23 mayo 2007

FILOSOFIA 2º BACHILLERATO, TEXTO DE MARIA ZAMBRANO

"PENSAMIENTO Y POESÍA"

El título del texto ya es significativo de lo que quiere decir Mª Zambrano:

El "pensamiento" se refiere a:

-filosofía
-ciencia
-matemáticas
-cálculo
-ciencia
-conceptos
-razón
-etc.

(Mi enumeración no pretende ser completa, sino sólo una muestra de lo que debemos entender cuando Mª Z. utiliza la palabra "pensamiento".)

La "poesía" es:

-emoción, sentimiento, afecto, etc.
-literatura, arte
-metáforas
-una actitud religiosa frente al mundo
-valoración de la experiencia
-empleo de metáforas en vez de puros conceptos de la razón
-un lenguaje que viene de la vida y que sirve a la vida
-etc.


(La enumeración tampoco pretende ser completa, evidentemente. Se trata de que se observen las diferencias entre "PENSAMIENTO" Y "POESÍA".)


Casi en el mismo principio del texto Mª Z. desea establecer una relación de complementariedad entre la filosofía y la poesía, entre la vida y la razón (como decía su maestro Ortega).

Se busca un complementario cuando se carece de algo: en efecto, ni la sola filosofía ni la sola poesía se bastan por sí solas. Los seres humanos deben emplear estas dos formas de entender y hablar acerca del mundo: de los seres, de las cosas, de sus afectos, sus alegrías y sus dolores...

¿Qué fue primero, la poesía y la filosofía?

Se supone que primero los seres humanos hicieron poesía (mitos religiosos, epopeyas, etc.) y después vino en la historia de la humanidad el pensamiento racional, el logos (esto sucedió entre los griegos).

Pues bien, Mª Z. señala que es ya en Platón donde se ve cómo la filosofía renuncia al "pensamiento poético" de los mitos y las leyendas (fundamentalmente Homero, aunque no sólo). Platón renuncia a los mitos poéticos porque piensa que los mitos enseñan cosas inmorales acerca de los dioses, y Platón pretende un conocimiento de las cosas buenas (del Bien, la Justicia y la Belleza) que le sirva para decir cómo se tienen que educar los filósofos gobernantes.

Platón muestra estos temas en su "mito de la caverna", al narrar la extraña historia de los prisioneros que están condenados observando las sombras... Platón se refiere con esto a la condición de ignorantes e injustos de todos los seres humanos, y que, como están acostumbrados a eso, es muy difícil sacarlos de ese estado: hasta el punto de que habría que ilustrarlos a la fuerza, arrastrándolos hacia la salida, hacia el sol-Bien.

Mª Z. efectúa una interpretación del "mito de la caverna" en dirección contraria a la de Platón, si se puede decir esto.

¿Qué ha pasado con Platón? Mª Z. sostiene que la filosofía ha renunciado a la admiración, al asombro maravillado ante la naturaleza y los seres, que es el sentimiento que está en la base de la inteligencia humana, se ocupe ésta de las matemáticas o del arte, de la ciencia natural o de la literatura, etc. La filosofía de Platón ha sustituido las metáforas del lenguaje poético por los conceptos precisos de la "dialéctica" (el saber del final del "símil de la línea").

Es por esa razón que Mª Z. dice que la filosofía es una "violencia" hacia las cosas reales, experimentadas, vividas: no hay un respeto ni adoración ni amor ni veneración de las cosas, sino que se "instrumentalizan" las cosas, se usan, se hacen cálculos con ellas.

Debemos pensar que igual que se instrumentalizan las cosas naturales, se instrumentalizan los seres humaos... con lo cual se quebrantaría la dignidad de las personas, que deben ser vistas como fines de los seres humanos en sus actuaciones, y no como medio para otra cosa, como sostiene Kant (segunda formulación del imperativo categórico).

17 mayo 2007

FILOSOFIA 2º BACHILLERATO, EXAMEN DE MARX

Reiteramos lo que se entiende por plantear una "relación" entre el texto de un filósofo y otro filósofo diferente:

1º Se precisa un conocimiento adecuado de, por lo menos, los textos y temas de dos autores,

2º uno debe ser capaz de identificar un tema que sirva para relacionar un autor con otro,

3º en el caso de Marx podemos entender que está criticando/denunciando la situación de explotación económica/alienación/ ideología en la sociedad burguesa, capitalista, industrial, de su época. Está denunciando su falta de libertad, la falta de libertad real de los trabajadores.

