27 abril 2009

FILOSOFIA 1º BACH CT, SIGAMOS CON LOS RECORDATORIOS

Un par de mitos de Platón, en la recopilación de Siruela: el anillo de Giges y la composición metálica de los hombres.

  • ¿Qué es un mito?
  • ¿Por qué son mitos?
  • ¿Cómo se interpreta cada uno de ellos?

Un par de páginas de la Antígona de Sófocles. Una intervención del coro, acerca de los seres humanos, antes de que planteemos el conflicto entre conciencia moral (leyes de los dioses) y ley política, positiva, de los gobiernos y de la conveniencia...

FILOSOFIA 2º BACHILLERATO CT/HUM, MARIA ZAMBRANO

Aparte de que no vamos bien de tiempo... un par de cosas:

-un enlace a una entrada de mi blog, del año pasado, sobre María Zambrano---

-la altísima conveniencia de que vayamos leyendo por nuestra cuenta el texto y comentarios que he ido haciendo en el blog, sobre Nietzsche---

-la utilidad de las páginas que he dado, faltan otras dos, para resumir el pensamiento de María Zambrano. Se corresponden bastante bien al texto de la autora malagueña, y son claras---

O sea, que no era un par de cosas, sino tres.

...

Pues bien, a la tercera no va la vencida... Otros dos enlaces sobre María Zambrano:

-unos consejos,

-el contexto, algo de lo que se ha hablado en clase.

26 abril 2009

FILOSOFIA 2º BACH CT/HUM, FINAL DEL TEXTO DE NIETZSCHE

6

Se me estará agradecido si condenso un conocimiento tan esencial, tan nuevo, en cuatro tesis: así facilito la comprensión, así provoco la contradicción.

Primera tesis. Las razones por las que "este" mundo ha sido calificado de aparente fundamentan, antes bien, su realidad, -otra especie distinta de realidad es absolutamente indemostrable.

Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al "ser verdadero" de las cosas son los signos distintivos del no-ser, de la nada, -a base de ponerlo en contradicción con el mundo real es como se ha construido el "mundo verdadero": un mundo aparente de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico-moral.


Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de "otro" mundo distinto de éste no tiene sentido, presuponiendo que no domine en nosotros un instinto de calumnia, de empequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomamos venganza de la vida con la fantasmagoría de "otra" vida distinta de ésta, "mejor" que ésta.

Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo "verdadero" y en un mundo "aparente", ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en última instancia, un cristiano alevoso), es únicamente una sugestión de la décadence, -un síntoma de vida descendente... El hecho de que el artista estime más la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues "la apariencia" significa aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida... El artista trágico no es un pesimista, -dice precisamente sí incluso a todo lo problemático y terrible, es dionisíaco...

“Un conocimiento tan esencial”, empieza escribiendo Nietzsche en este apartado final que recapitula todo lo que ha ido sosteniendo anteriormente. Ese conocimiento tan esencial consiste en la denuncia de todas las ideas y valores que la filosofía anterior ha ido poniendo como fundamentales.

Considera Nietzsche que estos valores e ideas de la filosofía pasada implican una anulación de la realidad, la negación de la vida. Del cambio, de la historia. Esto lo denomina Nietzsche NIHILISMO (del latín “nihil” = nada), porque es la conversión de la vida, de la fuerza, de la alegría, en nada.

Los filósofos y sacerdotes han sido los que se han encargado de romper o anular la vida, inventándose conceptos de un mundo que ellos sostienen que es más verdadero que este mundo sensible (“de la caverna”, diría Platón, que es el gran denunciado por las críticas de Nietzsche, pero no el único).

Quien niega esta vida de carne y hueso, de alegría y de dolor (pues Nietzsche no está sosteniendo algo tan ingenuo como que la vida sea una sucesión optimista de fenómenos positivos), esta realidad en perpetuo cambio, que solamente a través de los ojos podemos conocer (a través de los ojos, a través de los sentidos en general; recordemos el aprecio que le tiene Nietzsche a la nariz, por la capacidad de ésta de detectar los malos olores que vienen de los conceptos muertos de los filósofos)… quien niega todo esto es que vive en sí una vida enferma, que no le satisface y que por eso tiene que inventarse otras vidas y mundos más verdaderas, un mundo imaginario de almas aparte del cuerpo y de ideas aparte de las cosas materiales (como en Platón, pero también como el cristianismo, pues Nietzsche sostiene que el cristianismo es “platonismo para el pueblo”, una filosofía ajustada a cabezas poco sutiles).

