30 abril 2010

FILOSOFIA 1º BACH, TEMA 6

Después de ir ultimando los ejercicios de las págs. 100-101, que estamos haciendo en clase, deberemos empezar con el tema 6.

Sobre el tema 6: hay que hacer las actividades (previa lectura de lo que viene en el tema), hasta la pág. 108, incluida. Aspectos relacionados con la comunicación y el lenguaje, asuntos que quizás debemos conocer de las clases de Lengua, de este y de otros cursos.

Lo que viene después, la parte de Lógica, se desarrollará de una manera eminentemente práctica. Se valorará muy positivamente la participación de los alumnos en la realización y explicación de los ejercicios de lógica.

HISTORIA DE LA FILOSOFIA, 2º BACH

  • Nietzsche , síntesis del texto.
  • Platón, síntesis (o alguno de los símiles bien contado e interpretado).
Nota: las frases de enlace para la relación entre Nietzsche y Platón las veremos in situ. ¿Queda claro?

LA IMAGINACION ...

... que se imagina el pensamiento:

Mirad aquí.

Pues pensad vosotros en y con las imágenes.

28 abril 2010

HISTORIA DE LA FILOSOFIA 2º BACH, ORTEGA

Ortega en youtube.

FILOSOFIA 1º BACHILLERATO

Tema 5,
Actividades de las pp. 100-101

Se irán haciendo en clase, y corrigiéndolas.

Libro + diccionarios + internet + consultas. La participación es fundamental para la calificación final.

22 abril 2010

HISTORIA DE LA FILOSOFIA 2º BACH, FINAL DEL TEXTO DE NIETZSCHE


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4
La otra idiosincrasia de los filósofos no es menos peligrosa: consiste en confundir lo último y lo primero. Ponen al comienzo, como comienzo, lo que viene al final -¡por desgracia!, ¡pues no debería siquiera venir!- los "conceptos supremos", es decir, los conceptos más generales, los más vacíos, el último humo de la realidad que se evapora. Esto es, una vez más, sólo expresión de su modo de venerar: a lo superior no le es lícito provenir de lo inferior, no le es lícito provenir de nada... Moraleja: todo lo que es de primer rango tiene que ser causa sui [causa de sí mismo]. El proceder de algo distinto es considerado como una objeción, como algo que pone en entredicho el valor. Todos los valores supremos son de primer rango, ninguno de los conceptos supremos, lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto - ninguno de ellos puede haber devenido, por consiguiente tiene que ser causa sui. Mas ninguna de esas cosas puede ser tampoco desigual una de otra, no puede estar en contradicción consigo misma... Con esto tienen los filósofos su estupendo concepto "Dios"... Lo último, lo más tenue, lo más vacío es puesto como lo primero, como causa en sí, como ens realissimum [ente realísimo]... ¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas! - ¡Y lo ha pagado caro! ...

Recuerda la palabra "idiosincrasia". El
DRAE define esta palabra como "Rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad". El individuo en este caso es el filósofo. Es decir, que a Nietzsche le parece importante la manera de ser del filósofo en relación con las ideas que ese filósofo defiende. Sin embargo, tradicionalmente la filosofía ha pretendido que lo importante son los argumentos, las explicaciones objetivas, los métodos y las pruebas científicas, y cuanto más "matemáticas" mejor...

Nietzsche sostiene que ese carácter propio de los filósofos (esa "idiosincrasia") consiste en confundirse con el orden de las cosas, consiste en poner como primero y principal lo que no lo es, lo que en verdad tendría que ser totalmente secundario y venir al final, y ni mucho menos como algo importante...

Lo que debe venir al final, si es que en realidad tienen que venir en algún momento, son, según Nietzsche, los "conceptos supremos". O sea: esas grandes palabras y conceptos que han ocupado la mente de los filósofos, los cuales las han considerado como la verdadera realidad (pretendiendo que era algo que todos debían creer, a causa de lo bien fundamentado que estaba) . Las Ideas platónicas, por ejemplo (Belleza, justicia, Bondad, etc.). También esas ideas que Descartes descubre, como innatas o congénitas (genéticas diríamos nosotros) a la razón humana: el alma o res cogitans (yo pienso, yo soy), Dios, que es un ser perfecto o infinito (res infinita), los cuerpos materiales (res extensa).

Es verdad que Descartes se basa en el examen de su propia razón, mientras que Platón tiende a localizar como un mundo exterior a la mente, como algo que la mente tendría que descubrir tras su
training matemático, o salida de la caverna. En todo caso el ejercicio de la razón es básico, por eso hay que someterla a métodos (Descartes), entrenarla a lo largo de la vida (Platón, para sus gobernantes filósofos).

También es básico el empleo y reflexión de la razón en el caso de la moral, es decir, en el caso de lo que los seres humanos consideramos que está bien o mal (con independencia de lo que digan las leyes; recuerda que a veces podemos considera que hay leyes injustas, como las que justifican la esclavitud, o la sumisión de la mujer). Es decir, que también la razón moral se ocupa de ideas (morales)...

Pues bien, lo que sostiene Nietzsche, atacando de raíz esa tradición, es la condición de esas mismas ideas, su validez. O sea: que para él no valen más que como "síntomas" del carácter del filósofo. De su carácter de persona religiosa, creyente (contradiciéndose el filósofo: porque el filósofo sostiene que su inteligencia es plena y metódicamente racional).

Si son "síntomas" es que habrá que pensar que el filósofo es un enfermo, un ser humano resentido contra la vida, esta vida y este mundo, y que por esa razón de que está resentido tiene que inventarse otro mundo y otra realidad más verdaderas, que no cambian, que no mueren, que no son "históricas".

Escribe Nietzsche:

"Todos los valores supremos son de primer rango, ninguno de los conceptos supremos, lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto - ninguno de ellos puede haber devenido, por consiguiente tiene que ser causa sui."

Lo que he marcado en rojo es importante. Para Nietzsche son lo mismo los conceptos (de un filósofo) que los valores (las cosas que valen para ese mismo filósofo). Esto es, que los conceptos con que percibimos y explicamos la realidad (no solamente los filósofos, sino nosotros también) equivalen a evaluaciones o puntos de vista que tenemos sobre esa realidad, a la manera en que nos fijamos en unas cosa, seleccionándolas porque nos interesan, mientras que en otras no nos fijamos y las dejamos de lado.