Pues bien: en el caso de Platón se observa que su tema es similar (no igual, sino parecido): ahora no se está denunciando/criticando la situación de injusticia económica, sino la vida de unos seres humanos que viven en la ignorancia (los prisioneros de la caverna que están como idiotizados por las sombras de la realidad) y por eso son injustos, por lo que hay que educarles y dirigirles bien, por parte del filósofo-gobernante...

4º Téngase en cuenta que tanto Platón como Marx otorgan una importancia fundamental a las "ideas": pero para Platón las ideas son la mayor verdad, la entera realidad, lo máximo conocido y lo que debe conocer el gobernante, etc... pero para Marx ese conjunto de ideas que forman parte de de todas las filosofías anteriores no son más que unas ideologías que ocultan cómo son las cosas, en vez de mostrar cómo son verdaderamente...

09 mayo 2007

FILOSOFIA 2º BACHILLERATO, TEXTO DE MARX, RECAPITULACION

Recuerda lo que son los conceptos importantes.

Pero, antes de todo, se trata de que sepas leer: esto no significa más que saber entender lo leído, saber explicarlo y saber escribirlo.

Nada más. Y nada menos.

***
***

En el fragmento que se ha leído de Marx (el "Prefacio" a la Contribución a la Crítica de la economía política) se encuentra:

a) una autobiografía filosófica de Marx, explicando cómo llega desde la filosofía que aprende en la universidad, hasta intereses más prácticos y sociales: historia, economía, legislación, etc., a través de su trabajo periodístico y sus problemas con la censura.

b) una exposición sintética de los conceptos fundamentales del MATERIALISMO HISTÓRICO, que es como se ha denominado al sistema de filosofía (o de sociología, o de crítica de la economía, o socialismo científico... Todas estas denominaciones valen) de Marx.

***

Tienes que delimitar claramente estos apartados, y no confundir lo que es la biografía intelectual de Marx con sus ideas filosóficas.

***

¿Cuáles son sus ideas filosóficas?

Marx parte de una idea fundamental: es la sociedad (el ser social de los hombres, que consiste en vivir unos con otros, en la familia, en el trabajo, en la ciudad... ) lo que determina (es decir, el factor fundamental, la explicación de los hechos) los pensamientos que ocupan la conciencia o la mente del ser humano.

Estos contenidos son muy diversos: religión, política, derecho, filosofía, arte, etc.

Como se trata fundamentalmente de IDEAS parece lógico que Marx denomine IDEOLOGÍA a cada uno de estos conjuntos de ideas (religión, política, derecho, filosofía, arte, etc.)

Pero hay que tener claro que no se trata de ideas puras, que sean de un mundo aparte y más verdadero como el de las Ideas de Platón. Al contrario, estas ideas son muy terrenales, corresponden a intereses sociales concretos, los enmascaran o los disimulan...

***

(RELACIÓN de MARX)

Al respecto de Platón tenemos que señalar por lo menos algo evidente: es muy fácil relacionar el pensamiento platónico con el de Marx:

-Platón: los prisioneros ignorantes están encadenados en el fondo de la caverna, deben ser sacados de allí, que vean la luz, que conozcan la verdad y que sean capaces de tratarse y de gobernarse justamente...

-Marx: los seres humanos, a lo largo de la historia y en el período de triunfo del capitalismo industrial, que es el que vive Marx, se encuentran alienados, perdidos, extrañados, enajenados... Es decir, no realizados en todas sus posibilidades humanas por culpa de una sociedad y una economía que son conflictivas, separan a las personas unas de otras, en clases sociales (en el capitalismo se trata de los burgueses que tienen los medios de producción, y los proletarios que sólo poseen sus manos para trabajar), imponiéndoles ideologías para que se consuelen (como la religión ), códigos de derecho falsos (porque sostienen esos códigos de derecho que los seres humanos firman libremente los contratos, y realmente no es la misma la libertad del capitalista y la del trabajador), etc.

En el caso de Marx no es la filosofía teórica la que ha de sacar a los hombres de su ignorancia y falta de libertad -como sucede en Platón con su filósofo gobernante-, enseñándoles el BIEN (y la justicia y la belleza), sino que la filosofía de Marx entiende que ha llegado la hora de transformar la realidad, que se trata de hacer una filosofía práctica.

Esto consiste, antes que nada, en la explicación de cómo funciona la historia de las sociedades y las economías (lo que Marx llama "MODO DE PRODUCCIÓN"), en ver cómo se va reproduciendo el mismo esquema a lo largo de la pre-historia de la humanidad: hay quien posee y quien no. ¡Aunque los actores del drama histórico van siendo sustituidos y cambiando de nombre!

