11 febrero 2019

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA, 2º BACH, 2ª EVALUACIÓN, Descartes, Cuestiones para el examen

IES JUAN RUBIO ORTIZ

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA, 2º BACH, 2ª EVALUACIÓN, Descartes

Nombre y fecha:
  • 1. El método: las comparaciones, las matemáticas, las reglas, la duda
  • 2. Las realidades descubiertas: cogito, Dios y el mundo, el círculo (Cinco puntos cada una) 
-Se valora tanto la redacción como la exactitud en el contenido. Se resta por falta de ortografía -0,2, hasta un total de -1. 
-La nota del examen o exámenes (como norma para todo el curso) será un 70% del total de la evaluación. Se debe sacar un mínimo de 4 en el/los examen/es para poder aprobar. El 30% restante, para las actividades propuestas, en las que se valora por igual la forma de redacción  y expresión y el contenido.

08 febrero 2019

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA 2º BACH, DESCARTES, 2ª EVAL

PARTES  II y IV del Discurso del método:

(En la II parte del texto se ve el método y las cuatro reglas que contiene... En la IV parte se muestra la aplicación del método que permite que se vayan adquiriendo las verdades filosóficas fundamentales. )

Parte II:

Descartes empieza empleando (en la II parte de su obra Discurso del método) comparaciones que tienen que ver con el urbanismo y la arquitectura, con las leyes que sirven para gobernar los estados, con la religión.

El filósofo considera que lo mismo que las obras humanas en la arquitectura, en el urbanismo, en la legislación están más logradas si se basan en un único criterio de planificación, la filosofía y la ciencia poseerán mayor perfección si se basan en un método sistemático de la razón.  De este modo la filosofía y la ciencia no se basarán más en la acumulación de opiniones recibidas, ni se dará cabida a las contradicciones de los sabios y filósofos. En cualquier caso Descartes sostiene que se trata de una reforma personal de sus propias creencias, y no quiere darle alcances políticos. Ni siquiera pretende cambiar la enseñanza académica de las ciencias. Pero no vayamos a pensar que su interés es el de ser un ingeniero urbanista, un arquitecto o un legislador. Está haciendo comparaciones que le interesan para aquello que de verdad le importa, con el fin de ilustrar su tesis de que es necesario un método adecuado que de unidad, que unifique los procedimientos de la filosofía y la ciencia. Y lo que de verdad le importa es la "construcción" de una ciencia perfecta y satisfactoria, una ciencia que no puede ser "edificada" por muchas manos.

Porque si intervienen muchas manos y muchas cabezas, entonces, las opiniones pueden ser diversas, diferentes, contradictorias, y producir un desorden que no puede permitirse en el ámbito de la ciencia, la cual tiene que ser rigurosa, exacta, ordenada...

Pero sabemos que la inteligencia humana tiene que fijarse en lo que ya han hecho otros, aunque sea para descartarlo si no vale, así que el filósofo francés se pone a buscar en sus enseñanzas (en las cosas que ha ido aprendiendo en su educación), a ver si encuentra algo que le sirva como un método adecuado que dé unidad a la filosofía y la ciencia.

Ese método lo encuentra en la forma de utilizar la razón por parte de los geómetras y los algebristas, de los matemáticos en general, porque los matemáticos son, parece, los únicos capaces de llegar a conclusiones razonas, a deducciones o demostraciones.

El método con sus reglas  (evidencia, análisis, síntesis, enumeración ) se inspira en las matemáticas. Entonces vamos a asegurarnos de que esto es así, vamos a utilizar ese método en las matemáticas, dice Descartes, no sea que nos hayamos apresurado a establecer sus reglas (las del método).

El método le sirve, en efecto, a Descartes para descubrir nuevos teoremas matemáticos, entonces puede estar tranquilo por ese lado: porque el método rinde fruto.

A René Descartes no le importan las matemáticas por sí mismas (aunque también), sino que considera que pueden ser una especie de brain training para hallar las verdades más básicas, las que solamente la filosofía (la metafísica escribe Descartes), puede encontrar; verdades acerca del alma, de Dios, del mundo.

