17 junio 2013

HISTORIA DE LA FILOSOFIA, 2º BACH, SELECTIVIDAD

Reitero. Las relaciones entre planteamientos filosóficos normalmente se hacen comparando dos filósofos que están en la misma línea. En ese caso, no es nada difícil relacionar, por semejanza o por diferencia a los racionalistas (Platón, Descartes) y los vitalistas (Nietzsche, Ortega). Esto son etiquetas nada más, pero que tenemos que respetar en un examen y ceñirnos a un orden. 

Ahora bien, y es un caso especial, podemos establecer una relación entre lo que sostienen Platón en el mito de la caverna y Kant en su texto Qué es la Ilustración? Si se plantea la relación con la filosofía de Kant (el texto acerca de la ilustración) debe justificarse debidamente. 

La relación de Kant con Locke ya la he hecho yo en el blog. En cuanto a la relación de Kant con Platón tampoco habría problema. Se puede escribir algo así al comienzo, para justificarla:
Es posible establecer una relación de semejanza entre el planteamiento moderno de Kant acerca de la ilustración y la minoría de edad, y el planteamiento político de Platón, en la Antigüedad, tomando como imagen señalada lo que escribe el filósofo griego acerca de los prisioneros de la caverna.
A partir de ahí se cuenta la filosofía platónica, empezando por el mito de la caverna. Diciendo después lo que son las ideas para Platón (sin extenderse en los otros símiles, pues se trata de comparar sus planteamientos ético-políticos), y añadiendo que Platón orienta su teoría de las ideas a la formación del filósofo para la política. Luego se explican las partes del Estado y los regímenes políticos en Platón, refiriéndose sobre todo al filósofo gobernante y sus cualidades.

Es evidente que si quisiera hacer la relación entre Platón y Kant la cosa no cambiaría en cuanto al párrafo inicial. Y que luego habría que contar el texto de Kant.

No sé si queda claro.

***

Otra cosa, en cuanto a la valoración razonada de la actualidad del tema, de este o de cualquier texto, no se trata de demostrar ninguna genialidad, sino de mostrar que se es capaz de decir algo con sentido, no más de medio folio, acerca del tema del texto. Mi plantilla, al valer para todos, hay que tener cuidado y ver lo que se puede poner en cada caso. 

Es más útil para Platón y Kant (ya que estos se ocupan del lugar de los sabios, o doctos según Kant, en la sociedad), y se nota más el "pegote" para Ortega y Nietzsche, y para Descartes. Entonces, sentido común y adáptala al texto que toque. Si toca Nietzsche u Ortega, no hace falta referirse tanto al lugar del saber en la sociedad (aunque se puede, sobre todo en un elitista como Ortega) como a la condición del conocimiento: crítica del racionalismo en Nietzsche, racionalismo moderado por el vitalismo en Ortega.