Se trata, el filósofo o el religioso, de personas debilitadas, decadentes, que han olvidado lo fundamental de la realidad, que ésta es VOLUNTAD DE PODER.

O sea, que la realidad consiste en una tendencia constante a la superación, a ir más allá, más allá pero no fuera del mundo, sino en éste… A esta vida, a esta “voluntad de poder” hay que afirmarla, hay que decirle sí a todo, querer que todo volviera a repetirse de nuevo.

Es la idea del ETERNO RETORNO, que Nietzsche defiende como una de sus doctrinas fundamentales, y que es lo que correspondería a seres que fueran capaces de ir más allá de las ideas de los filósofos y de las religiones. El “eterno retorno” representa, por lo tanto, el ideal ético del SUPERHOMBRE, no del hombre decadente. Ahí está el sentido aristocrático de Nietzsche, no en que sea un antecedente de Hitler…

Por eso, porque no hay más que este mundo, es por lo que Nietzsche argumenta que no existe un “mundo aparente” (éste, el material, el de los sentidos, el del cambio, etc.), enfrentado a un “mundo verdadero” (el de las ideas, el de los filósofos) que se conoce con la inteligencia.

No. Este mundo de la inteligencia, inteligible, conceptual, ideal, etc. no existe, no es nada más que una ficción, una invención que se basa en una creencia (cosa de religiosos) en el lenguaje, en que las palabras son la realidad.

(Tan ingenuo como si nos creemos que el sujeto de una oración y el nombre que hay como núcleo del sujeto se corresponde con exactitud a una realidad, a una sustancia… Pues no, esto sería ingenuo, puesto que sabemos que la realidad es científicamente algo más complejo; que hay átomos y todo eso.)

Las palabras son metáforas para Nietzsche, no son etiquetas exactas, científicas, matemáticas, sino aproximaciones que nos sirven, que sirven a la vida. Y según sea la vida, esas palabras darán lugar a unos conceptos o a otros… En el caso de una vida decadente, de una forma vital que niega la vida, los conceptos son esos de los filósofos, un conjunto de ideas que esos mismos filósofos sostienen que son el mundo verdadero (Bien, Belleza, Justicia, Dios, etc.).

Para nada… Para Nietzsche son “ídolos” cuyo “crepúsculo” (no el de la mañana, sino el de la tarde, el del ocaso) ha llegado.

19 abril 2009

FILOSOFIA 1º BACH CN, RECORDATORIOS PARA LA 3ª EVALUACION

Para no perdernos entre mares y cruceros, ni tampoco entre las reglas de la lógica (proposiciones, conectivas, tablas de verdad, deducción y sus reglas, pruebas de independencia):

  • Queda pendiente el texto de Hesíodo y las cuestiones (23 de marzo), que aquí pego:

A propósito de su obra Los trabajos y los días (pp. 78-81; ed. Gredos, 2000):


Beneficios y perjuicios de la justicia.
Relación entre virtud y trabajo.
Ventajas de la enseñanza.
Ventajas del trabajo.
La honra del trabajo.
La vergüenza de la pobreza.
Los problemas del delito.
¿Conoces alguna otra historia, grecorromana o judeocristiana, acerca de lo que el trabajo tiene de bendición o de maldición? Cuéntala.

Otros asuntos sobre el tema (filosófico) del trabajo (la acción, la técnica, etc.):

Un texto de Mark Twain (Diarios de Adán y Eva, ed. Obelisco, 2006) sobre el tema bíblico, y humano, del paraíso perdido; o sea el inicio del castigo del trabajo y la muerte, además de otros innúmeros conflictos...

El inicio del problema: pp. 14 y ss.

***

  • Pendiente también el tema de la conciencia moral, que es otra forma de acción y relación humanas. Comenzaremos por Antígona.

EL ARBOL DE LA CIENCIA, CONTINUACIÓN...