Un esquema que consiste en que finalmente una sociedad se hace tan conflictiva que tiene que dar paso a la siguiente, cuando ya no puede soportar todas las contradicciones (dialéctica, lucha de clases, desfase entre las FUERZAS PRODUCTIVAS y las RELACIONES DE PRODUCCIÓN) que lleva dentro.

Esto pasará también (predice Marx) con la última sociedad que ha conocido la humanidad, la sociedad capitalista de burgueses capitalistas, propietarios de los medios de producción, por una parte, y trabajadores proletarios poseedores sólo de las fuerzas de trabajo de sus manos, por otra parte.

Cuando el capitalismo caiga por sus propias contradicciones, porque lleva a una masa cada vez mayor de los trabajadores al empobrecimiento, y a un número cada vez más escaso de propietarios a un enriquecimiento más grande y al monopolio de la economía, cuando eso suceda, habrá llegado el momento de la verdadera historia: la economía será devuelta a la sociedad, a la comunidad. Sin propiedad privada ni división del trabajo, sin ideologías falsas... Es ciertamente una utopía.

(CONTINUARÁ)

03 mayo 2007

FILOSOFIA 1º BACHILLERATO, TEXTO DE RICHARD DAWKINS

La cuestión religiosa está de moda, y no de forma caprichosa: en un mundo cada vez más interconectado (globalizado) se dan formas de búsqueda de identidad que tienden a particularizar las vidas. La religión constituye uno de los mecanismos.

***

Al respecto, podemos leer un capítulo del reciente libro del conocido biólogo y divulgador científico Richard Dawkins, El espejismo de Dios (edit. Espasa).

Observaremos, inequívocamente, la posición de ateísmo moral que sostiene Dawkins. ¿Nos convencen sus argumentos? ¿Sí? ¿No? ¿Por qué? [Un argumento que no convence es que ha entrado otro que se le enfrenta: ¿no crees?]

***

Aquí tienes una biografía de R. Dawkins:

es.wikipedia.org/wiki/Richard_Dawkins

Una entrevista en El cultural, suplemento del diario El mundo

¿Qué es filosofía? -Nos preguntamos.

Puede ser útil preguntarle a alguien.

***

Javier Gomá [Se trata de una entrevista, con ocasión de la publicación de su libro Aquiles en el gineceo]

“La dignidad del hombre reside en su mortalidad”


Un cielo alicatado de plomo coquetea con las protagonistas de la última exposición de la Fundación March, las heroínas de Roy Lichtenstein, mientras obras de Clavé, Mompó, Torner o Zóbel nos contemplan zumbonas en la antesala y en el despacho de Javier Gomá (Bilbao, 1965). El actual director de la Fundación, que lanza la próxima semana Aquiles en el gineceo (Pre-Textos), conversa hoy con El Cultural sobre el libro, parte de una tetralogía sobre la experiencia de la vida, en el que aborda el tema de la muerte.

La biografía de Javier Gomá, su precocidad y talentos, mueve al asombro: filólogo, filósofo y abogado, acabó la carrera de Derecho en tres años, y aprobó las oposiciones a Letrado del Consejo de Estado con el número uno de su promoción; no sólo dirige la Fundación March desde 2003, sino que ese mismo año publicó su primer libro, Imitación y experiencia (Pre-textos), premio Nacional de Ensayo, y parte de una tetralogía cuya segunda parte, Aquiles en el gineceo, ve la semana próxima la luz.

Confiesa, eso sí, que no tiene que robar horas ni a su familia ni al trabajo para sus libros, porque, en el fondo, “mi vocación es absolutista y totalizadora. Esto tiene sus riesgos, porque tiende a instrumentalizarlo todo, tu vida, tu familia, tus ocios, pero es que no pienso en otra cosa 24 horas al día... Yo me concentro de pie, yo escribo en el metro, soy capaz de leer con mis hijos alrededor, con la tele puesta, tengo un blog de notas donde voy anotando cosas...