15 junio 2013

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA, SELECTIVIDAD, PLATÓN

En un post anterior puse el apartado 2b de Platón (el mito de la caverna). Aquí va el 2c:
La Idea del Bien, lo que conoce finalmente el prisionero, y que le hace apto para convertirse en gobernante filósofo de una ciudad por fin justa, (la Idea del Bien) representa la cima del mundo inteligible, la Idea de ideas. Es la clave del mundo inteligible, la Idea de la que dependen otras como la de Justicia y Belleza. Todas las Ideas integran el mundo de la verdad para Platón, el mundo inteligible (esto es alcanzado por el uso de la inteligencia), diferente en valor del mundo de los sentidos,  visible, del mundo de la opinión, en el que están los objetos materiales del mundo físico, y también los objetos artificiales y sus sombras y reflejos. Es decir, que el mundo que ven nuestros ojos, y podemos pensar que también las palabras que escuchan nuestros oídos, no es el verdadero, el real.
El filósofo griego explica el lugar especial y fundamental de la Idea del Bien en el símil del sol, señalando que ocupa en el mundo inteligible el mismo lugar que el sol en el mundo visible. Que lo mismo que el sol es causa (principio) de la visión y el crecimiento natural, el Bien es causa de nuestro conocimiento (visión mental o intuición, podemos decir) y de la existencia de las demás ideas.
En otro de sus símiles, inmediatamente antes del mito de la caverna, en el símil de la línea, Platón concreta los pasos o grados por los que va pasando el alma desde el conocimiento sensible u opinión (doxa) de las imágenes y los objetos del mundo sensible (lo que él denomina, respectivamente, “conjetura” y “creencia”) hasta el conocimiento intelectual o saber (episteme) de los objetos del mundo inteligible, las Ideas.
En el conocimiento intelectual también hay dos fases: el “pensamiento discursivo” de los matemáticos, basado en hipótesis no suficientemente fundadas y que se sirve todavía de ejemplos sensibles; y, finalmente, la “inteligencia” de los dialécticos o filósofos, que ya no se sirven de ejemplos de la experiencia sensible en su conocimiento ni de hipótesis, sino que avanzan plenamente y se mantienen “de ideas en ideas, y a través de ideas”. (En el mito de la caverna Platón va a refundir y darle forma narrativa, alegórica o metafórica a los dos símiles anteriores.)
 Platón deja claro que las Ideas no son una creación o invención de la mente. Al contrario, podemos ver como en su mito acerca de la creación del mundo, el Demiurgo (=artesano) creador (hacedor, más bien) debe fijarse en el orden y sistema de las Ideas para plasmarlas en la materia. Esa obra artística o artesanal del Demiurgo es el mundo visible, perceptible por los sentidos, que nosotros conocemos. Eso significa que de alguna manera se encuentran huellas o trazas de las Ideas en el mundo sensible, y que el alma es capaz de descubrir esas trazas.
Descubrirlas, no inventarlas. Y si el alma racional (la mejor parte del alma) es capaz de descubrir las Ideas plasmadas en las cosas que los ojos ven, será que de alguna manera ha estado en contacto con ellas, antes de caer y encarnarse en el cuerpo (mito del Fedro). O sea, que el alma preexiste a esta vida mortal, y cuando es capaz de localizar la Idea de belleza en un paisaje, en una obra de arte o en un cuerpo, es que el alma recuerda las Ideas (teoría de la reminiscencia) con las que antes estuvo en contacto, antes de “caer” al mundo y al cuerpo.
Si Platón se sirve de mitos y símiles para explicar lo que él quiere decir acerca de las Ideas, como se ve en su obra República, es porque no encuentra fácil acceder a la exposición clara del tema. Por eso tampoco encuentra otra manera de relacionar el mundo de las Ideas, objetos permanentes, inmateriales, esenciales, explicativos de las cosas de este mundo visible, por una parte, y el mundo sensible, por otra, (tampoco encuentra otra manera) que no sea la de servirse de términos bastante vagos y metafóricos: las cosas materiales “participan”, “imitan” o “copian” las Ideas. Precisamente por esta razón surgirán críticas, su discípulo Aristóteles, acerca de la doctrina de las Ideas, aunque el mismo Platón va siendo consciente de las dificultades y problemas de su teoría de las Ideas en su obra de madurez y vejez.
La obra en que Platón nos expone su doctrina de la Idea del Bien, República, ha recibido tradicionalmente el subtítulo de Acerca de la Justicia. Esto es, que se trata de una obra de filosofía política en que Platón intenta concretar sus intenciones de una constitución estatal justa (aquí deberíamos recodar el contexto personal y público) de la obra platónica, de una polis armónica, en paz, y que no vuelva a cometer otra vez el crimen contra Sócrates, el mejor de los ciudadanos. Lo mismo que hay que convertir la mirada del alma hacia la visión de las Ideas, el “mundo de arriba”, aunque sea difícil y cueste (mito de la caverna), debe convertirse la mirada política del gobernante, alcanzando el milagro de que los filósofos o sabios sean los dirigentes del Estado.
Platón considera que hay una correspondencia entre la psicología individual, entre las partes del alma (racional, animosa, deseante) y las partes del Estado. Considera que lo mismo que en el individuo es la parte mejor, el alma racional inmortal, la que debe gobernar a la pasión noble (el ánimo) y a la menos noble (el deseo), en el Estado deben gobernar aquellos que estén mejor dotados en la parte racional. No se trata de una capacidad simplemente innata, sino que hay que cultivarla a lo largo de un severo proceso de instrucción para seleccionar a los mejores. Por eso República es también una obra pedagógica, y se puede estimar que sus símiles (la línea, la caverna) son ejemplos plásticos de su intención de convertir la mirada del alma racional a lo mejor y más bello.
En síntesis, en el Estado justo vamos a encontrar una ordenación de tres estamentos, con sus respectivas virtudes, que corresponden a las partes del alma. En primer lugar, los filósofos gobernantes, cuya virtud o excelencia consiste en la sabiduría o prudencia del alma racional. En segundo, los guardianes (de entre los mejores de ellos se seleccionan a los gobernantes) del orden interior y exterior del Estado, cuya virtud consiste en el valor del ánimo. Por último, el estamento económico, los productores de todo tipo, cuya virtud, más bien negativa, consiste en la moderación de sus deseos.
Ciertamente Platón delinea una ciudad cerrada, una utopía que podemos considerar asfixiante y dictatorial. Aunque esa no sea su intención, sino que cada uno desempeñe el lugar que mejor le corresponde y le perfecciona. Para hacerle justicia a Platón, no se trata de una aristocracia de nacimiento, sino del saber. Se trata de un sistema meritocrático, podemos decir, que no impide que el hijo del campesino llegue por sus méritos intelectuales y su valor físico a la casta gobernante. Por otro lado, si nos puede parecer monstruoso que Platón deniegue la posibilidad de tener familia propia a los filósofos y los guardianes, esto es, a los estamentos gobernante y militar-policial, nos tiene que parecer revolucionariamente moderno que otorgue a la mujer los mismos derechos que al hombre.
Platón sostiene que cualquier transformación de esa aristocracia basada en el mérito del saber implica una decadencia del Estado, y va a significar que el interés público que posee el gobernante filósofo se convierte cada vez más en la defensa egoísta y ambiciosa de los intereses privados de los gobernantes. Al gobierno de los sabios suceden el gobierno de los militares y de los ricos (timocracia, oligarquía), y después el gobierno de los muchos, la democracia, que sobre el papel es el más hermoso por ser el más libre. Sin embargo, Platón recordaba amargamente cómo la democracia había dado muerte a su amado maestro Sócrates (al que pone como personaje portavoz en República), y también que del desorden de los caprichos individuales que se observan en un régimen democrático acaba surgiendo el peor de los regímenes, el más bajo de ellos, la tiranía.

14 junio 2013

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA, SELECTIVIDAD, PENULTIMOS CONSEJOS

Para la pregunta 3: Relación y actualidad.

Tiene dos apartados. Conviene justificar por qué se hace la relación. Puede ser por semejanza de ideas o por diferencia. Puedes "comparar" las filosofías en bloque, o puedes hacerlo por partes (lo que dicen sobre la razón, sobre las ideas, sobre los sentidos, etc.)