  • En el primer capítulo ("Plan filosófico") de la cuarta parte, titulada "Inquisiciones", viene una discusión entre Iturrioz y Andrés Hurtado, una vez que éste ha regresado después de su estancia valenciana, de su trabajo de médico sustituto y habiéndose enterado de la muerte de Luisito. Intenta sintetizar el contenido de esa discusión filosófica, para lo que parece muy conveniente ir marcando las expresiones importantes, y consultarlas.

  • Los cuatro capítulos siguientes prolongan esta discusión. Paciencia y síntesis. No importa que todo no se entienda. Quizás los interlocutores de la novela tampoco sepan de qué están hablando.

De momento esto. Y no debemos olvidarnos de que lo primero que tenemos que hacer, en el estudio de la novela, es una reconstrucción sintética y cronológica de los hechos. Lo primero que tuvimos que hacer.

18 abril 2009

FILOSOFIA 2º BACH CT/HUM, SEGUIMOS CON NIETZSCHE, APARTADO 5

Prosigamos:

(En realidad este que comento, el 5, es el penúltimo párrafo de Nietzsche, no el antepenúltimo, pues el apartado o párrafo final ha desaparecido de la selección de textos propuesta. Pero en esto ni os fijéis.)

“El problema del error y de la apariencia”.

¿Qué significa esta expresión de Nietzsche al comienzo del apartado?

No debemos tener dudas al respecto. Se trata de la cuestión que importaba a Descartes y a Platón, en el campo de la teoría, del conocimiento filosófico y científico, y que cada uno pretendía solventar a su modo.

Descartes, en la filosofía moderna, fijándose en el proceder de las matemáticas, de la geometría y el álgebra, para ver si en su manera de deducir, en el riguroso modelo de explicación y conocimiento que nos proporcionan estas ciencias exactas, las matemáticas, se halla un camino o método que puedan valer al espíritu humano (razón, mente, inteligencia, etc.) en el ámbito de la filosofía en general.

Platón, en la filosofía antigua, en Grecia, el lugar de nacimiento de la filosofía, del logos o razón que quiere comprender todas las cosas, el mundo de ahí fuera, de la naturaleza, el cosmos, pero también el mundo de dentro, el de los seres humanos y sus relaciones, su conciencia moral (su corazón, podríamos decir; su “demonio” interior, dice Sócrates).

También Platón, él más que nadie, y por eso Nietzsche ataca justamente la filosofía de Platón: porque es la fundadora, la original, la que proporciona los conceptos que luego van a repetir o con los que van a jugar los demás filósofos, sean más racionalistas o se fijen más en la experiencia de los sentidos (empiristas). Esto es, que Nietzsche considera su obligación de filósofo (aunque él pretende ser un psicólogo o como un médico que diagnostica los males del alma y del cuerpo, de la vida en general, de donde los filósofos se han inventado su conceptos), considera su obligación, digo, ir a la fuente, al lugar original de los errores en las ideas de los filósofos. O sea: Platón (aunque también Sócrates, el maestro amado por Platón).

El primer error está en diferenciar (Platón) una “apariencia” (de los sentidos: el mundo visible, el mundo de la izquierda de la línea, el mundo del interior de la caverna), por un lado, y una “realidad”, por otro. Una “realidad” conocida a través de la razón, de las matemáticas primero y de la filosofía dialéctica finalmente, como se nos dice en el símil de la línea (o sea, el significado de la parte de la derecha), una “realidad” que es la que conoce finalmente el prisionero liberado de las sombras, las ignorancias y las injusticias de la caverna, que sale a la luz del mundo y finalmente ve el sol (quiero decir, el Bien).

No es poca cosa lo que el filósofo conoce al conocer el Bien y el resto de las Ideas que de él proceden y por él se explican (de la misma manera que del sol proceden las cosas naturales y a causa del mismo sol las vemos, según su símil del sol)… No es poca cosa, porque ese conocimiento exhaustivo, pormenorizado, intelectual, de la verdadera realidad, de esa trama o mundo inteligible que conforman las Ideas, es de la mayor utilidad: permite al filósofo que se ha ido formado, educando, instruyendo en ese saber, trasladar a la ciudad, a la política, a la sociedad de los seres humanos, todo ese conocimiento del Bien y de los justo que ha ganado teóricamente. De manera que en la práctica ese bien y justicia se convierten en virtudes concretas de todos y cada uno de los componentes del estado ideal platónico, de su utopía soñada: trabajadores moderados, que no se dejan llevar por sus deseos sensuales, militares valerosos, guardando el orden de la ciudad prescrito por los sabios y prudentes gobernantes de esta ciudad ideal…