Esto lo advierte Nietzsche, es decir, que los conceptos de los filósofos, esas grandes Ideas de verdad, perfección, bien, etc. (como las que menciona en el fragmento que acabo de citar), que culminan en la Idea de Dios (que tiene que ser "causa sui", es decir, que tiene que existir por sí misma, que no la podemos haber creado nosotros; recuerda que es lo que escribía Descartes: que nosotros no podemos haber creado la Idea de un ser perfecto, dado que nosotros somos imperfectos)... todas esas ideas que descubre o se inventa la razón no son nada más que productos (invenciones, ficciones, mentiras, etc.) de los filósofos, creaciones de los filósofos "racionalistas", que son incapaces, por su debilitada y enferma voluntad, de afirmar la realidad y la vida tal y como son, y que por eso tienen que inventarse otro mundo donde las cosas no cambien ni mueran, donde no haya historia, para consolarse y estar a la altura.

Pero todo eso son ídolos, "idolatrías", y es como creerse que la momia es la persona viviente... Esto son los filósofos según Nietzsche: tejedores de telarañas (la araña es la razón; la tela, los conceptos o ideas; la mosca cazada y muerta, la vida real, los cuerpos, los sentidos)...

5
Contrapongamos a esto, por fin, el modo tan distinto como nosotros (-digo nosotros por cortesía ... ) vemos el problema del error y de la apariencia. En otro tiempo se tomaba la modificación, el cambio, el devenir en general como prueba de apariencia, como signo de que ahí tiene que haber algo que nos induce a error. Hoy, a la inversa, en la exacta medida en que el prejuicio de la razón nos fuerza a asignar unidad, identidad, duración, sustancia, causa, coseidad, ser, nos vemos en cierto modo cogidos en el error, necesitados al error; aun cuando, basándonos en una verificación rigurosa, dentro de nosotros estemos muy seguros de que es ahí donde está el error. Ocurre con esto lo mismo que con los movimientos de una gran constelación: en éstos el error tiene como abogado permanente a nuestro ojo, allí a nuestro lenguaje. Por su génesis el lenguaje pertenece a la época de la forma más rudimentaria de psicología: penetramos en un fetichismo grosero cuando adquirimos consciencia de los presupuestos básicos de la metafísica del lenguaje, dicho con claridad: de la razón. Ese fetichismo ve en todas partes agentes y acciones: cree que la voluntad es la causa en general, cree en el "yo", cree que el yo es un ser, que el yo es una sustancia, y proyecta sobre todas las cosas la creencia en la sustancia-yo -así es como crea el concepto "cosa"... El ser es añadido con el pensamiento, es introducido subrepticiamente en todas partes como causa; del concepto "yo" es del que se sigue, como derivado, el concepto "ser"... Al comienzo está ese grande y funesto error de que la voluntad es algo que produce efectos,- de que la voluntad es una facultad... Hoy sabemos que no es más que una palabra... Mucho más tarde, en un mundo mil veces más ilustrado, llegó a la consciencia de los filósofos, para su sorpresa, la seguridad, la certeza subjetiva en el manejo de las categorías de la razón: ellos sacaron la conclusión de que esas categorías no podían proceder de la empiria, - la empiria entera, decían, está, en efecto, en contradicción con ellas. ¿De dónde proceden, pues? - Y tanto en India como en Grecia se cometió el mismo error: "nosotros tenemos que haber habitado ya alguna vez en un mundo más alto (- en lugar de en un mundo mucho más bajo: ¡lo cual habría sido la verdad! ), nosotros tenemos que haber sido divinos, ¡pues poseemos la razón!"... De hecho, hasta ahora nada ha tenido una fuerza persuasiva más ingenua que el error acerca del ser, tal como fue formulado, por ejemplo, por los eléatas: ¡ese error tiene en favor suyo, en efecto, cada palabra, cada frase que nosotros pronunciamos! -También los adversarios de los eléatas sucumbieron a la seducción de su concepto de ser: entre otros Demócrito, cuando inventó su átomo... La "razón" en el lenguaje: ¡oh, qué vieja hembra engañadora! Temo que no vamos a desembarazarnos de Dios porque continuamos creyendo en la gramática...


Deberíamos empezar marcando en rojo expresiones y términos que son importantes, porque los debemos conocer ya como palabras que emplean los filósofos, o que nosotros tenemos que emplear para entenderlos correctamente a ellos (si nos interesa).

Digamos que lo marcado en rojo nos tiene que llamar la atención, no por el color de la fuente de texto, sino porque nos recuerde argumentos y términos de otros pensadores. En este apartado, en concreto, tenemos que pensar, evidentemente, en Platón y en Descartes. Pero tenemos que saber que Nietzsche argumenta en contra (esto lo digo yo, pero tú no lo escribas en un examen: los filósofos no son abogados que se pelean... porque a veces son peores) de Platón y Descartes, a causa de que éstos son filósofos que se basan en la razón; es decir, en la creencia en la razón...

Y, ¿en qué consiste o en qué se basa la razón -se pregunta Nietzsche, y se responde él mismo en el texto, en este fragmento?

La razón, según Nietzsche la razón es un prejuicio y se constituye a base de prejuicios.

Justo lo contrario de la tesis de Descartes, que sostenía que la razón inspirada en un método era capaz de deshacerse de los prejuicios, creencias infundadas que proceden de la experiencia nuestra, de nuestro aprendizaje, las enseñanzas contradictorias de los maestros, etc.

Pues no, para Nietzsche existe un "prejuicio de la razón", como una especie de adoración religiosa y supersticiosa de la "diosa" razón, como si ésta fuera lo más alto o nos pusiera en contacto con lo más alto y supremo, a través de los conceptos que crea (como los que he marcado en rojo en el fragmento de ahora; ¿localizas los que son?). Como si creyéramos que la razón nos pone en contacto con lo más alto, con lo supremo: las Ideas en Platón, o Dios en Descartes y en muchos otros filósofos, cristianos o no.

Pues no: la razón no nos ponen en contacto con lo superior, con un mundo inteligible y más perfecto que éste, sino que la razón, la inteligencia, se basa en lo más grosero (lo más grueso, lo más basto o rudimentario) que existe, en el lenguaje.

Más que el lenguaje sea grosero, se trata de que creerse el lenguaje, aquello que hablamos o escribimos, sí que constituye una simpleza, una ingenuidad. "Fetichismo" (creencia en fetiches, en ídolos, es el término que emplea Nietzsche).

Es como si pensáramos que todo aquello que decimos con nuestras oraciones simples se corresponde exactamente, punto por punto, con lo que sucede en el mundo realmente... Parece cosa de niños. Para Nietzsche los filósofos son justamente esos niños crédulos...


“El problema del error y de la apariencia”.

¿Qué significa esta expresión de Nietzsche al comienzo del apartado?

