del método. "Deducir", por su parte, es ir encadenando o eslabonando unas verdades con otras, ir trabando unas razones con otras para obtener razonamientos verdaderos.

Podríamos hacer una comparación gráfica: intuir es como la bombilla sobre la cabeza, la luz que súbitamente se enciende en nuestro cerebro, Eureka! Deducir es algo más lento, más pesado, ordenado... metódico. Podría ser una sucesión de luces = de verdades evidentes unidas unas con otras, desde la primera a la última.

Volvamos a lo nuestro:

Y como pensando soy (¿cómo no voy a ser, a existir, si pienso; si en realidad es lo único que sé, lo único que soy?), conozco también cuál es mi realidad esencial, mi naturaleza, mi definición: soy una cosa pensante (una "res cogitans"), una naturaleza, sustancia o realidad mental que consiste, por ahora, en los pensamientos o "ideas" que tiene, que pueden ser de muchos tipos.

De estas ideas he descubierto, primero, la idea de mí mismo, de mi ser como una realidad que piensa (pienso luego soy), pero, a continuación, puedo observar en mí otras ideas.

Obsérvese que la definición de Descartes del ser humano como siendo una "cosa pensante" no está lejos de la definición antigua del ser humano, del que se decía que era un "animal racional", ni está lejos de la definición biológica del ser humano moderna, en la que el ser humano es clasificado como "homo sapiens".

Téngase en cuenta, por otro lado, que lo único que sé con evidencia es que mi personalidad consiste en pensar, no (ni mucho menos) en poseer un cuerpo, aunque me duela.

¿Esto por qué? Debe ser evidente: porque decidí dudar de todo, es decir, que decidí sospechar acerca de los sentidos, y de las informaciones que éstos parece que me dan acerca de mi cuerpo y de otros cuerpos ajenos a mí o exteriores.

Es decir, que, ni más ni menos, decidí dudar de todo el mundo exterior (me pueden engañar los sentidos, puedo estar soñando sin saberlo, me puede tender una trampa malvada el genio maligno).

No nos perdamos:

¿Qué ideas encuentro en mi mente?

Una de ellas es la idea de Dios, la idea de un ser infinito y perfecto, que no puede proceder de mí. Y no puede proceder de mí, en primer lugar, porque yo, que soy imperfecto (la prueba de ello es que he conocido mi existencia dudando; esto es, manifestando una imperfección de mi pensamiento, de mi inteligencia, de mi saber), yo no he podido engendrar algo perfecto.

La explicación de Descartes es algo más complicada, al respecto de este asunto de Dios, realmente. Depende de una especie de axioma o principio del pensamiento: que consiste en que Descartes supone que debe haber una especie de "proporción" o equivalencia entre la causa de un hecho y ese hecho (efecto, consecuencia).

Así, Dios, que es lo más grande (debemos recordar que la formación filosófica de Descartes es tradicional, cristiana, teológica), no puede venir de algo que sea inferior a Él, a Dios: en saber, en poder, en bondad.

Pero realmente no debemos ser creyentes para darnos cuenta de que algo de verdad existe en el argumento de Descartes: pues los seres humanos conocemos que tenemos límites, que no somos perfectos, ni mucho menos. De hecho, si la idea de Dios, que es un ser perfecto, infinito, que todo lo sabe y puede, hubiera venido de nuestras mentes, entonces ¿cómo es que nos hemos hecho tan mal, tan imperfectos? Es como tener el plan de la casa de nuestros sueños... y hacer en su lugar un engendro. ¿Por qué? A lo peor es que no éramos arquitectos!

Además, y éste también es un argumento fundamental o prueba filosófica que emplea Descartes para sostener que Dios existe: cuando pienso en lo que significa realmente el nombre o idea de Dios he de darme cuenta de que no puedo pensar más que en que no puede no existir.

¿Cómo? Sí, que tiene que existir. ¿Cómo es eso? Muy sencillo: algo perfecto tiene que existir, porque si no... no es perfecto. El argumento puede ser tramposo, pero eso no viene ahora a cuento, sino que Descartes señala (esto sí viene a cuento) que tengo que reconocer que Dios va unido a su existencia con la misma evidencia con la que reconozco que un triángulo tiene (sus ángulos internos suman) 180 grados.

Simplificando, una vez que conozco que Dios existe, resulta mucho más sencillo apuntalar (asegurar, avalar, garantizar) mi conocimiento del mundo, mis ideas de la verdad, de la evidencia, de la claridad y la distinción, etc., de modo que mis razonamientos, bien ordenados o encadenados, sirven para construir un nuevo y firme edificio de la ciencia, en el que se incluye de manera fundamental la Física, el estudio de los cuerpos, del espacio y del movimiento, lo que Descartes denomina "res extensa".