Piensa que esa misma exactitud que Platón quiere para su ciudad perfecta (da igual que nosotros, ciudadanos de democracias parlamentarias avanzados, conozcamos por experiencia histórica que las ciudades perfectas no lo son), es la que Descartes quiere para edificar de nueva planta la ciencia, y que él también ordena la sabiduría, buscando armonizar sus partes.

Las raíces de ese “árbol de la sabiduría” están en la metafísica, según Descartes. Es decir, en esa filosofía fundamental y primera que Descartes nos dispone en la parte IV de su Discurso del método: conocimiento indudable de que yo, mi ala, existo (porque pienso, porque dudo, y así veo con claridad y evidencia, sin lugar a dudas, que yo soy o existo); conocimiento, después, de que Dios existe, causa de la perfección e infinitud de su idea, que yo tengo de manera innata en mi mente, pero que yo no he podido crear, dada mi imperfección; conocimiento, finalmente, de que el mundo exterior, material, de los cuerpos y los movimientos, existe, a causa de que Dios, perfecto, infinito, bondadoso, no ha de engañarme. Etc.

Todo queda tan ordenado por Descartes que hasta se produce un “círculo vicioso”: a causa de que mi razón es capaz de obtener evidencias, verdades dotadas de claridad y distinción, es por lo que puedo llegar al conocimiento de Dios, que, a su turno, me obliga a “dar la vuelta”, a girar en mi pensamiento: porque Él es el avalista o asegurador de que mi mente sea capaz de ideas claras y distintas…

¿Y Kant qué?

Aparte del hecho que la cuestión de la exactitud filosófica y científica representa una cuestión básica para la filosofía kantiana, está el hecho de que en el texto hemos visto, que pertenece a una obra sobre filosofía moral (Fundamentación de la metafísica de las costumbres), se da esa misma tendencia a buscar realidades y cosas exactas, ahora en el terreno de la moral, de la razón no teórica, sino práctica. O sea, en el terreno del funcionamiento de la inteligencia de los seres humanos, de cara a fijar las reglas por las que se ha de regir su conciencia para alcanzar normas de convivencia ajustadas…

También en el terreno de la moral importa alcanzar un método, algún procedimiento que nos lleve a “realidades”, que nos haga salir de las “apariencias”, también en este campo…

Lo que pasa es que en este campo de la moral todos participamos, todos debemos participar ( si no, mal vamos; seríamos seres asociales, incapaces de convivir). Todos tenemos una idea más o menos clara de lo que es ir con buena voluntad en nuestros asuntos y relaciones. No nos solemos engañar al respecto, aunque queramos engañar a los demás. Pero a nuestra conciencia no la engañamos. Porque en esa misma conciencia moral está la realidad de la moral. Pues esa conciencia consiste, finalmente, en que seamos capaces de proyectar nuestras reglas de conducta (nuestras máximas, dice Kant) hacia lo general: universalizarlas como si fueran leyes de la naturaleza física, como esa de Newton que formula cómo gravitan entre sí dos cuerpos cualesquiera.

Esto es, que las leyes morales, una vez que lo son, una vez que hemos sometido nuestras máximas, o reglas de comportamiento particulares al test de universalidad (“Actúa de tal manera que pudieras convertir la máxima de tu voluntad en una ley universal de la naturaleza)”, son universales, se aplican a todos los seres humanos, racionales, se aplican por igual, son objetivas, y son necesarias, no hay excepciones.

Son “imperativos categóricos”, obligaciones incondicionales, mandatos sin excusas. Proceden esas reglas de la razón: pues la razón las ha sometido a su test de prueba; igual que el método de Descartes somete a las creencias depositadas en nuestra mente por la educación, la experiencia, las tradiciones, etc. A la prueba de la evidencia, al criterio de verdad que en su primera regla nos explica cómo debemos diferenciar entre la “apariencia” de verdad y la verdad que es “realidad”.