–¿Cuál es el plan general de la obra, y el plan filosófico que subyace?
–El concepto que propongo, “experiencia de la vida”, se refiere a dos ideas. Por un lado, trata de definir los límites de toda experiencia humana posible, el marco de todas las posibilidades humanas; algo que se diferencia de la “felicidad” y también del “sentido de la vida”, y más bien tiene que ver con lo que, en general, podemos esperar de la vida. Por otro lado, la experiencia de la vida es un concepto que sugiere la acumulación de ejemplos: tiene experiencia de la vida quien ha tenido diversas experiencias significativas en su vida pasada y que ha convertido de alguna forma en ejemplares, ha reunido un depósito de ejemplos y éstos le sirven para afrontar con serenidad y sabiduría lo imprevisible de lo nuevo, del futuro. Mi objetivo es combinar ambas perspectivas en cuatro ensayos. En mi primer libro, Imitación y experiencia, se pusieron los fundamentos más generales sobre el ejemplo y el deseo. En Aquiles en el gineceo se considera el tema desde una perspectiva subjetiva y existencial. Ahora escribo Ejemplaridad pública, la aplicación de los mismos principios a la esfera política en la actual época nihilista, y completará la tetralogía Necesario pero imposible, una reflexión sobre la esperanza más allá de la experiencia, es decir, la posibilidad de un ejemplo perfecto al que sólo se accedería, en su caso, por la fe religiosa.

–¿En qué sentido Aquiles en el gineceo tiene “raíz autobiográfica”?
–En un sentido muy particular. Todas mis reflexiones tienen, en el fondo, una raíz existencial, personal. Viví con exagerada intensidad el estadio estético de la adolescencia, absorbido y paralizado en ese extraño absolutismo. Y, en determinado momento, en torno a los 24 años, tomé una decisión totalmente meditada y consciente, de pasar al estadio ético, el amor comprometido y la productividad profesional, sabiendo lo que eso significaba y con todas sus consecuencias. Era casi una opción cultural a favor del clasicismo (yo entonces estudiaba filología clásica), antirromántica, pero dotada de su propio ethos. Sin embargo, pese a ese pliegue autobiográfico, nunca me ha interesado de mí mismo lo singular de mi vida, sino aquello que es común a todos los hombres: por ejemplo, el paso del estadio estético adolescente a la dura eticidad de la vida, donde aprendemos a ser mortales. El actual subjetivismo, tan omnipresente, puede llegar a producir hastío y me parece con mucha frecuencia estéril.

Aprendiendo a ser mortal
–¿Cómo se “aprende a ser mortal”?
–Hay que reparar en algo que por ser cotidiano deja de sorprendernos. La increíble fuerza épica del mero vivir y morir. En la normalidad de todo hombre que vive y envejece hay una tragedia implícita suprema, que todos compartimos, aunque no siempre seamos capaces de sentir. Todo ser humano actualiza en su vida, con mayor o menor fortuna, la decisión de Aquiles a favor de la vida breve. Durante nuestra infancia somos como dioses griegos y presuponemos la eternidad del cosmos sin cuestionarla. Tras el éxtasis adolescente, muchas veces una orgía subjetivista, el resto de nuestra vida es una interminable novela de educación en la que aprendemos la formidable tarea de ser mortales. Aunque resulte extraño, la finitud debe elegirse y ser objeto de apropiación personal, no es algo que ya esté dado o pueda uno disponer de ello sin esfuerzo. ¿Por qué ser mortal, me pregunta? Porque la mortalidad es el privilegio excelso de la individualidad. Las piedras y los animales son inmortales, porque cuando mueren su ser, que está en el género, permanece igual; sólo cuando muere el individuo el mundo se empobrece irreparablemente. El individuo es la flor del cosmos, y su dignidad reside en su mortalidad.

–Ese proceso de crecimiento y elevación del yo desde “el ensimismamiento adolescente y estéril” hacia la objetividad del mundo ético-político, ¿se da impunemente?
–Esa elevación es cruenta. Lo maravilloso del arte es que refleja el enigma de la vida de forma incruenta, como debió de ser en el paraíso terrenal. Del paraíso, dijo Camus, el hombre sólo pudo llevarse a la mujer. Yo añado: el arte también. Por eso Stendhal lo definió como una promesa de felicidad. Kant distingue entre las cosas que tienen dignidad y las que tienen precio. Dice que el hombre tiene dignidad y no tiene precio, porque nunca podrá ser sustituido por algo equivalente. No es cierto, el hombre es más paradójico. Lo extraño del hombre es que, teniendo dignidad, la experiencia cotidiana nos dice que es sustituible por algo equivalente, por otros como él: en la polis se experimenta a todas horas que sólo somos “un caso”. Uno se jubila y se le sustituye en su puesto; uno muere y la vida sigue con los demás. Nacemos con la dignidad de un dios y, sin perder nunca esa dignidad, debemos aprender a tener un precio: ese misterio de tener dignidad y precio es nuestro enigmático sino. Y esto es cruento, duro, aunque también fecundo y gozoso. Hay un apetito e incluso una voluptuosidad en ser finito.