No debemos tener dudas al respecto. Se trata de la cuestión que importaba a Descartes y a Platón, en el campo de la teoría, del conocimiento filosófico y científico, y que cada uno pretendía solventar a su modo.
Descartes, en la filosofía moderna, fijándose en el proceder de las matemáticas, de la geometría y el álgebra, para ver si en su manera de deducir, en el riguroso modelo de explicación y conocimiento que nos proporcionan estas ciencias exactas, las matemáticas, se halla un camino o método que puedan valer al espíritu humano (razón, mente, inteligencia, etc.) en el ámbito de la filosofía en general.
Platón, en la filosofía antigua, en Grecia, el lugar de nacimiento de la filosofía, del logos o razón que quiere comprender todas las cosas, el mundo de ahí fuera, de la naturaleza, el cosmos, pero también el mundo de dentro, el de los seres humanos y sus relaciones, su conciencia moral (su corazón, podríamos decir; su “demonio” interior, dice Sócrates).
También Platón, él más que nadie, y por eso Nietzsche ataca justamente la filosofía de Platón: porque es la fundadora, la original, la que proporciona los conceptos que luego van a repetir o con los que van a jugar los demás filósofos, sean más racionalistas o se fijen más en la experiencia de los sentidos (empiristas). Esto es, que Nietzsche considera su obligación de filósofo (aunque él pretende ser un psicólogo o como un médico que diagnostica los males del alma y del cuerpo, de la vida en general, de donde los filósofos se han inventado su conceptos), considera su obligación, digo, ir a la fuente, al lugar original de los errores en las ideas de los filósofos. O sea: Platón (aunque también Sócrates, el maestro amado por Platón).

El primer error está en diferenciar (Platón) una “apariencia” (de los sentidos: el mundo visible, el mundo de la izquierda de la línea, el mundo del interior de la caverna), por un lado, y una “realidad”, por otro. Una “realidad” conocida a través de la razón, de las matemáticas primero y de la filosofía dialéctica finalmente, como se nos dice en el símil de la línea (o sea, el significado de la parte de la derecha), una “realidad” que es la que conoce finalmente el prisionero liberado de las sombras, las ignorancias y las injusticias de la caverna, que sale a la luz del mundo y finalmente ve el sol (quiero decir, el Bien).

No es poca cosa lo que el filósofo conoce al conocer el Bien y el resto de las Ideas que de él proceden y por él se explican (de la misma manera que del sol proceden las cosas naturales y a causa del mismo sol las vemos, según su símil del sol)… No es poca cosa, porque ese conocimiento exhaustivo, pormenorizado, intelectual, de la verdadera realidad, de esa trama o mundo inteligible que conforman las Ideas, es de la mayor utilidad: permite al filósofo que se ha ido formado, educando, instruyendo en ese saber, trasladar a la ciudad, a la política, a la sociedad de los seres humanos, todo ese conocimiento del Bien y de los justo que ha ganado teóricamente. De manera que en la práctica ese bien y justicia se convierten en virtudes concretas de todos y cada uno de los componentes del estado ideal platónico, de su utopía soñada: trabajadores moderados, que no se dejan llevar por sus deseos sensuales, militares valerosos, guardando el orden de la ciudad prescrito por los sabios y prudentes gobernantes de esta ciudad ideal…

Piensa que esa misma exactitud que Platón quiere para su ciudad perfecta (da igual que nosotros, ciudadanos de democracias parlamentarias avanzados, conozcamos por experiencia histórica que las ciudades perfectas no lo son), es la que Descartes quiere para edificar de nueva planta la ciencia, y que él también ordena la sabiduría, buscando armonizar sus partes.

Las raíces de ese “árbol de la sabiduría” están en la metafísica, según Descartes. Es decir, en esa filosofía fundamental y primera que Descartes nos dispone en la parte IV de su Discurso del método: conocimiento indudable de que yo, mi ala, existo (porque pienso, porque dudo, y así veo con claridad y evidencia, sin lugar a dudas, que yo soy o existo); conocimiento, después, de que Dios existe, causa de la perfección e infinitud de su idea, que yo tengo de manera innata en mi mente, pero que yo no he podido crear, dada mi imperfección; conocimiento, finalmente, de que el mundo exterior, material, de los cuerpos y los movimientos, existe, a causa de que Dios, perfecto, infinito, bondadoso, no ha de engañarme. Etc.

Todo queda tan ordenado por Descartes que hasta se produce un “círculo vicioso”: a causa de que mi razón es capaz de obtener evidencias, verdades dotadas de claridad y distinción, es por lo que puedo llegar al conocimiento de Dios, que, a su turno, me obliga a “dar la vuelta”, a girar en mi pensamiento: porque Él es el avalista o asegurador de que mi mente sea capaz de ideas claras y distintas…
¿Y Kant qué?
Aparte del hecho que la cuestión de la exactitud filosófica y científica representa una cuestión básica para la filosofía kantiana, está el hecho de que en el texto hemos visto, que pertenece a una obra sobre filosofía moral (Fundamentación de la metafísica de las costumbres), se da esa misma tendencia a buscar realidades y cosas exactas, ahora en el terreno de la moral, de la razón no teórica, sino práctica. O sea, en el terreno del funcionamiento de la inteligencia de los seres humanos, de cara a fijar las reglas por las que se ha de regir su conciencia para alcanzar normas de convivencia ajustadas…

También en el terreno de la moral importa alcanzar un método, algún procedimiento que nos lleve a “realidades”, que nos haga salir de las “apariencias”, también en este campo…

Lo que pasa es que en este campo de la moral todos participamos, todos debemos participar ( si no, mal vamos; seríamos seres asociales, incapaces de convivir). Todos tenemos una idea más o menos clara de lo que es ir con buena voluntad en nuestros asuntos y relaciones. No nos solemos engañar al respecto, aunque queramos engañar a los demás. Pero a nuestra conciencia no la engañamos. Porque en esa misma conciencia moral está la realidad de la moral. Pues esa conciencia consiste, finalmente, en que seamos capaces de proyectar nuestras reglas de conducta (nuestras máximas, dice Kant) hacia lo general: universalizarlas como si fueran leyes de la naturaleza física, como esa de Newton que formula cómo gravitan entre sí dos cuerpos cualesquiera.

Esto es, que las leyes morales, una vez que lo son, una vez que hemos sometido nuestras máximas, o reglas de comportamiento particulares al test de universalidad (“Actúa de tal manera que pudieras convertir la máxima de tu voluntad en una ley universal de la naturaleza)”, son universales, se aplican a todos los seres humanos, racionales, se aplican por igual, son objetivas, y son necesarias, no hay excepciones.

Son “imperativos categóricos”, obligaciones incondicionales, mandatos sin excusas. Proceden esas reglas de la razón: pues la razón las ha sometido a su test de prueba; igual que el método de Descartes somete a las creencias depositadas en nuestra mente por la educación, la experiencia, las tradiciones, etc. A la prueba de la evidencia, al criterio de verdad que en su primera regla nos explica cómo debemos diferenciar entre la “apariencia” de verdad y la verdad que es “realidad”.