Que las leyes morales sean asimilables a leyes físicas, como la ley de gravitación universal de Newton, que sean asimilables a fórmulas descarnadas que sirven para cuerpos materiales, no significa que los seres humanos seamos “fórmulas”. Pues la ley moral, acaba señalando Kant en el texto de la Fundamentación… nos representamos a nosotros mismos, y nos tenemos unos a otros, como algo más y algo diferente a cosas que tiene un valor de cambio, que pueden ser cambiadas unas por otras en el mercado, que pueden ser tasadas en dinero.

No. Sostiene Kant que los seres humanos, los seres racionales, en general, nos hacemos la idea en nuestra conciencia de que somos algo más que cosas. Somos personas, seres dotados de dignidad, que la exigen para sí y que la tienen que respetar en otros, si es que la ley moral tiene algún sentido, si tenemos claro lo que significa humanidad.

En ese sentido, en el de que somos personas, dotadas de una dignidad, que es como la frontera de un país irrebasable e inviolable, está el fundamento real de las leyes morales, la carne y la sangre diríamos, de la fórmula de la universalidad, del imperativo categórico, de los deberes de conciencia y de nuestras ideas de lo que está bien y mal y cómo debemos conducirnos.

El fundamento de nuestra dignidad y valor sin precio nos lleva a formular de otra manera, sin decir algo distinto, el imperativo categórico: “Actúa del manera que uses de tu humanidad, en tu persona y en la de cualquier otro, no solamente como un medio, sino siempre y al mismo tiempo como un fin”. Esto es, que el aprovechamiento de nuestros cuerpos físicos (en el trabajo y en la sexualidad) queda justificado en la manera en que se limite: en la idea de que siempre hay un límite impuesto por la dignidad racional. Trabajo, si. Esclavitud, no.

[Sé que me he extralimitado, que me he ido de Nietzsche a muchos otros sitios, y finalmente y en especial a Kant. Pero: a) Kant entra en el próximo examen y pienso que lo que he escrito puedo ser útil y que había dicho que iba a escribir algo. Aquí está. B) no me he ido de ninguna manera de la expresión de Nietzsche que entrecomillé al principio, sobre la diferencia entre “apariencia” y “realidad”. Sino que he ido concretando como se manifiesta en diferentes filósofos. En Kant está claro que la “apariencia” pertenece a nuestras “inclinaciones” (deseos, tendencias, gustos, sentimientos, etc.) particulares, subjetivas. La ley moral, racional, objetiva, el imperativo categórico y todos esos conceptos relacionados representan la “realidad” moral. Me queda explicar por qué Nietzsche denuncia radicalmente esa diferencia que establecen los filósofos racionalistas entre “apariencia” y "realidad”. Lo dejo para después. De momento sólo digo que los filósofos han sido unos negadores del cuerpo y sus sentidos, unos rencorosos, unos vengativos y unos inmorales (con el cuerpo).]

15 abril 2009

FILOSOFIA 2º BACH CT/HUM, EXAMEN DE PLATON + DESCARTES, 16 DE ABRIL

Recuerdo que me interesa básicamente el conocimiento correcto de los textos de Platón y de Descartes, que sepáis estructurarlos, y que luego sepáis contar (= escribir de manera adecuada) lo que habéis estudiado (que debe ser igual a comprendido y pensado por cuenta de uno; si no, no hacemos nada).

Para los despistados facilito de nuevo un esquema de los textos, por si ayudara:

Platón:

  • Una introducción sobre para qué importa el Bien, y lo que NO es, ni inteligencia ni placer, y por qué no,
  • el símil del sol,
  • el símil de la línea,
  • mito de la caverna.

Descartes:

Parte II:

  • Ejemplos de por qué es útil proceder con un criterio uniforme y planificar los asuntos humanos,
  • por qué Descartes decidió reformar su pensamiento,
  • las matemáticas como modelo y lugar de dónde surge el método,
  • cómo ese mismo método se aplica a las matemáticas, que es el lugar de donde ha salido.

Parte IV:

  • Cogito ergo sum,
  • Dios y los argumentos para demostrarlo,
  • el conocimiento del mundo exterior de los cuerpos,
  • Dios como garante (avalista) de las evidencias (=ideas claras y distintas); esto es, el "círculo vicioso".