Se puede empezar con el siguiente párrafo:
Es posible plantear una relación de semejanza/diferencia (SEGÚN PROCEDA) entre el planteamiento de ... en torno a la razón y la filosofía, y el planteamiento de ...  que sostiene un punto de vista diverso/semejante (SEGÚN PROCEDA) al de ... en torno a la misma cuestión del estatuto de la razón y el conocimiento humano.
Como aclaración: son semejantes entre sí los planteamientos de Platón y Descartes (racionalistas). Y luego son semejantes los planteamientos de Nietzsche y Ortega (vitalistas). Lógicamente, entre racionalistas y vitalistas los planteamientos filosóficos son diferentes, diversos o divergentes.

Ej.: Si vas a relacionar Nietzsche con Platón ¿cómo quedaría el párrafo de arriba?

Un caso especial: Si se plantea la relación con la filosofía de Kant (el texto acerca de la ilustración) debe justificarse debidamente. La relación con Locke ya la he hecho yo en el blog. Con Platón tampoco habría problema. Se puede escribir algo así:
Es posible plantear una relación de semejanza entre el planteamiento moderno de Kant acerca de la ilustración y la minoría de edad y el planteamiento político de Platón, en la Antigüedad, tomando como imagen señalada lo que escribe el filósofo griego acerca de los prisioneros de la caverna.
A partir de ahí se cuenta la filosofía platónica, empezando por el mito de la caverna. Diciendo después lo que son las ideas para Platón (sin extenderse en los otros símiles), y añadiendo que Platón orienta su teoría de las ideas a la formación del filósofo para la política. Luego se explican las partes del Estado y los regímenes políticos.

Es evidente que si quisiera hacer la relación entre Platón y Kant la cosa no cambiaría en cuanto al párrafo inicial.

Moraleja, que siempre tienes que justificar por qué relacionas a fulano con mengano. Si veis que tal me mandáis vuestra relación y la corrijo

Por último, en cuanto a valoración de la actualidad, último apartado de la pregunta 3, en mi blog lo he puesto. Es una plantilla que podría valer, en principio, para todos los autores. Lo cual es también su defecto. En mi blog tengo otra propuesta más abierta, de cursos anteriores. Pero yo sustituiría mi primera frase por esta, que es muy parecida:
En cuanto a la actualidad del tema planteado por el autor del texto, tenemos que señalar que el lugar del conocimiento y las formas de saber en la vida particular de cada uno, así como en la existencia social y en el Estado ha estado siempre presente como tema de interés en los diversos sistemas filosóficos, en un sentido y en otro. 

Para cualquier duda, me consultáis al blog o al correo. Estudiad.

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA, TEXTO DE ORTEGA, EL TEMA DE NUESTRO TIEMPO

En 2b se procederá a la explicación del fragmento correspondiente. Quince o veinte líneas, sabiendo el lugar del texto al que pertenece el fragmento (pero sin decirlo).  Reitero que los textos deben ser leídos para saber por donde empezar.

En 2c se empezará de esta manera (antes de proceder a desarrollar el resto del contenido del texto. Ojo, sin que se note el "pegote": se puede empezar escribiendo "Volviendo al texto, ..."):

A lo largo de las fases de su obra filosófica, Ortega va replanteando la relación entre razón y realidad. Intentando lograr el mejor ajuste entre ambas, y buscando lo mismo la objetividad en el conocimiento, por un lado, que la inserción de la razón en la historia y vida de la que forma parte, por otro lado. Esto tiene que ver con su interés por el problema de España, intentando acompasar la vida española a lo mejor de la tradición cultural europea.
Después de una fase de aprendizaje de lo mejor del pensamiento alemán, Ortega, sin renunciar a esas ideas, va elaborando su proyecto filosófico propio. Se trata de implicar la razón humana en la existencia vital e histórica, de sustituir la razón pura matemática (Descartes) por la razón que toma la vida como realidad radical. A la razón pura la sustituye la razón histórica, una razón narrativa y vital que se basa en que la realidad humana está hecha de tiempo.
En esa radicalidad del vivir humano lo importante es la libertad, la concepción de la vida como un proyecto abierto a la posibilidad y al futuro. Ello obliga a redefinir la cuestión de conocimiento y el saber humanos. Esto es, tratar de integrar la vida y la cultura sin exclusivismos.

13 junio 2013

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA, TEXTO DE NIETZSCHE, EL CREPÚSCULO DE LOS ÍDOLOS

En 2b se procederá a la explicación del fragmento correspondiente. Quince o veinte líneas, sabiendo el lugar del texto al que pertenece el fragmento (pero sin decirlo).

En 2c se empezará de esta manera (antes de proceder a desarrollar el resto del contenido del texto):

El conflicto entre la dimensión energética, dionisíaca, de la vida, por una parte, y la dimensión apolínea, racional e ilustrada, por la otra, está presente en la obra de Nietzsche desde el principio. La cuestión pasa por varias fases a lo largo de su biografía intelectual. Hasta que finalmente el pensador alemán da a conocer su propio evangelio: el ideal del superhombre y la vida cuya esencia es la voluntad de poder. Es la manera que tiene Nietzsche de superar lo que él considera una cultura decadente, platónica y cristiana, nihilista hasta el tuétano. La respuesta que él le da a la muerte de Dios.
En la tarea de producir un nuevo ideal filosófico, una actividad fundamental y necesaria es la de la crítica y desmontaje de los viejos conceptos. Nietzsche es uno de los filósofos de la sospecha, y considera que detrás de los conceptos de la filosofía están las trampas que tiende el lenguaje. El lenguaje es metáfora, y considera Nietzsche que lo olvidamos. Entonces nos convertimos en fetichistas, en adoradores de palabras.
 Al final de la explicación del texto de Nietzsche (al final de 2c), deben  figurar los siguientes temas: Voluntad de poder, Nihilismo, Muerte de Dios, Superhombre, Eterno retorno. Esto está en mi comentario de Nietzsche en el blog.