Que las leyes morales sean asimilables a leyes físicas, como la ley de gravitación universal de Newton, que sean asimilables a fórmulas descarnadas que sirven para cuerpos materiales, no significa que los seres humanos seamos “fórmulas”. Pues la ley moral, acaba señalando Kant en el texto de la Fundamentación… nos representamos a nosotros mismos, y nos tenemos unos a otros, como algo más y algo diferente a cosas que tiene un valor de cambio, que pueden ser cambiadas unas por otras en el mercado, que pueden ser tasadas en dinero.

No. Sostiene Kant que los seres humanos, los seres racionales, en general, nos hacemos la idea en nuestra conciencia de que somos algo más que cosas. Somos personas, seres dotados de dignidad, que la exigen para sí y que la tienen que respetar en otros, si es que la ley moral tiene algún sentido, si tenemos claro lo que significa humanidad.

En ese sentido, en el de que somos personas, dotadas de una dignidad, que es como la frontera de un país irrebasable e inviolable, está el fundamento real de las leyes morales, la carne y la sangre diríamos, de la fórmula de la universalidad, del imperativo categórico, de los deberes de conciencia y de nuestras ideas de lo que está bien y mal y cómo debemos conducirnos.

El fundamento de nuestra dignidad y valor sin precio nos lleva a formular de otra manera, sin decir algo distinto, el imperativo categórico: “Actúa del manera que uses de tu humanidad, en tu persona y en la de cualquier otro, no solamente como un medio, sino siempre y al mismo tiempo como un fin”. Esto es, que el aprovechamiento de nuestros cuerpos físicos (en el trabajo y en la sexualidad) queda justificado en la manera en que se limite: en la idea de que siempre hay un límite impuesto por la dignidad racional. Trabajo, si. Esclavitud, no.

[Sé que me he extralimitado, que me he ido de Nietzsche a muchos otros sitios, y finalmente y en especial a Kant. Pero: a) Kant entra en el próximo examen y pienso que lo que he escrito puedo ser útil y que había dicho que iba a escribir algo. Aquí está. B) no me he ido de ninguna manera de la expresión de Nietzsche que entrecomillé al principio, sobre la diferencia entre “apariencia” y “realidad”. Sino que he ido concretando como se manifiesta en diferentes filósofos. En Kant está claro que la “apariencia” pertenece a nuestras “inclinaciones” (deseos, tendencias, gustos, sentimientos, etc.) particulares, subjetivas. La ley moral, racional, objetiva, el imperativo categórico y todos esos conceptos relacionados representan la “realidad” moral. Me queda explicar por qué Nietzsche denuncia radicalmente esa diferencia que establecen los filósofos racionalistas entre “apariencia” y "realidad”. Lo dejo para después. De momento sólo digo que los filósofos han sido unos negadores del cuerpo y sus sentidos, unos rencorosos, unos vengativos y unos inmorales (con el cuerpo).]

6
Se me estará agradecido si condenso un conocimiento tan esencial, tan nuevo, en cuatro tesis: así facilito la comprensión, así provoco la contradicción.

Primera tesis. Las razones por las que "este" mundo ha sido calificado de aparente fundamentan, antes bien, su realidad, -otra especie distinta de realidad es absolutamente indemostrable.

Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al "ser verdadero" de las cosas son los signos distintivos del no-ser, de la nada, -a base de ponerlo en contradicción con el mundo real es como se ha construido el "mundo verdadero": un mundo aparente de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico-moral.

Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de "otro" mundo distinto de éste no tiene sentido, presuponiendo que no domine en nosotros un instinto de calumnia, de empequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomamos venganza de la vida con la fantasmagoría de "otra" vida distinta de ésta, "mejor" que ésta.

Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo "verdadero" y en un mundo "aparente", ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en última instancia, un cristiano alevoso), es únicamente una sugestión de la décadence, -un síntoma de vida descendente... El hecho de que el artista estime más la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues "la apariencia" significa aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida... El artista trágico no es un pesimista, -dice precisamente sí incluso a todo lo problemático y terrible, es dionisíaco...


“Un conocimiento tan esencial”, empieza escribiendo Nietzsche en este apartado final que recapitula todo lo que ha ido sosteniendo anteriormente. Ese conocimiento tan esencial consiste en la denuncia de todas las ideas y valores que la filosofía anterior ha ido poniendo como fundamentales.

Considera Nietzsche que estos valores e ideas de la filosofía pasada implican una anulación de la realidad, la negación de la vida. Del cambio, de la historia. Esto lo denomina Nietzsche NIHILISMO (del latín “nihil” = nada), porque es la conversión de la vida, de la fuerza, de la alegría, en nada.

Los filósofos y sacerdotes han sido los que se han encargado de romper o anular la vida, inventándose conceptos de un mundo que ellos sostienen que es más verdadero que este mundo sensible (“de la caverna”, diría Platón, que es el gran denunciado por las críticas de Nietzsche, pero no el único).

Quien niega esta vida de carne y hueso, de alegría y de dolor (pues Nietzsche no está sosteniendo algo tan ingenuo como que la vida sea una sucesión optimista de fenómenos positivos), esta realidad en perpetuo cambio, que solamente a través de los ojos podemos conocer (a través de los ojos, a través de los sentidos en general; recordemos el aprecio que le tiene Nietzsche a la nariz, por la capacidad de ésta de detectar los malos olores que vienen de los conceptos muertos de los filósofos)… quien niega todo esto es que vive en sí una vida enferma, que no le satisface y que por eso tiene que inventarse otras vidas y mundos más verdaderas, un mundo imaginario de almas aparte del cuerpo y de ideas aparte de las cosas materiales (como en Platón, pero también como el cristianismo, pues Nietzsche sostiene que el cristianismo es “platonismo para el pueblo”, una filosofía ajustada a cabezas poco sutiles).

Se trata, el filósofo o el religioso, de personas debilitadas, decadentes, que han olvidado lo fundamental de la realidad, que ésta es VOLUNTAD DE PODER.

O sea, que la realidad consiste en una tendencia constante a la superación, a ir más allá, más allá pero no fuera del mundo, sino en éste… A esta vida, a esta “voluntad de poder” hay que afirmarla, hay que decirle sí a todo, querer que todo volviera a repetirse de nuevo.

Es la idea del ETERNO RETORNO, que Nietzsche defiende como una de sus doctrinas fundamentales, y que es lo que correspondería a seres que fueran capaces de ir más allá de las ideas de los filósofos y de las religiones. El “eterno retorno” representa, por lo tanto, el ideal ético del SUPERHOMBRE, no del hombre decadente. Ahí está el sentido aristocrático de Nietzsche, no en que sea un antecedente de Hitler…

Por eso, porque no hay más que este mundo, es por lo que Nietzsche argumenta que no existe un “mundo aparente” (éste, el material, el de los sentidos, el del cambio, etc.), enfrentado a un “mundo verdadero” (el de las ideas, el de los filósofos) que se conoce con la inteligencia.