Quedo a vuestra disposición para las dudas. Tranquilidad y estudio.

***

Por otra parte: un enlace sobre Nietzsche que puede que resulte muy útil, intuitivo y esquemático.

Hacia el final de esa presentación sobre Nietzsche vienen otras, entre ellas una de Descartes (también por Concepción Pérez). Mírala.

14 abril 2009

NIETZSCHE, ALTERNATIVAS A MÍ

Propongo este comentario, más fragmentado que el mío, e interesante y útil por la explicación de los términos, del capítulo "La razón en la filosofía", en el blog de un colega canario (o en Canarias).

De nada...

Quien no estudia es porque, mayormente, no quiere.

13 abril 2009

IMAGENES DEL CEREBRO

Imagen de resonancia magnética de un sujeto con talento matemático (Foto: Laboratorio de imagen Hospital Gregorio Marañón) (Diario El mundo)

11 abril 2009

FILOSOFIA 2º BACH CT/HUM, NIETZSCHE, ANTEPENÚLTIMO APARTADO

5

Contrapongamos a esto, por fin, el modo tan distinto como nosotros (-digo nosotros por cortesía ... ) vemos el problema del error y de la apariencia. En otro tiempo se tomaba la modificación, el cambio, el devenir en general como prueba de apariencia, como signo de que ahí tiene que haber algo que nos induce a error. Hoy, a la inversa, en la exacta medida en que el prejuicio de la razón nos fuerza a asignar unidad, identidad, duración, sustancia, causa, coseidad, ser, nos vemos en cierto modo cogidos en el error, necesitados al error; aun cuando, basándonos en una verificación rigurosa, dentro de nosotros estemos muy seguros de que es ahí donde está el error. Ocurre con esto lo mismo que con los movimientos de una gran constelación: en éstos el error tiene como abogado permanente a nuestro ojo, allí a nuestro lenguaje. Por su génesis el lenguaje pertenece a la época de la forma más rudimentaria de psicología: penetramos en un fetichismo grosero cuando adquirimos consciencia de los presupuestos básicos de la metafísica del lenguaje, dicho con claridad: de la razón. Ese fetichismo ve en todas partes agentes y acciones: cree que la voluntad es la causa en general, cree en el "yo", cree que el yo es un ser, que el yo es una sustancia, y proyecta sobre todas las cosas la creencia en la sustancia-yo -así es como crea el concepto "cosa"... El ser es añadido con el pensamiento, es introducido subrepticiamente en todas partes como causa; del concepto "yo" es del que se sigue, como derivado, el concepto "ser"... Al comienzo está ese grande y funesto error de que la voluntad es algo que produce efectos,- de que la voluntad es una facultad... Hoy sabemos que no es más que una palabra... Mucho más tarde, en un mundo mil veces más ilustrado, llegó a la consciencia de los filósofos, para su sorpresa, la seguridad, la certeza subjetiva en el manejo de las categorías de la razón: ellos sacaron la conclusión de que esas categorías no podían proceder de la empiria, - la empiria entera, decían, está, en efecto, en contradicción con ellas. ¿De dónde proceden, pues? - Y tanto en India como en Grecia se cometió el mismo error: "nosotros tenemos que haber habitado ya alguna vez en un mundo más alto (- en lugar de en un mundo mucho más bajo: ¡lo cual habría sido la verdad! ), nosotros tenemos que haber sido divinos, ¡pues poseemos la razón!"... De hecho, hasta ahora nada ha tenido una fuerza persuasiva más ingenua que el error acerca del ser, tal como fue formulado, por ejemplo, por los eléatas: ¡ese error tiene en favor suyo, en efecto, cada palabra, cada frase que nosotros pronunciamos! -También los adversarios de los eléatas sucumbieron a la seducción de su concepto de ser: entre otros Demócrito, cuando inventó su átomo... La "razón" en el lenguaje: ¡oh, qué vieja hembra engañadora! Temo que no vamos a desembarazarnos de Dios porque continuamos creyendo en la gramática...

Comentemos (12-4-09):

Empezamos marcando en rojo expresiones y términos que son importantes, porque los debemos conocer ya como palabras que emplean los filósofos, o que nosotros tenemos que emplear para entenderlos correctamente a ellos (si nos interesa).