11 junio 2013

HISTORIA DE LA FILOSOFIA, 2º BACH, RELACION DE NIETZSCHE/ORTEGA CON OTRO PLANTEAMIENTO/AUTOR

A petición popular, planteo aquí otra relación entre Ortega o Nietzsche, lo mismo da, con Descartes. Y así de paso nos estudiamos Descartes.
Las filosofías vitalistas como las de Nietzsche y Ortega encuentran en el racionalismo el adversario contra el que se definen. En ese sentido, frente al aprecio de la razón, de las inteligencia, de las matemáticas y la ciencia en general, y frente al desprecio consiguiente de los sentidos y el cuerpo por parte de los filósofos racionalistas, las diversas filosofías vitalistas se van a definir optando por lo contrario. Igualmente, el mundo de realidades ideales y eternas del racionalismo, desde Platón hasta Descartes y más allá, va a ser sustituido por una valoración positiva de este mundo, y de la materia cambiante, en devenir, y de los cuerpos existentes que en él se contienen. De uno u otro modo, frente a las esencias inmutables hay un pronunciamiento de las filosofías vitalistas a favor de la historio, y de lo concreto. 
Los ideales éticos y los conceptos antropológicos también son completamente diferentes. Frente a la valoración de la juventud y la fuerza, de lo deportivo y lo jovial, la filosofía racionalista ha optado por la teoría, la contemplación y la madurez (nada tiene que ver el sabio platónico, que ha dedicado una larga vida a prepararse para gobernar el estado, con el ideal del superhombre de Nietzsche, un caso extremo; tampoco los prisioneros platónicos, esclavizados desde niños, con el niño que para Nietzsche es la última fase de la transformación del ser humano en otra cosa superior).
La filosofía racionalista ha considerado que la actividad más propia de los seres humanos es, paradójicamente, la teoría, la filosofía, la ciencia. Esto lo vemos de una manera inigualada en el caso de René Descartes, filósofo francés y padre del racionalismo moderno.
Frente a la consideración de la dimensión vital, de la existencia como fuerza y poder, el camino que emprende el joven filósofo francés es el del conocimiento. En concreto, el camino de la reforma del conocimiento científico, que Descartes consideraba que no estaba asentado en principios demasiado firmes, a causa de que la filosofía, que debía explicar esos principios o raíces, no estaba bien diseñada.
Descartes considera que la inteligencia humana no está dividida en facultades o capacidades diferentes, sino que es una y la misma, con independencia de a dónde se aplique. Entonces, se trata de mirar por ver si hay en algún campo científico un modelo adecuado que permita a la razón pura encontrar una senda segura, y así avanzar en el conocimiento, y de paso toda la sociedad se beneficiará de las ciencias y las técnicas.
Ese modelo o método lo halla Descartes en las matemáticas, una vez que ha visto lo esencial que hay en ellas. Lo más válido y lo más provechoso para ser utilizado en otras ciencias, empezando por la filosofía. La razón más pura e ideal, la que se emplea en las ciencias exactas sirviéndose de verdades simples y razonamientos correctamente encadenados, se basa en la intuición y la deducción. En concreto, en cuatro reglas (la evidencia como verdad, el análisis, la síntesis y la enumeración o revisión del proceso de conocimiento.) Descartes observa que ese método de origen matemático le capacita para descubrir la geometría analítica. Pero aún se considera demasiado joven para aplicarlo a la filosofía pura, a la metafísica...
En la filosofía, la primera cuestión que se le plantea a Descartes es la de la duda acerca de sus capacidades. Es decir, acerca de las capacidades de los sentidos y de la inteligencia para obtener conocimientos verdaderos. De los sentidos cabe dudar siempre, afirma Descartes; pero es que de la misma inteligencia también, cuando se aplica a operaciones matemáticas. Incluso cabe dudar de la consistencia del mundo, de que sea un sueño, o de que exista un genio malévolo que sistemáticamente nos confunda.
Descartes ha pasado de las matemáticas como método a la duda como método universal, exagerado, hiperbólico. Lo que inmediatamente queda sin aval ninguno es este mundo material, la RES EXTENSA, que dice Descartes. Sin embargo, inmediatamente se observa por qué Descartes es racionalista: porque en las mismas dudas que alberga su razón se contiene una verdad. Yo dudo... Pero si dudo, es que pienso... Y si pienso, inmediatamente, con evidencia total y firme, intuyo y sé de una manera innegable que soy. Pienso, luego soy o existo. 
Es decir, que Descartes conoce la existencia del alma, de la RES COGITANS. No sé más que mi persona consiste en pensamiento, y que en este pensamiento se contienen IDEAS. Estas ideas no son las platónicas, porque las ideas platónicas parecen existir en un mundo aparte, y luego el alma las descubre como si las recordara (teoría de la reminiscencia), mientras que las ideas en Descartes son actos de la mente. En principio. Porque una de escasa ideas que descubre Descartes en su mente es la Idea de algo perfecto, de un Dios, para decirlo claramente. Que ni Descartes ni nadie puede haber fabricado esa idea lo argumenta Descartes de diversas formas: hay una desproporción entre esa Idea perfecta y mi mente imperfecta; sabemos que somos seres que estamos aquí pero que podríamos no existir, y por lo tanto dependemos de algo o de alguien; si tengo la Idea de lo perfecto, debe existir algo real que le corresponda (si no, no sería perfecto; es el argumento ontológico).
Dios, la segunda cosa o SUSTANCIA que se prueba que existe es una RES INFINITA, y en  Dios va a encontrar Descartes la garantía definitiva de que este mundo existe, de que no es un sueño y de que nuestros razonamientos pueden servir para alcanzar verdades y progresar en las ciencias. Es cierto que Descartes parece haber razonado en círculo: la evidencia le ha llevado a Dios, pero si hay evidencias es porque Dios siempre ha estado ahí... Pero lo importante es que así el mundo del filósofo racionalista se cierra y no deja resquicio ninguno.
Pero si hablamos de evidencias, lo evidente para su oponente, el filósofo vitalista, sea extremista como Nietzsche o moderado e integrador, como es el caso de Ortega, es que el mundo de Descartes es un mundo ilusorio, inventado, una ficción y hasta un engaño. Y es evidente que todos y cada uno de los pasos que da el filósofo racionalista en sus argumentos podrían ser puestos en duda. Por ejemplo, el valor de las matemáticas como modelo de saber parece algo arbitrario. Un abuso, en suma, de símbolos que no tienen que ver con la realidad.
En segundo lugar, la razón pura no puede probar nada, porque es justamente lo que necesita prueba, dirá el vitalista. Así que no nos puede sacar de ninguna duda, aparte de lo absurdo en sí que es dudar de la vida como realidad básica. En tercero, hablar de alma o hablar de Dios como si fueran cosas concretas y existentes es seguir en el mismo error, pero aumentado. Aparte de que Dios o el alma lo que hacen es condenar moralmente el mundo y el cuerpo humano, al considerarlos menos valiosos. Y si para Ortega Dios es un símbolo positivo de la integración o suma de verdades, para Nietzsche Dios es el símbolo o compendio de todos los errores, que para él radican en el lenguaje, al olvidarnos de su carácter metafórico o aproximativo.