La eterna adolescencia
–De todas formas, ¿no cree que precisamente ahora vivimos una suerte de adolescencia casi eterna, y que la inmensa mayoría prefiere no crecer éticamente? ¿No es quizá ahora más que nunca mayor el ocultamiento generalizado de la muerte?
–La muerte, en nuestra civilización, unas veces se oculta y otras se exalta obscenamente y se repite en medios de masas convertida en espectáculo. Pero lo que siempre, siempre, se escamotea es, no la muerte, sino la mortalidad. No es lo mismo: lo primero es un hecho físico, lo segundo uno moral y metafísico, y por eso mismo más serio y grave. Y sí, nuestra época se caracteriza por un subjetivismo estético-adolescente extremo que rehuye las instituciones típicas de la eticidad, que son el sustento de la polis. Debo decirle también que a mí mi época, con todo su nihilismo y extremada vulgaridad, me gusta mucho. Estoy muy cómodo en ella porque es muy libre, muy liberada y en cierto sentido mucho más genuina, más realista, mil veces más sincera. Dicho esto, es verdad que hoy se ha ensanchado enormemente el “gineceo moderno” y que el subjetivismo en el que vivimos plantea peligros. Nació en época romántica como una afirmación del yo contra lo que se le oponía y ahora ha arrasado con todo. Una sociedad de personas detenidas en el estadio estético, que permanecen ambiguos en el gineceo, egocéntricas, incomprometidas, postideológicas, carentes de una cosmovisión compartida, es una sociedad sin ciudadanos. Veo claro cuál es la tarea que tenemos por delante: construir una nueva objetividad ética y ejemplar, pero no a la objetividad antigua, ingenua, ya dada, natural del clasicismo antiguo, sino a una objetividad aprendida, finita, construida y social, en un proceso de elevación desde ese yo pese a todo irrenunciable a una objetividad ejemplar ética, estética y política.

El héroe ético
–¿Podría explicar por qué, a su juicio, y a diferencia de los planteamientos de Kierkegaard, Heidegger, u Ortega y Gasset, defiende precisamente que “sólo en el ámbito de la polis el hombre experimenta su mortalidad”...

–Kierkegaard habló de los tres estadios en el camino de la vida, el estético, el ético y el religioso, y propuso figuras inolvidables para dos de ellos: el seductor Don Juan para el estadio estético y el patriarca Abraham para el religioso. Pero se olvidó del héroe ético. La figura de Aquiles es perfecta, que además tiene la ventaja de explicar, en el mito, el paso de la adolescencia estética a la madurez ética y resume ambos estadios. Lo religioso no pertenece para mí a la experiencia sino a la esperanza más allá de la experiencia. Por tanto, Aquiles, la figura estético-ética, compendia la totalidad de la experiencia humana. Y lo singular de Aquiles es que, siendo inmortal, prefirió ser mortal para ser útil a la polis y a los griegos que iban en sus naves a Troya y que habían sabido por un oráculo que sin el gran héroe, la hermosa “rubia” escondida en un gineceo, no ganarían nunca la batalla decisiva, una batalla en la que toda la civilización estaba en vilo. En otras palabras, la gran decisión de Aquiles consistió en ser mortal en el ámbito finito de la polis. Kierkegaard, Heidegger y Ortega emplazaron la finitud del hombre en el ensimismamiento, en la soledad, y en eso fueron hijos del romanticismo. El mito de Aquiles nos enseña que toda mortalidad es esencialmente política, que sólo en la esfera de la polis, de la sociedad de otros como nosotros, experimentamos que somos prescindibles, somos sustituibles y somos mortales ¿qué experiencia hay más intensa de nuestra mortalidad que nuestra pertenencia al engranaje social, que existía antes que nosotros y seguirá haciéndolo después?