PARTE IV del Discurso del método :

Aplicando las reglas del método obtiene los fundamentos de las ciencia, las raíces o verdades metafísicas (dice él).

¿Qué es lo primero que Descartes conoce como seguro? Después de haberlo puesto todo en duda (lo que se llama duda metódica, que aplica la primera regla del método), a fin de que no se le cuele ningún error, a fin de que no haya ningún resquicio en el edificio ordenado del saber… ¿qué le queda?

Sabemos que hay motivos para dudar de los sentidos, que nos pueden engañar; sabemos, igualmente, que muchas veces resulta difícil distinguir nuestra vida normal cuando estamos despiertos de las cosas que vivimos (por así decirlo) cuando tenemos un sueño. ¿Por qué no pensar que nuestra vida sea un sueño, como en la obra de Calderón de la Barca? Igualmente podemos suponer que podemos equivocarnos a la hora de efectuar razonamientos matemáticos. Claro, por este motivo se precisa el cuarto precepto (regla, instrucción) del método que nuestro filósofo propone: a fin de que podamos enumerar, volver sobre los pasos, repasar para ver que no se ha omitido nada, que no se ha saltado ningún paso en el proceso de razonamiento. Hasta incluso, finalmente, podemos imaginarnos que el universo está controlado no por un dios bondadoso (el de la religión cristiana) sino por un dios malvado o genio maligno que hace que me equivoque en cada una de las cosas que yo creo conocer.

Entonces, para no dejar que se me pase nada, he llegado a dudar de todo, mi duda se ha hecho "hiperbólica", es decir: extrema, exagerada. Pero no podemos olvidar que esta duda es sólo una herramienta, un instrumento, una duda "metódica" o procedimental que Descartes maneja con el fin de edificar el conocimiento científico y filosófico.

¿Es posible salir de ahí? ¿Es posible que poniéndolo todo en cuestión me vaya a quedar algo claro... y distinto, evidente, verdadero, cierto, indudable, etc., etc., como es la pretensión del filósofo francés en su primera regla del método?

Dudando de todo, lo único que resta como verdadero es mi pensamiento que duda, y así "intuyo" o conozco inmediatamente que soy (pienso luego soy, existo). Esto no es algo que se pueda "deducir" con argumentos complicados, sino de una manera inmediata y directa, en el mismo momento en que dudo.  Dudo, pienso, soy. De esta primera verdad que conozco no me puede sacar nadie, ningún escéptico extravagante (dirá Descartes).

(Un par de aclaraciones relativas al vocabulario empleado: los escépticos son los que dudan de que el conocimiento sea posible. O sea: que sostienen que no hay conocimiento, ni ciencia, que nada podemos saber con seguridad ni en nuestras vidas ni en nuestras ciencias.
Otra cosa: "intuir" es captar una verdad evidente, es ver algo claro y distinto, indudable, según se dice en la primera regla del método. "Deducir", por su parte, es ir encadenando o eslabonando unas verdades con otras, ir trabando unas razones con otras para obtener razonamientos verdaderos.)

Seguimos;  como pensando, soy, conozco también cuál es mi realidad esencial, mi naturaleza, mi definición: soy una cosa pensante (una "res cogitans"), una naturaleza, sustancia o realidad mental que consiste, por ahora, en los pensamientos o "ideas" que tiene, que pueden ser de muchos tipos.

De estas ideas he descubierto, primero, la idea de  mí  mismo, de mi ser personal como una realidad que piensa (pienso luego soy), pero, a continuación, puedo observar en mí otras ideas.

(Obsérvese que la definición de Descartes del ser humano como siendo una "cosa pensante" no está lejos de la definición antigua del ser humano, del que se decía que era un "animal racional", ni está lejos de la definición biológica del ser humano moderna, en la que el ser humano es clasificado como "homo sapiens".)
Lo único que sé con evidencia es que  mi personalidad consiste en pensar, no (ni mucho menos) en poseer un cuerpo, aunque  me duela. La razón de esto es que decidí dudar de todo, es decir, que decidí sospechar acerca de los sentidos, y de las informaciones que éstos parece que me dan acerca de mi cuerpo y de otros cuerpos ajenos a mí o exteriores.