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA, TEXTO DE KANT, QUÉ ES ILUSTRACIÓN?

En 2b se procederá a la explicación del fragmento correspondiente. Quince o veinte líneas, sabiendo el lugar del texto al que pertenece el fragmento (pero sin decirlo).

En 2c se empezará de esta manera (antes de proceder a desarrollar el resto del contenido del texto):

En su obra Antropología Kant señala que la filosofía comprende tres cuestiones: a) qué puedo conocer?, acerca de los orígenes y límites del conocimiento (tema de su gran obra Crítica de la razón pura), b), Qué debo hacer?, acerca de la ética, de los fundamentos de la moral (de lo que se ocupa en Crítica de la razón práctica), c) Qué puedo esperar?, pregunta que atañe a las metas históricas y religiosas del ser humano puede esperar, y de lo que se ocupan la religión y la filosofía de la historia. Las tres preguntas, a su vez, se sintetizan en una: Qué es el hombre?.
El texto al que pertenece el fragmento, Qué es Ilustración?, corresponde a la tercera pregunta, acerca de lo que al ser humano le cabe esperar. De ahí que las cuestiones religiosas e históricas ocupen un lugar central en el texto. Sin embargo, parece claro que en la cuestión acerca del progreso histórico, del que Kant es consciente en el siglo que le toca vivir, es fundamental la doctrina que Kant sostiene acerca de la moralidad. En su doctrina moral, el concepto fundamental es el de libertad o autonomía. Mientras que a la hora de evaluar el conocimiento filosófico y científico, Kant había señalado que la experiencia es el límite del conocimiento posible, y que la razón pura no puede excederse con sus ideas metafísicas por encima de esa experiencia.
Al respecto de la moral, para Kant los deberes y obligaciones de los seres humanos (que él llama imperativos) deben emanar de la propia razón o conciencia moral de cada ser humano. Estos imperativos contienen deberes categóricos, sin condiciones, y no dependen de ninguna religión (aunque Kant pone a Dios como postulado de la moral) ni código legal. Es la misma persona la que debe someterlos a su criterio, a un test para ver si son universales, y si pueden servir como leyes de un posible "reino de los fines". Obra de tal manera que la regla de tu acción pueda servir como ley universal de conducta; obra de tal manera que siempre  consideres a los seres humanos como fin, como seres dotados de dignidad, y nunca meramente como un medio. Así dicen las fórmulas kantianas del "imperativo categórico". Esto es, se trata de considerar la dignidad de los seres humanos, seres libres y racionales, como el límite infranqueable. Trasladar esta idea moral, a la sociedad y a la política, no es una tarea sencilla. Implica un largo proceso, de lo cual se ocupa Kant en el texto que analizamos.

09 junio 2013

HISTORIA DE LA FILOSOFIA, CONTEXTO DE NIETZSCHE, ACTUALIZADO

Nietzsche es uno de los pensadores de la sospecha, junto con Marx y Freud. Esto es: que pertenece a una historia, siglo XIX, en que se había hecho imposible seguir confiando en la razón y en la libertad, con la misma fe que se había mantenido en el siglo anterior, el XVIII, el siglo de la Ilustración.