Expresiones marcadas en rojo... y fragmentos de texto marcados en rojo. El texto no tiene desperdicio.

Digamos que lo marcado en rojo nos tiene que llamar la atención, no por el color de la fuente de texto, sino porque nos recuerde argumentos y términos de otros pensadores. En este apartado, en concreto, tenemos que pensar, evidentemente, en Platón y en Descartes. Pero tenemos que saber que Nietzsche argumenta en contra (esto lo digo yo, pero tú no lo escribas en un examen: los filósofos no son abogados que se pelean... porque a veces son peores) de Platón y Descartes, a causa de que éstos son filósofos que se basan en la razón; es decir, en la creencia en la razón...

Y, ¿en qué consiste o en qué se basa la razón -se pregunta Nietzsche, y se responde él mismo en el texto, en este fragmento?

La razón, según Nietzsche la razón es un prejuicio y se constituye a base de prejuicios.

Justo lo contrario de la tesis de Descartes, que sostenía que la razón inspirada en un método era capaz de deshacerse de los prejuicios, creencias infundadas que la experiencia nuestra, nuestro aprendizaje, las enseñanzas contradictorias de los maestros, etc.

Pues no, para Nietzsche existe un "prejuicio de la razón", como una especie de adoración religiosa y supersticiosa de la "diosa" razón, como si ésta fuera lo más alto o nos pusiera en contacto con lo más alto y supremo, a través de los conceptos que crea (como los que he marcado en rojo en el fragmento de ahora; ¿localizas los que son?). Como si creyéramos que la razón nos pone en contacto con lo más alto, con lo supremo: las Ideas en Platón, o Dios en Descartes y en muchos otros filósofos, cristianos o no.

Pues no: la razón no nos ponen en contacto con lo superior, con un mundo inteligible y más perfecto que éste, sino que la razón, la inteligencia, se basa en lo más grosero (lo más grueso, lo más basto o rudimentario) que existe, en el lenguaje.

Más que el lenguaje sea grosero, se trata de que creerse el lenguaje, aquello que hablamos o escribimos, sí que constituye una simpleza, una ingenuidad. "Fetichismo" (creencia en fetiches, en ídolos, es el término que emplea Nietzsche).

Es como si pensáramos que todo aquello que decimos con nuestras oraciones simples se corresponde exactamente, punto por punto, con lo que sucede en el mundo realmente... Parece cosa de niños. Para Nietzsche los filósofos son justamente esos niños crédulos...

(To be continued)

09 abril 2009

FILOSOFÍA, TEXTOS DE BLOG

Razonemos...

Un post (de E. Sánchez Bravo) sobre teorías conspirativas.

Razonemos, que no significa buscar argumentos para creerse que uno tiene la verdad.

Quizás habría que hacer lo contrario, buscar los puntos débiles de las propias posiciones, ¿no? Era el espíritu de lo que sostenía Karl Popper acerca del modo de proceder de la ciencia, aquello que le permite acercarse a la verdad de algún modo. Pero, quien está convencido de que tiene la verdad, y encuentra argumentos para mostrarlo (es tan inteligente... ), ése, ¿a qué verdad se va a aproximar?, ¿para qué va a salir de su círculo mental (cerrado)?

08 abril 2009

FILOSOFIA 2º BACH CT/HUM, SEGUIMOS CON NIETZSCHE, Párrafo 4

Voilá:

4

La otra idiosincrasia de los filósofos no es menos peligrosa: consiste en confundir lo último y lo primero. Ponen al comienzo, como comienzo, lo que viene al final -¡por desgracia!, ¡pues no debería siquiera venir!- los "conceptos supremos", es decir, los conceptos más generales, los más vacíos, el último humo de la realidad que se evapora. Esto es, una vez más, sólo expresión de su modo de venerar: a lo superior no le es lícito provenir de lo inferior, no le es lícito provenir de nada... Moraleja: todo lo que es de primer rango tiene que ser causa sui [causa de sí mismo]. El proceder de algo distinto es considerado como una objeción, como algo que pone en entredicho el valor. Todos los valores supremos son de primer rango, ninguno de los conceptos supremos, lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto - ninguno de ellos puede haber devenido, por consiguiente tiene que ser causa sui. Mas ninguna de esas cosas puede ser tampoco desigual una de otra, no puede estar en contradicción consigo misma... Con esto tienen los filósofos su estupendo concepto "Dios"... Lo último, lo más tenue, lo más vacío es puesto como lo primero, como causa en sí, como ens realissimum [ente realísimo]... ¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas! - ¡Y lo ha pagado caro! ...