No. Este mundo de la inteligencia, inteligible, conceptual, ideal, etc. no existe, no es nada más que una ficción, una invención que se basa en una creencia (cosa de religiosos) en el lenguaje, en que las palabras son la realidad.

(Tan ingenuo como si nos creemos que el sujeto de una oración y el nombre que hay como núcleo del sujeto se corresponde con exactitud a una realidad, a una sustancia… Pues no, esto sería ingenuo, puesto que sabemos que la realidad es científicamente algo más complejo; que hay átomos y todo eso.)

Las palabras son metáforas para Nietzsche, no son etiquetas exactas, científicas, matemáticas, sino aproximaciones que nos sirven, que sirven a la vida. Y según sea la vida, esas palabras darán lugar a unos conceptos o a otros… En el caso de una vida decadente, de una forma vital que niega la vida, los conceptos son esos de los filósofos, un conjunto de ideas que esos mismos filósofos sostienen que son el mundo verdadero (Bien, Belleza, Justicia, Dios, etc.).

Para nada… Para Nietzsche son “ídolos” cuyo “crepúsculo” (no el de la mañana, sino el de la tarde, el del ocaso) ha llegado.

19 abril 2010

HISTORIA DE LA FILOSOFIA, 2º BACH

PARA ENTENDER A LOCKE, CONTEXTO

 (SIGO)

Entonces, con tantos cambios como se producen en la época moderna, del siglo XV en adelante, no es extraño que las antiguas "cosas" seguras que tenía la humanidad caigan derribadas, como estatuas de barro. Así, el geocentrismo cae, barrido por un nuevo concepto del mundo (el heliocentrismo de Copérnico y la Física matemática tal como la conocemos). Por ejemplo, no se puede entender lo que significa Descartes si no es a causa de la crisis en que entran las ciencias y los saberes que han ido pasando desde el mundo griego antiguo a la edad media. Lo único que se salva, al decir de Descartes, es la matemática. Ahí se encuentra el máximo de rigor, y el mínimo de prejuicios, el mínimo de creencias no demostradas.

Si en la ciencia hay esa crisis (ya digo que el Discurso del método de descartes es un intento de responder a esa crisis mirando en la matemática como el lugar en donde se pueden hallar reglas para superar la crisis, la duda, etc.), pues en el tema de la política, de la organización del estado no ocurre nada diferente. Ya no se piensa que los seres humanos seran animales políticos por naturaleza (mundo griego antiguo), ni que la religión baste para proponer un orden político (como había pasado en el mundo medieval).

Así que: de la misma manera que es la inteligencia matemática de los individuos la que, sirviéndose de las reglas del método, tienen que encontrar por su cuenta las verdades en la ciencia y en la filosofía (como sucede en Descartes), en el campo de la política son los mismo individuos los que tienen que servirse de su razón natural, viendo lo que les conviene, para establecer un contrato o pacto social que permita la convivencia y que les sirva a todos los individuos humanos para obtener beneficios. Estos beneficios, que a nosotros nos parecen evidentes, no lo eran tanto en una época tan convulsa, tan difícil, como aquella que le tocó vivir a Locke, y a Descartes.

Es decir, que en esa época (siglos XVI y XVII) no se puede decir que hubiera ni paz, ni seguridad, ni oportunidades para las libertades individuales de pensamiento, de expresión, políticas, etc. Si se hace un contrato, si los individuos burgueses propietarios (no tenían que ser grandes propietarios) se comprometen, según Locke, a entrar a formar parte de una sociedad es porque, evidentemente, ven que ahí pueden obtener un bienestar y una felicidad mayor que si siguieran cada uno trabajando por su cuenta. Es decir, que a cambio de aceptar el gobierno, el estado y los poderes en que se divide, se obtiene un beneficio y una utilidad mayor que dejándose guiar por la libertad natural, por el Estado de naturaleza.

Locke no resulta tan pesimista como su antecesor Thomas Hobbes, que consideraba que la ambición de todos y cada uno de los seres humanos les llevaría a la destrucción mutua y a un estado de guerra perpetua. En el tiempo de Locke la situación para los burgueses se había tranquilizado algo (por lo menos en Inglaterra). Pero Locke no era tan ingenuo: suponía que si las personas se dejaran llegar por sus tendencias naturales podrían surgir conflictos entre ellas. Que si cada uno se pusiera por su cuenta a ejercer sus derechos (su poder de jurisdicción) entonces se podrían producir colisiones de un individuos con otros.

Entonces... ahí viene la solución de Locke: se pacta formar parte de una sociedad civil, de una comunidad, de un estado, etc. (se trata de expresiones casi sinónimas). Así se renuncia a la libertad natural, se acatan las leyes, pero no se renuncia a los derechos a la vida, a la libertad, a la economía y el trabajo. Puestos que son estos mismos derechos los que se ven beneficiados por el hecho de que consintamos todos en seguir una norma (en lugar de hacer cada uno la guerra por su cuenta, nunca mejor dicho)...

18 abril 2010

HISTORIA DE LA FILOSOFIA, 2º BACH

PARA ENTENDER A LOCKE, CONTEXTO


Veamos si soy capaz de aclararlo En el mundo antiguo, clásico, en el mundo de los griegos se entiende que los seres humanos son sociales por naturaleza. Se entiende que no puede imaginarse a los seres humanos al margen de una sociedad y de sus normas. Los hombres viven unos con otros, desarrollando en esa vida en comunidad sus derechos y obligaciones. Hasta tal punto que podría decirse que las personas no se pueden pensar como individuos fuera de la sociedad. El hombre, dirán los filósofos, es un animal político: un ser al que su inteligencia y lenguaje, su razón o logos, le sirve fundamentalmente para conocer lo que está bien y mal, y convivir con otros. Esto es, que si hay una felicidad posible para los seres humanos en esta vida esa felicidad tiene que pasar necesariamente por la convivencia social, política, por la condición de ciudadano (de más está decir que el papel de las mujeres no pasaba por la participación política; el de los esclavos, tampoco; ni el de los extranjeros). Cuando llega el Cristianismo, la cosa cambia, pero no se puede decir que el cambio sea radical. En el sentido de que la vida de los seres humanos sigue estando condicionada a la vida de la comunidad. Aunque ahora se trata de los seguidores de Cristo, de su vida, de las personas que le toman como ejemplo (de la Iglesia = que significa Asamblea; y que no tiene intención, en principio, de excluir a mujeres, extranjeros o esclavos). Así seguirá siendo durante la Edad Media. La situación en el mundo medieval no es sencilla: por una parte están los Estados políticos, más o menos nacionales, o regionales, con sus leyes dictadas por los reyes de turno; por otro, la Cristiandad, con la obediencia al papa, que es el vicario de Cristo. A>l inicio de la época moderna esta convivencia de religión y política se va a volver imposible por muy diversas razones. Diré dos solamente: la Cristiandad se rompe, con la Reforma protestante de Lutero, Calvino y otros. Quiere decir que los cristianos no obedecen ya a un solo señor espiritual, el papa de Roma. De hecho, Inglaterra funda su propia Iglesia, en la que el monarca del estado es a la vez la máxima autoridad religiosa. Por otra parte, surgen muchos de los grandes Estados nacionales, o se consolida, tal y como los conocemos ahora. España, sin ir más lejos. En estos grandes Estados, la forma política será de una forma natural el Absolutismo, esto es, el poder político, sin división de poderes, en manos del Monarca, acabando con el poder territorial y militar que tuvieron en la Edad Media los señores feudales…