Más allá de Ortega
–Propuestas filosóficas como la suya, ¿confirman que existe un pensamiento español más allá de Ortega y Gasset?
– Admiro a Ortega, su obra y su influencia. Creo que es el hombre más lúcido de toda la historia de España y uno de los europeos más eminentes que ha habido. Me separo de él en un aspecto: él es un vitalista y no propiamente un existencialista. Detesta a Kierkegaard. Su concepción del mundo es la de una corriente de vida que no cesa, infinita. Desconoce la tragedia y el problema ontológico de la finitud. No tenía en realidad un temperamento metafísico sino deportivo. Las cosas que dice Ortega sobre la muerte, la finitud, la mortalidad, las postrimerías del hombre, no son dignas de él, son casi pueriles. Pero, pese a ello, me gusta situar el plan sistemático de mi tetralogía en un horizonte orteguiano. En ese mismo horizonte creo que debería situarse otras grandes figuras contemporáneas, como Muguerza, Trías, Savater, Cerezo o Marina. Esta nómina, que podría aumentarse, demuestra que hay pensamiento en España después de Ortega. Y conozco y admiro a otros filósofos españoles de la generación siguiente.

– A menudo ha defendido que la ejemplaridad es una categoría política fundamental. ¿No cree que España, en la política menuda y cotidiana, no es precisamente ejemplar?
–En mi ensayo Ejemplaridad pública defiendo la tesis de que todos los hombres vivimos en una red de influencias mutuas, somos ejemplos para los demás, los demás son ejemplo para nosotros. Los buenos ejemplos nos interpelan, nos remueven, nos “convierten”, porque nos muestran una conducta que es posible y somos culpables de no realizar; los malos ejemplos nos absuelven, nos perdonan, porque nosotros no realizamos eso que es censurable y ello nos convierte en virtuosos. Si esto es cierto, tenemos la responsabilidad del ejemplo, y ello tanto en la esfera privada como en la pública, no hay tanta diferencia entre ellas. Lo que sucede es que el político tiene una influencia mayor y por eso su responsabilidad es también mayor. Todos los políticos, los españoles y los extranjeros, los del pasado y los del presente, son ejemplos, positivo o negativo. Por eso tienen la responsabilidad de ser ejemplares. El valor político de la ejemplaridad no ha sido suficientemente destacado y por ello mismo tampoco exigido. La falta de ejemplaridad de los políticos tiene consecuencias desvertebradoras en el país, porque se pierde uno de los principales instrumentos de cohesión, los hábitos y costumbres cívicos que el ejemplo de las personas públicas crea en la sociedad.

–En este panorama tan confuso, y especialmente pensando en los más jóvenes, ¿qué papel pueden y deben desarrollar fundaciones como la March?
–Usted habla de panorama confuso y creo que acierta. El papel de la Fundación Juan March debe ser el de ofrecer confianza en este tiempo en que los criterios estéticos y culturales están poco claros, se cuestionan las referencias de la tradición y no se aceptan otras nuevas. Ante la posibilidad del “todo vale”, una institución como la Fundación, independiente y comprometida con el servicio a la colectividad, debe tratar de dar seguridad y garantías al interesado en el tema que sea de que lo que se encontrará en nuestras actividades tiene calidad y merece la pena.

–Hace un año celebramos el medio siglo de la Fundación Juan March. Ahora que no hay institución pública o autonómica que no organice exposiciones o simposios, ¿la Fundación se plantea algún cambio importante en su estrategia cultural a corto o medio plazo?
–La Fundación en sus primeros años fue pionera porque no existían otras instituciones públicas o privadas análogas. Ahora hay muchas. Nuestro deber es ser pioneros de otra manera, de una forma más reflexiva. Estudiar y analizar lo que ya se está haciendo en España y elevarnos a un segundo grado: ver lo que no se está haciendo y hacerlo; ver lo que se está haciendo y hacerlo mejor, con una aspiración a la excelencia. Una fundación no resuelve los problemas de la sociedad pero puede dar fórmulas, pueda sugerir ejemplos que otros generalizan. Ya ve, terminamos como empezamos, con la idea de ejemplo. No hay tanta diferencia entre la teoría y la práctica.
Nuria AZANCOT

Fuente: www.elcultural.es/HTML/20070503/Letras/LETRAS20392.asp

02 mayo 2007

ETICA, 4º ESO C, TEXTO DE SAVATER

"Laicismo: cinco tesis"

***

En este breve capítulo de su libro La vida eterna el filósofo Fernando Savater plantea una serie de puntos interesantes acerca de la relación entre religión y sociedad:

-¿Qué relación tiene que existir entre las creencias religiosas de las personas, por una parte, y las leyes por las que se gobierna toda la sociedad, por otra?

-¿Qué relación vamos a establecer entre la religión y las normas morales de conducta?

-En una sociedad cada vez más compleja (mestiza, globalizada, multi o intercultural...) convendría tener claro el papel que debe y puede jugar el sentimiento religioso: ¿factor de integración o de exclusión?