Es decir, que, ni más ni menos, decidí dudar de todo el mundo exterior (me pueden engañar los sentidos, puedo estar soñando sin saberlo, me puede tender una trampa malvada el genio maligno).

¿Qué ideas encuentro además en mi mente, aparte de esa verdad intuitiva de “pienso luego existo”?

Una de ellas es la idea de Dios, la idea de un ser infinito y perfecto, que no puede proceder de mí.  No puede proceder de mí, en primer lugar, porque yo, que soy imperfecto (la prueba de ello es que he conocido mi existencia dudando; esto  es, manifestando una imperfección de mi pensamiento, de mi inteligencia, de mi saber), yo no he podido engendrar algo perfecto.

La explicación de Descartes depende de una especie de axioma o principio del pensamiento: que consiste en que Descartes supone que debe haber una especie de "proporción" o equivalencia entre la causa de un hecho y ese hecho (efecto, consecuencia).

Así, Dios, que es lo más grande (debemos recordar que la formación filosófica de Descartes es tradicional, cristiana, teológica), no puede venir de algo que sea inferior a Él, a Dios: en saber, en poder, en bondad.

Además, si los seres humanos conocemos que tenemos límites, que no somos perfectos, ni mucho menos es que no somos  lo único existente, sino que necesitamos de otro ser que nos haya creado: Dios.

Otro argumento fundamental o prueba filosófica que emplea Descartes para sostener que Dios existe: cuando pienso en lo que significa realmente el nombre o idea de Dios he de darme cuenta de que no puedo pensar más que en que tiene que existir. Algo perfecto como es Dios en su definición tiene que existir, porque si no... no es perfecto. Descartes señala que tengo que reconocer que Dios va unido a su existencia con la misma evidencia con la que reconozco que un triángulo tiene (sus ángulos internos suman) 180 grados.

Una vez que conozco que Dios existe, resulta mucho más sencillo apuntalar mi conocimiento del mundo externo, mis  ideas de la verdad, de la evidencia, de la claridad y la distinción, etc., de modo que mis razonamientos, bien ordenados o encadenados, sirven para construir un nuevo y firme edificio de la ciencia, en el que se incluye de manera fundamental la Física, el estudio de los cuerpos, del espacio y del movimiento, lo que Descartes denomina "res extensa".

Hemos de reconocer, sin embargo, que hemos llegado a un lugar filosófico extraño.

Estas son las razones:

a) En primer lugar , habíamos decidido dejar de pensar en términos religiosos, teológicos, que era lo que había estado haciendo la filosofía tradicional.  Y ahora, vemos, para nuestra sorpresa, que Dios retorna al primer plano de la actualidad filosófica en Descartes.

b) En segundo lugar, ese Dios que ha sido demostrado filosóficamente le sirve a Descartes para que podamos dejar de dudar definitivamente; cuando la verdad es que habíamos empezado poniendo en duda absolutamente todo, sospechando absolutamente de todo, no creyendo en nada a fin de no ser engañados. Lo que está sosteniendo ahora el filósofo francés es que Dios garantiza que no nos equivoquemos. O sea: que Dios no es un genio maligno, sino que es un ser perfecto, y por eso no puede engañarnos en nuestras facultades mentales, cuando vemos el mundo, cuando nos hablamos, cuando efectuamos razonamientos, cuando meditamos, etc., etc.

Es decir: que si los sentidos me enseñan un mundo exterior, si veo algo más que mi propio pensamiento, si voy más allá de saber que "yo pienso, yo existo" y sé además que soy un cuerpo, que existen otros cuerpos y otros seres que piensan y existen, todo esto depende de que ese Dios perfectísimo me garantiza que mis conocimientos sean evidentes, es decir, me garantiza la primera regla del método. La  aplicación rigurosa del método había permitido concluir que Dios existe. Y, sin embargo, ahora, es ese mismo Dios, que yo he demostrado, el que demuestra que mis razonamientos, entre ellos el que lo demuestra, son correctos y verdaderos; el que demuestra que la regla de la evidencia sea verdadera y útil. Y esto es un círculo lógico, algo que no se puede permitir el pensamiento.