Se va a llegar a una situación en que de ninguna manera parece que el lugar natural de los seres humanos sea la política. Los Estados que van surgiendo son demasiado grandes y complejos como para creerlo así. Aparte de que los momentos críticos no llevan a las gentes a pensar que su felicidad está en participar en la comunidad política. No se debe olvidar que también nos encontramos, al inicio de la edad moderna, con otros hechos fundamentales como el surgimiento de la revolución científica, los grandes descubrimientos, los primeros pasos de la economía capitalista tal y como la conocemos…

16 abril 2010

HISTORIA DE LA FILOSOFIA, 2º BACH, EXAMEN DEL MARTES PLATON + LOCKE

1. Vocabulario de Locke.
2. Resumen del texto de Locke.
3. Para la relación con Platón:

a) se debe plantear la relación (concepto del hombre en uno y otro filósofo; concepto del estado en uno y otro filósofo);

b) explicación de la teoría del conocimiento y la realidad en Platón: puesto que el filósofo-gobernante debe conocer la verdadera realidad: la Idea del Bien y la justicia consiguiente (puedes contar el símil de la línea; o el mito de la caverna, bien interpretado).


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Para el resumen del texto de Locke:

Seguiré.

Sigo:

En forma de preguntas que debes responder con el texto delante:

1. ¿Cómo surge la sociedad del estado de naturaleza?
2. ¿Para qué sirve la sociedad civil? ¿Qué ventajas se obtienen?
3. Los hombres se ligan a una sociedad porque prestan su consentimiento... (contrato social).
4. La sociedad funciona cuando se impone la voluntad de la mayoría...
5. El que ha pactado o acordado (consentimiento, contrato) integrarse a una sociedad, se obliga a cumplir las normas que se acuerdan...
6. Los poderes (legislativo, ejecutivo, federativo). sus caracterísiticas y funciones.

Lo mejor es que vayas haciendo el resumen con el texto delante. Pero eso no quita que puedas mirar webs o blogs de Filosofía.

A vuestra disposición. Consultad lo que queráis.

08 abril 2010

OTRO COMENTARIO DE NIETZSCHE, HISTORIA DE LA Fª, 2º BACH

Pincha aquí.

Por los antecedentes, me parece un comentario (y un blog de filosofía) muy recomendable.

HISTORIA DE LA FILOSOFIA, 2º BACHILLERATO, TEXTO DE NIETZSCHE


oS PONGO LOS TRES PRIMEROS APARTADOS DEL TEXTO DE nIETZSCHE, EL TEXTO EN LETRA MÁS PEQUEÑA QUE EL COMENTARIO QUE YO HE HECHO. sE TRATA DE UN MATERIAL QUE PUSE EL AÑO PASADO. dESPÚES PONDRÉ LOS RESTANTES APARTADOS.

cONVIENE QUE VAYAS LEYENDO TODO ESTO...

NIETZSCHE, F:
El crepúsculo de los ídolos. (Trad. A. Sánchez Pascual). Ed. Alianza.
Madrid. 1979, pp.45-50.
‘La "razón" en la filosofía’

1
Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?... Por ejemplo, su falta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su egipticismo. Ellos creen otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni [desde la perspectiva de lo eterno], cuando hacen de ella una momia. Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras de los conceptos, cuando adoran, - se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran. La muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones, - incluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene no es... Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo que es. Mas como no pueden apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les retiene. "Tiene que haber una ilusión, un engaño en el hecho de que no percibamos lo que es: ¿dónde se esconde el engañador? - "Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad! Estos sentidos, que también en otros aspectos son tan inmorales, nos engañan acerca del mundo verdadero. Moraleja: deshacerse del engaño de los sentidos, del devenir, de la historia [Historie], de la mentira, - la historia no es más que fe en los sentidos, fe en la mentira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el resto de la humanidad: todo él es "pueblo". ¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono-teísmo con una mímica de sepulturero! - ¡Y, sobre todo, fuera el cuerpo, esa lamentable idée fixe [idea fija] de los sentidos!, ¡sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado, incluso imposible, aun cuando es lo bastante insolente para comportarse como si fuera real! ... "


“El crepúsculo de los ídolos”: éste es el título del libro de F. Nietzsche al que pertenece el capítulo que leemos, y que se titula, a su vez, “La razón en la filosofía”.

El crepúsculo es el ocaso, el final del día, cuando el sol se retira y viene la noche... Un asunto muy poético y hasta romántico. (También el crepúsculo es el alba, el inicio del día; pero esto es otra cuestión... Lo veremos.)

Lo que sucede es que hay que interpretar metafóricamente el título del libro... Lo cual a nosotros no nos tiene que resultar tan complicado, si nos acordamos de que Platón establecía comparaciones, analogías, símiles, que contaba historias y mitos, etc.

Así, por ejemplo, el sol era identificado con el Bien, porque era comparable el papel que jugaban, uno en el mundo físico y el otro en el mundo inteligible...

Entonces, cuando Nietzsche titula su libro “Crepúsculo... “, hay que pensar en que algo así como que el sol se pone... pero hay que interpretarlo figuradamente: lo que se pone realmente, las que dejan de funcionar, son esas mismas Ideas que a lo largo de toda la historia de la filosofía y de la cultura habían representado el centro y el objetivo de la mirada intelectual, la meta del conocimiento racional, de la moral, y hasta de la religión.

Es a esto a lo que se refiere la segunda parte del título del libro de Nietzsche (“... de los ídolos”). Los tales “ídolos” son nada más y nada menos que esa Ideas centrales, como el Bien de Platón, la Belleza, la Justicia; pero también el Pensamiento de Descartes (el yo pienso, luego yo soy o yo existo), y en general cualquier Idea de Realidad última, de Sustancia o de Ser Perfecto.