Hemos de reconocer, sin embargo, que hemos llegado a un lugar filosófico extraño, por dos razones, como mínimo:

a) En primer lugar porque el filósofo francés nos pidió que dudáramos de nuestra tradición, antes de pedirnos que dudáramos de nuestras facultades mentales, que dudáramos a fin de apuntalar bien el edificio de la ciencia. Eso supone, en principio, dejar de pensar en términos religiosos, teológicos, que era lo que había estado haciendo la filosofía tradicional: que había estado subordinando las teorías filosóficas a las necesidades de la fe. Y ahora, vemos, para nuestra filosófica sorpresa, que Dios retorna al primer plano de la actualidad filosófica en Descartes. Algo extraño. De verdad.

b) En segundo lugar, ese Dios que ha sido demostrado filosóficamente le sirve a Descartes para que podamos dejar de dudar definitivamente; cuando la verdad es que habíamos empezado poniendo en duda absolutamente todo, sospechando absolutamente de todo, no creyendo en nada a fin de no ser engañados. Si esto lo ponemos en positivo, lo que está sosteniendo ahora el filósofo francés es que Dios garantiza que no nos equivoquemos. O sea: que Dios no es un genio maligno, sino que es un ser perfecto, y por eso no puede engañarnos en nuestras facultades mentales, cuando vemos el mundo, cuando nos hablamos, cuando efectuamos razonamientos, cuando meditamos, etc., etc.

Es decir: que si los sentidos me enseñan un mundo exterior, si veo algo más que mi propio pensamiento, si voy más allá de saber que "yo pienso, yo existo" y sé además que soy un cuerpo, que existen otros cuerpos y otros seres que piensan y existen, todo esto depende de que ese Dios perfectísimo me garantiza que mis conocimientos sean evidentes, es decir, me garantiza la primera regla del método.

Y aquí está el problema. Porque el método y sus reglas lo había aplicado Descartes primero a las matemáticas y luego a la filosofía, para obtener verdades firmes y fundamentales, para hacer crecer el "árbol de la ciencia". Una de las cosas a las que había aplicado la regla de la evidencia, y todas las demás del método, era a la idea o representación de Dios que tengo en mi mente, en mi espíritu.

Pues bien, la aplicación rigurosa del método había permitido concluir que Dios existe. Y, sin embargo, ahora, es ese mismo Dios, que yo he demostrado, el que demuestra que mis razonamientos, entre ellos el que lo demuestra, son correctos y verdaderos; el que demuestra que la regla de la evidencia sea verdadera y útil. Y esto es un círculo lógico, algo que no se puede permitir el pensamiento.

Atrévete

Animales que sienten y padecen, en Yo, mono (un muy interesante blog del primatólogo Pablo Herreros)

08 noviembre 2014

Atrévete

La economía y el mundo actual:
Thomas Piketty, en el archivo de El País.

07 noviembre 2014

 IES JUAN RUBIO ORTIZ
FILOSOFÍA 1º BACH CyT  7 DE NOVIEMBRE DE 2014

NOMBRE:


1. Naturaleza y cultura. Genotipo y fenotipo.
2. Adaptación y herencia.
3. Fijismo y evolucionismo.
4. Charles Darwin.
5. Hominización y humanización.
(ELIGE CUATRO; UNA CARA DE FOLIO MÍNIMO; 2,5 PTS. POR PREGUNTA. POR FALTAS -0,2, HASTA -1)
===
6. Etapas de la evolución humana (A EXPENSAS DE LOS TRABAJOS DE CLASE. LA EJECUCIÓN INADECUADA DEL TRABAJO IMPLICARÁ UNA PREGUNTA MÁS EN EL PRÓXIMO EXAMEN)

06 noviembre 2014

Atrévete

Los inventores del futuro (El Mundo):
Después de la Segunda Guerra Mundial, la historia del ordenador digital sigue un curso conocido y detallado en el libro de Isaacson: John Von Neumann, Alan Turing y Vannebar Bush, el transistor, el primer compilador informático -obra de otra mujer, Grace Hopper-, Moore y su Ley, la carrera espacial, etc. El texto cobra de nuevo mucha fuerza en la antesala del ordenador personal o PC. «Hasta entonces, ésta era una historia de grandes máquinas, corporaciones y universidades. En 1970, las corporaciones de la Costa Este [de los EEUU] eran muy jerárquicas, con un control vertical. En cambio, la contracultura y el movimiento hippie en la Costa Oeste se resistían a la autoridad, se rebelaban ante el control directo y [la unión de ambos] hizo posible el nacimiento del PC e Internet», explica Isaacson en una entrevista exclusiva con EL MUNDO.