Diversos hechos históricos, sociales y culturales habían hecho pensar (a finales del siglo XVIII) que la humanidad había entrado en una fase de progreso aparentemente sin fin. La revolución francesa había acabado con el absolutismo político y de paso con el papel de la religión en la política. La independencia de EE UU había hecho creer que la idea de un contrato social de Locke y otros autores era posible: que los hombres, como ciudadanos libres, podían darse leyes para gobernarse ellos mismos. La Física de Newton había dado la posibilidad de pensar que ningún secreto de la naturaleza podía esconderse a la inteligencia humana. La revolución industrial, la era de las máquinas, había creado el espejismo de un crecimiento sin fin de la riqueza, tal y como quería la nueva ciencia económica. (Quizás no se había entrado en una era definitivamente ilustrada, pero sí de ilustración, escribía Kant.)

Pues bien, todo este optimismo sobre la ciencia, la política, la evolución social y económica, etc., demostró ser un espejismo, una falsedad criminal en algunos casos. La industria producía riqueza, sí, pero al precio de la esclavitud de niños y mujeres, de una masa de seres que había tenido que dejar el campo para malvivir en ciudades insanas. El surgimiento de los sindicatos, de las diferentes corrientes socialistas, como el socialismo de Marx que iba a inspirar las revoluciones comunistas en el siglo XX, corresponden a esta realidad, son la reacción frente a ella. Marx sostiene que la era del capitalismo, de la burguesía industrial, del liberalismo político, caerá presa de sus propias contradicciones, dando paso a un sistema social diferente: comunismo, ausencia de propiedad privada, superación del estado de “alienación”.

En cuanto a la creencia en el progreso científico, en la razón, en la libertad, etc. el movimiento romántico supo desde el principio mostrar su desconfianza. El sentimiento, la fe, lo espiritual, las tradiciones y la vida eran valoradas de nuevo por encima de las ciencias y lo puramente material.

Si queremos podemos situar a Nietzsche dentro de esta tradición romántica que es capaz de enfrentarse al optimismo de la Ilustración. Aunque también se puede considerar que Nietzsche era un ilustrado que le daba una vuelta de tuerca de más a la Ilustración, como si ésta hubiera sido insuficiente. En efecto, podrá decir Nietzsche: los modernos y los ilustrados han dejado de creer “según la religión”, pero para pasar a creer “según la razón”. Pero “Dios ha muerto”: significa no que la religión haya desaparecido, sino que la filosofía entera, los sistemas de ideas, la razón, etc. han terminado mostrando su sinsentido.

A la hora de establecer el contexto de ideas en el que se mueve el pensamiento filosófico y cultural de Nietzsche debemos mencionar dos nombres que le influyen directamente. Por una parte el filósofo Schopenhauer, y su definición de la realidad fundamental de la existencia como Voluntad. Por otra, el músico Wagner. Para Nietzsche la música, y el arte en general, representaron una alternativa al pensamiento filosófico racionalista y antivital.  Pues bien, tanto de uno como de otro acabó separándose Nietzsche. Por último, dentro de las nuevas ideas de la época, es inevitable referirse a la teoría de la evolución de Darwin, en la medida en que acaba con el lugar principal del hombre en la naturaleza, y que plantea que la vida consiste en conflicto y lucha. A este respecto, la historia ha sido injusta con Nietzsche: se le ha considerado casi como un nazi antes de tiempo, cuando la teoría de la evolución fue igual de utilizada por los nazis para sus doctrinas racistas. 

NOTA: los contextos de Descartes y Kant están en la fotocopiadora del IES.


HISTORIA DE LA FILOSOFIA, CONTEXTO DE ORTEGA , ACTUALIZADO


La filosofía de Ortega se enmarca en el periodo conocido como “La edad de plata” de la cultura española. Un periodo histórico brillante que conoció tres generaciones: la del 98, la del 14 y la del 27. La paradoja es que una época de tal esplendor en la literatura, en el pensamiento y en las artes fue, en cuanto a la sociedad y la historia, de un carácter dramático. Empezó con la pérdida de las últimas colonias españolas, en guerra contra EE UU, y acabó con esa inmensa tragedia que fue la Guerra civil española (1936-1939), después del breve tiempo, cinco años, de la II República española (1931-1936), con las promesas de renovación y cambio que trajo. Aparte de eso, de las guerras en el exterior y en el interior, la vida política y social española fue sumamente convulsa, ajetreada, desquiciada.

Un régimen sustancialmente corrupto como fue el de la Restauración borbónica a finales del siglo XIX, fue incapaz de dar solución a los enormes problemas nacionales: una economía que difícilmente se modernizaba, con una burguesía poco representativa en comparación con la de otros países europeos, una agricultura improductiva por anticuada, con todo lo que esto implicaba de conflictos sociales por parte de los trabajadores industriales y campesinos pobres. Una sociedad polarizada, en suma, a la que, volvemos a decirlo, los partidos eran incapaces de ofrecer salidas. Una polarización similar se notaba en el campo cultural: existían unas élites literarias, artística, incluso científicas que se habían abierto a las influencias de los países más desarrollados (Francia, Alemania, etc.) Frente a esas élites, frente a esas minorías se encontraba la inmensa mayoría de la población en condiciones de analfabetismo. Además estaba la presencia de una Iglesia y un ejército anticuados pero con gran presencia e influencia social.