Como ese mismo Dios que es una sustancia o Cosa Infinita en Descartes, tan perfecta que si la tenemos en nosotros, en nuestra mente, como parte del conjunto mental de nuestras ideas, nosotros no la hemos podido crear, puesto que no somos proporcionados a su grandeza; a la vez que se ve con evidencia y verdad que esa Idea de Dios o del Ser Perfecto existe; y que sería contradictorio que se nos ocurriera imaginar que fuera la Idea de algo irreal o inexistente, que fuera nada (vayamos al texto de Descartes; allí lo podemos ver)...

Tampoco tiene sentido (o sea, que corresponde a una idolatría, a una adoración de “ídolos”) el concepto de una razón práctica o razón moral, como esa buena voluntad de Kant que está centrada en el cumplimiento del deber por el deber y en el respeto a la ley moral; es decir, en ajustar las máximas o reglas privadas de conducta al test del Imperativo categórico, esa forma o fórmula de mandato o mandamiento moral, que te pide que obres como si tu conducta tuviera que volverse ley universal, similar o asimilable a las reglas de la naturaleza que rigen el comportamiento de los cuerpos materiales (pensemos en ese gran sistema de la ciencia moderna que es la física de Isaac Newton, en cómo unifica la naturaleza en torno a una gran Ley)...

Parece que nos estamos yendo del texto de Nietzsche, de las palabras literales de Nietzsche... Pero realmente no es así. Lo que ocurre es que la filosofía de Nietzsche se construye a contracorriente o en oposición a todas las ideas, categorías o conceptos de la filosofía anterior.

Es una filosofía que desmonta o deconstruye todos los sistemas anteriores. Esto no se hace por capricho, evidentemente, sino basándose en un fallo de toda esa filosofía anterior, en el hecho de que había olvidado (así lo considera Nietzsche), nada más y nada menos que la Vida, y la forma móvil y conflictiva y cambiante que tiene esa misma vida...

Al contrario de lo que han ido haciendo los filósofos, que como no podían controlar ese devenir, es decir, esa condición cambiante o fugitiva de la realidad, llegaban a sostener nada menos que ese mundo físico, sensible, material, vital, etc. no es la verdadera realidad; sino que esa realidad únicamente está en las Ideas, es decir, en lo que el pensamiento es capaz de pensar, haciendo ver que esos pensamientos forman lo que Platón denominaba un Mundo Inteligible, que es más real que éste que vemos y vivimos. Es decir, que tenemos que salir de la caverna para ver la verdadera realidad y ajustar nuestra conducta a ella.

Lo que ocurre es que así nos olvidamos de la vida, y en vez de ver la realidad como es, pues nos estamos inventando otro mundo, sostiene Nietzsche.

Esto es lo que ha hecho la “razón en la filosofía” (es el título del capítulo de Nietzsche que leemos): inventarse sistemas de conceptos, como telas de araña que matan la realidad, que es lo que hacen las arañas con lo que apresan: inmovilizar y matar. También se puede decir que los filósofos, tan racionalistas ellos, se comportan como sepultureros (enterrando la vida), o como momificadores, embalsamadores, taxidermistas... sustituyendo la vida viva por un pálido reflejo que se le parece, pero que no lo es...sustituyendo lo vivo por lo muerto..

2

Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito. Mientras que el resto del pueblo de los filósofos rechazaba el testimonio de los sentidos porque éstos mostraban pluralidad y modificación, él rechazó su testimonio porque mostraban las cosas como si tuviesen duración y unidad. También Heráclito fue injusto con los sentidos. Estos no mienten ni del modo como creen los eléatas ni del modo como creía él, - no mienten de ninguna manera. Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que introduce la mentira, por ejemplo la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia, de la duración... La "razón" es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los sentidos no mienten... Pero Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. El mundo "aparente" es el único: el "mundo verdadero" no es más que un añadido mentiroso...

Se mienta el nombre de Heráclito (el filósofo del "todo fluye"; el filósofo que mantiene la opinión de que la realidad consiste en cambio, en continua creación y destrucción; la doctrina de que la armonía surge nada más que del conflicto).

Se opone su nombre al "resto del pueblo de los filósofos". Observa ya que esto representa una total falta de respeto de Nietzsche (que había estudiado Filología Clásica) por el sentimiento de casta, normalmente aristocrático y antiplebeyo, de los filósofos.

Por ejemplo:

Platón predicaba el ideal del filósofo-rey, del gobernante-sabio y del sabio-gobernante. Nada democrático. Tampoco se manifiesta democrático Descartes con ese camino ("método") que él recomienda para su mente y no para otras... pero se excusa diciendo que lo hace porque no le convencen las opiniones que han ido imbuyendo en su experiencia propia los demás maestros. Es decir, que pone su mente (metódica, esto sí; sometida a reglas simples y fáciles) por encima de la pluralidad de las voces, aunque sean maestros. Esto tampoco es muy democrático.

Entonces lo que hace Nietzsche es asestar una bofetada en el orgullo de los filósofos (de la filosofía), y señalarles que de aristocráticos no tienen nada: que son una masa y despreciable.

¿Por qué lo hace?

La respuesta está en lo que viene después del nombre de Heráclito (venerado por Nietzsche, aunque no diga Nietzsche que Heráclito no se equivoca, porque también escribe que se equivoca): los filósofos rechazan lo que muestran los sentidos. Justamente lo que empieza haciendo Platón.

Lo que Nietzsche quiere apuntar es que los filósofos rechazan ese cuerpo al que pertenecen los sentidos. Es decir, no solamente que los sentidos yerran y no nos manifiestan la verdad, sino que el cuerpo peca y nos aparta (con sus inclinaciones) de esa "buena voluntad" que era lo mismo que el deber y la ley moral para Kant. (Aunque Kant no era nada ingenuo: escribía que la voluntad de un ser humano no es santa, ni pura ni perfectamente racional.)

Ahora bien, rechazar el cuerpo equivale para Nietzsche a rechazar la vida (recordemos la "mímica de sepultureros" del primer parágrafo). A rechazar la vida tal y como se presenta: racional pero también ingenua; alegre, aunque también peligrosa; hecha de satisfacciones y felicidad, y también de dolor, destrucción y muerte. De armonía, y asimismo de conflicto. Afirmar la vida tal como se da, en eso consiste el "evangelio" de Nietzsche, la "buena nueva" que él pronuncia frente a todo lo que han sostenido los componentes del pueblo de los filósofos...