Ortega, el pensador más importante de esta Edad de Plata de la cultura española, fue un testigo de la situación y participante muy activo en la idea de hallar una solución a las dificultades (recordemos: “yo soy yo y mis circunstancias”). Desde el principio la buscó en Europa, en la Europa de la razón y de la ciencia, de la que España se había ido alejando con el tiempo, a lo largo de los siglos. Ortega confiaba en que, mediante una educación y enseñanzas basadas en lo mejor de la cultura europea, científica y racionalista, podría superarse el estado secular de decadencia en España. Podrían así formarse unas minorías gobernantes (al estilo de los sabios platónicos) capaces de conducir la vida histórica española, de “vertebrar” España.

Lo que ocurre es que Europa, en aquellos mismos años, estaba muy lejos de atravesar una etapa pacífica: entre la Primera guerra Mundial y la Segunda, en los 25 años que van desde 1914 a 1939 (coincidiendo esta última fecha con el final de la guerra civil española), Europa vio surgir su propio conflicto civil entre los extremismos políticos: el comunismo de la Revolución rusa, por una parte; los regímenes fascistas de Italia y Alemania, enfrente. Este escenario europeo influyó de tal manera en la vida española que se ha podido decir que la guerra civil española fue como un ensayo de la Segunda Guerra mundial entre las potencias fascistas y el resto.

Ortega afrontó intelectualmente su época, todos estos problemas: solicitó el papel de las élites sociales y culturales a fin de terminar con lo que entendía era una “rebelión de las masas”, participó en España en el apoyo a la II República española de 1931, aunque se desencantó pronto.

El libro El tema de nuestro tiempo se ocupa justamente de algo que quizás no sea lo más visible, pero sí lo fundamental para un filósofo: cuál es el papel de la razón, y cuál el de la vida en la ciencia y en la cultura humanas. Lo fundamental: porque si algo caracterizaba al tiempo histórico en el que se desarrolló la madurez de Ortega fue la presencia de las filosofías e ideologías irracionalistas en la sociedad y en la política. Tanto en la izquierda como en la derecha. Lo cual era un reto que un pensador sustancialmente liberal como era Ortega no podía dejar de lado, sin intentar comprenderlo, para idear vías de salida. La salida, filosóficamente hablando, consistía para Ortega en encontrar un concepto de razón y de conocimiento que no fueran tan absolutos y puros como habían pretendido serlo (en Descartes, por ejemplo). La inteligencia forma parte de la realidad, consistía en y proporcionaba perspectivas diferentes de la realidad. Como la realidad y la vida humana consisten, básicamente en la historia, se comprende que Ortega defendiera la necesidad de una razón histórica. Es decir, no una razón matemática, de exactitudes, sino una razón viviente, vital.

Con su reforma de la filosofía, Ortega, que recibió influencias de la filosofía neokantiana y la fenomenología en los comienzos de su obra, quiso, en definitiva, responder a los retos que planteaban las ciencias naturales (como la Física) y las ciencias humanas (como la Historia), a la vez que mantener, en medio de las convulsiones de la época, el lugar de la filosofía como saber radical y fundamental.