Nietzsche dice sí a la naturaleza. Es "naturalista". Los filósofos habían sido "sobrenaturalistas". En suma, los filósofos han mirado hacia lo sobrenatural, han sido espíritus religiosos, como los sacerdotes.

O sea: que tampoco han sido tan racionales, puesto que la religión se basa en la fe, en una creencia sin fundamentos firmes. En suma: ni aristocráticos ni racionales. Parece que los filósofos no se han conocido a sí mismos de una manera adecuada, que no han alcanzado la verdad acerca de su propia condición, a pesar de su inteligencia. Les ha faltado espejo, Nietsche se lo facilita y no son nada bellos. ¿Qué se esperaban?

3

¡Y qué sutiles instrumentos de observación tenemos en nuestros sentidos! Esa nariz, por ejemplo de la que ningún filósofo ha hablado todavía con veneración y gratitud, es hasta este momento incluso el más delicado de los instrumentos que están a nuestra disposición: es capaz de registrar incluso diferencias mínimas de movimiento que ni siquiera el espectroscopio registra. Hoy nosotros poseemos ciencia exactamente en la medida en que nos hemos decidido a aceptar el testimonio de los sentidos, -en que hemos aprendido a seguir aguzándolos, armándolos, pensándolos hasta el final. El resto es un aborto y todavía-no-ciencia: quiero decir, metafísica, teología, psicología, teoría del conocimiento. 0 ciencia formal, teoría de los signos: como la lógica, y esa lógica aplicada, la matemática. En ellas la realidad no llega a aparecer, ni siquiera como problema; y tampoco como la cuestión de qué valor tiene en general ese convencionalismo de signos que es la lógica.-

Vayamos por partes:

a) En este párrafo Nietzsche sigue concretando su crítica a los filósofos y las filosofías anteriores, tal y como ha ido haciendo en los dos párrafos anteriores. Los filósofos, ha sostenido Nietzsche, se olvidan de la vida, atentan contra los derechos de la vida, de la naturaleza… Así que se comportan como si fueran sepultureros o momificadores. Por esa razón emplea Nietzsche la palabra “egipticismo” en el primer párrafo. Los egipcios embalsamaban cuerpos, y así se creían que iban a eternizar la vida. Pero eso que encerraban en las tumbas, como si éstas fueran palacios, no era más que un cuerpo muerto; no la vida viva, sino una apariencia de vida, algo totalmente falso. Esto es lo que han ido haciendo los filósofos racionalistas, aquellos filósofos que ponen la razón y la inteligencia por encima del cuerpo, y de los sentidos que constituyen el cuerpo y que nos ponen en relación, y hasta en comunión, con otros seres, con el mundo exterior… Así han valorado la inteligencia, por encima de todo, pensadores como Platón, Descartes, Kant y muchos más.
b) Los filósofos que además han sido creyentes firmes en su religión, éstos se han olvidado doblemente de la vida. Así, para los cristianos, denunciados una y otra vez por Nietzsche en su obra filosófica, sostienen que este mundo y esta vida no es la verdadera, que la tierra no es la verdad, sino que la verdad está en otra parte, en un Reino de los Cielos, en un mundo aparte que no tiene nada que ver con éste. Aunque se parece desde luego al mundo inteligible que decía Platón, y que para Platón era el lugar verdadero donde estaban las almas, la parte más valiosa del hombre, la que era inmortal… No es raro: el cristianismo es un platonismo para el pueblo, al decir de Nietzsche…
c) Si los filósofos han sido tan “racionalistas”, tan “adoradores” de la razón, lo cual significa que se han conducido como unos creyentes cualesquiera (que no razonan sus creencias, su fe), aunque ellos sostengan que no (pero ellos han creído en la razón, ¿no?)… si la filosofía a lo largo de la historia se ha comportado (a esta manera de ser Nietzsche la denomina “idiosincrasia”) de este modo anti-natural, despreciando el cuerpo y los sentidos, pues entonces, mantiene Nietzsche, habrá que devolverle al cuerpos sus derechos, empezando por los sentidos…
d) Esta nueva evaluación positiva de los sentidos es la que hace Nietzsche en el párrafo que he reproducido arriba del texto, que es el párrafo tercero del capítulo que debemos leer, analizar y estudiar. Y Nietzsche se va directamente al extremo, hacia uno de los sentidos que parece menos humano: el olfato. Cosa de perros, de filósofos “cínicos”. Nietzsche no se dirige a la vista ni al oído, que al fin y al cabo han sido unos sentidos relativamente privilegiados y prestigiosos en la tradición intelectual: la vista es el ejemplo que pone Platón en su símil del sol para explicar el Bien, y Platón escribe que no son poca cosa ni la vista ni el sol; el oído, dentro de la historia del cristianismo, es fundamental en la institución de la confesión, esa práctica en la cual el creyente desnuda el alma para confesar sus faltas (pecados) y que Dios le haga ser de nuevo puro cuando cumpla la penitencia marcada. No. Nietzsche empieza por el olfato; del cual dice que es más fiable que un instrumento científico de precisión, como el espectroscopio. Habrá que pensar que si ese olfato es tan útil para el conocimiento, como da a entender Nietzsche, será capaz de detectar no solamente lo que huele bien, sino también lo que huele mal, la corrupción y la enfermedad.
e) Pues de eso se trata, nos comunica Nietzsche: de que la tradición filosófica apesta: no en vano se entretiene con muertos, aunque sean conceptuales. O sea: que la razón que produce conceptos, o que los descubre, la razón que produce las ciencias exactas como son la matemática y la lógica, lo que está haciendo es acabar con lo que la vida tiene de más real, que es aquello que nos manifiestan los sentidos y los cuerpos: el movimiento, el cambio, la alegría y el dolor, etc. Es decir, este mundo… no el otro que se inventan los filósofos y los sacerdotes, que para Nietzsche son lo mismo: gentes débiles, resentidas, plebeyas…

FILOSOFIA 1º BACHILLERATO

Prueba "de evaluación", p. 90 del material---

Para buscar la información: Internet o libro; el libro suele ser más rápido.

(Una hora; frases breves e información adecuada, en cantidad y calidad.)

05 abril 2010

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA, 2º BACHILLERATO

¿Empezamos con Nietzsche?

Sí, empezamos...

Y terminamos con Locke...

Los dos se contraponen a Platón: Locke como teórico de la política, y Nietzsche como teórico del conocimiento...

Tenemos que estudiarnos todo Platón de nuevo para efectuar las comparaciones...

El curso se acaba...

A vuestra disposición.

***

Otros van más avanzados que yo. ¿Tengo yo toda la culpa? Bueno... Si piensas que sí, es que no has acabado de comprender: porque en la vida la culpa puede ser de los demás, pero la responsabilidad es de uno mismo, quieras o no quieras.

Pero esto que enlazo seguro que es útil.