08 junio 2013

HISTORIA DE LA FILOSOFIA, MITO DE LA CAVERNA

2b. 
En el mito de la caverna, Platón, a través del personaje de Sócrates, nos ofrece una síntesis inigualable de su filosofía, a la vez que una de las alegorías más poderosas de la historia del pensamiento filosófico. En el interior de una cueva profunda que tiene su entrada abierta a la luz, unos seres humanos se encuentran prisioneros desde niños. Detrás de ellos se encuentra un fuego, y entre el fuego y los prisioneros van pasando gentes que llevan figuras de diverso género, y que a veces hablan.
Platón nos pide que pensemos en un teatro de títeres para ponernos en la situación. Los prisioneros, atados de pies y manos, obligados a mirar a la pared o pantalla del fondo de la cueva, no han visto en toda su vida más que las sombras de los objetos portados por las gentes que pasan por detrás de ellos, ni tampoco han escuchado otra cosa que los ecos de lo que esas mismas gentes van hablando. Es evidente que si se le preguntara a los prisioneros estos dirían que la realidad verdadera consiste en las sombras que ven y en los ecos de las voces que escuchan. De hecho, no podrían ni pensar en que otra forma de realidad es posible. La costumbre les ha atado profundamente a sus visiones y escuchas defectuosas.
Platón (su personaje Sócrates) nos pide ahora que imaginemos el caso de una liberación forzada de uno de los prisioneros, y que imaginemos lo que a tal prisionero le ocurriría. El prisionero liberado del estado de ignorancia (pero sabemos que para Sócrates y para Platón la ignorancia también equivale a maldad e injusticia) experimentaría todo tipo de dificultades para adaptarse a su nueva situación, y desde luego no emprendería el camino de salida hacia fuera de la caverna de buena gana.
El camino de salida es difícil y escarpado, los ojos le dolerían, y en su alma habitaría la contradicción entre las sombras a las que estaba acostumbrado y los objetos más reales que ahora puede ver. Lo mismo que puede ver el fuego, y considerar que era este el que proyectaba las sombras que él tenía, a lo largo de toda su vida, como las cosas más reales.
"Dialéctica" es el nombre que da Platón, como hemos de ver, a este proceso de liberación de la ignorancia y de la injusticia, hasta que el alma logre alcanzar un mundo más verdadero y más justo. Podemos pensar que el alma está encerrada en una caverna-prisión y que para purificarse y alcanzar su perfección debe liberarse del cuerpo y de los sentidos. El camino dialéctico es un camino progresivo, de visión de realidades cada vez más perfectas. Es una marcha que va ascendiendo por diversos niveles de conocimiento y realidad. (Platón los concreta y nombra el símil de la línea.)
Al salir desde el interior de la caverna hacia el mundo de fuera, las dificultades del prisionero para adaptarse se incrementan. Deberá mirar el mundo por la noche y por mediación de la luna, antes de atreverse a mirar las cosas directamente y, por último, a la luz misma del sol. Al principio de su salida al mundo deberá conformarse quizás con reflejos y sombras, pero estos no son ya los mismos con los que se tenía que conformar cuando estaba atado de pies y manos en el interior de la caverna. La visión de ahora es una visión intelectual, matemática y filosófica.
Lo que que Platón quiere señalar es que lo mismo que existen niveles o grados en el mundos de los sentidos y la opinión, y que no es lo mismo ver las sombras de los cuerpos que a esos mismos cuerpos, también existen grados o niveles en el conocimiento (ahora ya no hay opiniones sino saber intelectual) de la verdadera realidad, que Platón hace consistir en un mundo ideal (inteligible, puesto que es descubierto aunque no creado o inventado por la inteligencia). El pensamiento matemático culmina en el pensamiento filosófico, que descubre que todas las Ideas dependen en última instancia de la Idea del Bien.
El prisionero se ha convertido en filósofo, y puede gozar ahora de la verdad, la belleza y la justicia en su propia alma. Así podría vivir feliz. Sin embargo, Platón le hace volver al interior de la caverna a fin de que enseñe a los demás el nuevo mundo que ha descubierto, y así convencerles de que lo que tenían los prisioneros por verdadero y justo estaba por completo equivocado. Así como para convencerles de que su ciencia basada en los sentidos (que para Platón no es tal ciencia sino opinión) no posee ningún valor.
Cuando Platón sostiene que los prisioneros llegarían a matar al filósofo si pudieran, tenemos que pensar en que está recordando la existencia real de su maestro Sócrates, muerto por sus conciudadanos aunque fuera el hombre más sabio y justo de los hombres. Platón pensaba, con cierto desencanto, que solamente una especie de milagro podría regenerar el Estado y volverlo justo: si los políticos se convirtieran en filósofos, o si se llevara a los filósofos a la política.
El peligro de muerte que acecha al prisionero retornado entre sus antiguos congéneres significa que no se trata de una tarea nada fácil, pues el ver sombras y vivir mal parece formar parte de la naturaleza de los seres humanos. Lo cual no se soluciona si a los seres humanos se les educa incorrectamente (es lo que Platón sostiene que hacían los sofistas), enseñándoles apariencias (las sombras) y un bien aparente (la lumbre del interior).
Si embargo es posible salir de ahí, el alma puede recordar las ideas con las que ha habitado en otro mundo antes de encarnarse en un cuerpo. Basta con convertir o cambiar la mirada. Platón nos quiere contar, quizás, el sentido de la vocación de Sócrates: alumbrar la verdad entre sus conciudadanos, que la tiene potencialmente, pero que víctimas de la costumbre y de los malos maestros y políticos, demagogos unos y otros, no la saben ver.

2c

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06 junio 2013

HISTORIA DE LA FILOSOFIA, 2º BACHILLERATO, SELECTIVIDAD

Apartado de la actualidad y valoración razonada. Una posibilidad:
En cuanto a la actualidad del tema planteado por el autor del texto, tenemos que señalar que el lugar del saber en la vida social y en el Estado ha estado siempre presente en los diversos sistemas filosóficos, en un sentido y en otro. Puede ser de un modo elitista, como en Platón y en Ortega, que dan una relevancia fundamental al conocimiento en la organización de las sociedades. Lo mismo vemos en Descartes y en Kant, aunque de una forma más matizada, y por eso quizás más relevante para nuestras mentalidades actuales.
En efecto, salir de la minoría de edad que dice Kant, o de las sombras de la caverna, que dice Platón, convertirse en un sujeto competente y crítico, parece un cometido esencial en la formación de cada persona, y viene recogido en las declaraciones de las distintas leyes educativas, por diferente que sea su signo político.
Además, un mundo globalizado y en constante cambio, no exento de inquietud y dudas, como sabemos, requiere que cada uno de nosotros cobre conciencia de la importancia de llegar al máximo aprovechamiento del conocimiento disponible, tanto para fines individuales como colectivos. Internet nos presta unas posibilidades enormes, como la de extender virtualmente a todo el mundo la universidad presencial que fundó Platón en su Academia.
Pero se trata de unas posibilidades tan amplias, las que encontramos en el mundo de hoy en el terreno del saber y de la información,  que se tiene el riesgo de perderse si no se ejerce el pensamiento crítico. En ese sentido, Nietzsche es quizás quien va más lejos: ya no limita la Ilustración a difundir al máximo las conquistas de la razón y la ciencia, sino que llega a dudar de la validez de la misma razón filosófica y científica, considerándola un engaño moral, y un instrumento represor del cuerpo y de la vida.
Así que entre esas opciones nos debatimos, en ese dilema vivimos: por un lado, una sociedad radicalmente tecnocientífica (informática, bioingenierías, etc.); por el otro, el temor de que nos olvidemos de la vida, y de las vidas de pueblos y personas que se pueden quedar atrás en una carrera cuyo transcurso ignoramos.

04 junio 2013

HISTORIA DE LA FILOSOFIA 2º DE BACH, CONTEXTOS

Los contextos que yo tengo del curso pasado, a los que además añadí algo:
Aquí. (Los voy a colgar mañana o pasado, ya con las "mejoras".)

Aparte de los que he dejado en el IES. Que están perfectamente, aunque no sean míos. O porque no son míos...