Vayamos con el comentario (11-4-2009):

Recuerda la palabra "idiosincrasia". El DRAE define esta palabra como "Rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad". El individuo en este caso es el filósofo. Es decir, que a Nietzsche le parece importante la manera de ser del filósofo en relación con las ideas que ese filósofo defiende. Sin embargo, tradicionalmente la filosofía ha pretendido que lo importante son los argumentos, las explicaciones objetivas, los métodos y las pruebas científicas, y cuanto más "matemáticas" mejor...

Nietzsche sostiene que ese carácter propio de los filósofos (esa "idiosincrasia") consiste en confundirse con el orden de las cosas, consiste en poner cmo primero y principal lo que no lo es, lo que en verdad tendría que ser totalmente secundario y venir al final, y ni mucho menos como algo importante...

Lo que debe venir al final, si es que en realidad tienen que venir en algún momento, son, según Nietzsche, los "conceptos suprenmos". O sea: esas grandes palabras y conceptos que han ocupado la mente de los filósofos, los cuales las han considerado como la verdadera realidad (pretendiendo que era algo que todos debían creer, a causa de lo bien fundamentado que estaba) . Las Ideas platónicas, por ejemplo (Belleza, justicia, Bondad, etc.). También esas ideas que Descartes descubre, como innatas o congénitas (genéticas diríamos nosotros) a la razón humana: el alma o res cogitans (yo pienso, yo soy), Dios, que es un ser perfecto o infinito (res infinita), los cuerpos materiales (res extensa).

Es verdad que Descartes se basa en el examen de su propia razón, mientras que Platón tiende a localizar como un mundo exterior a la mente, como algo que la mente tendría que descubrir tras su training matemático, o salida de la caverna. En todo caso el ejercicio de la razón es básico, por eso hay que someterla a métodos (Descartes), entrenarla a lo largo de la vida (Platón, para sus gobernantes filósofos).

También es básico el empleo y reflexión de la razón en el caso de la moral, es decir, en el caso de lo que los seres humanos consideramos que está bien o mal (con independencia de lo que digan las leyes; recuerda que a veces podemos considera que hay leyes injustas, como las que justifican la esclavitud, o la sumisión de la mujer). Es decir, que también la razón moral se ocupa de ideas (morales)...

Pues bien, lo que sostiene Nietzsche, atacando de raíz esa tradición, es la condición de esas mismas ideas, su validez. O sea: que para él no valen más que como "síntomas" del carácter del filósofo. De su carácter de persobna religiosa, creyente (contradiciéndose el filósofo: porque el filósofo sostiene que su inteligencia es plena y metódicamente racional).

Si son "síntomas" es que habrá que pensar que el filósofo es un enfermo, un ser humano resentido contra la vida, esta vida y este mundo, y que por esa razón de que está resentido tiene que inventarse otro mundo y otra realidad más verdaderas, que no cambian, que no mueren, que no son "históricas".

Escribe Nietzsche:

"Todos los valores supremos son de primer rango, ninguno de los conceptos supremos, lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto - ninguno de ellos puede haber devenido, por consiguiente tiene que ser causa sui."

Lo que he marcado en rojo es importante. Para Nietzsche son lo mismo los conceptos (de un filósofo) que los valores (las cosas que valen para ese mismo filósofo). Esto es, que los conceptos con que percibimos y explicamos la realidad (no solamente los filósofos, sino nosotros también) equivalen a evaluaciones o puntos de vista que tenemos sobre esa realidad, a la manera en que nos fijamos en unas cosa, seleccionándolas porque nos interesan, mientras que en otras no nos fijamos y las dejamos de lado.

Esto lo advierte Nietzsche, es decir, que los conceptos de los filósofos, esas grandes Ideas de verdad, perfección, bien, etc. (como las que menciona en el fragmento que acabo de citar), que culminan en la Idea de Dios (que tiene que ser "causa sui", es decir, que tiene que existir por sí misma, que no la podemos haber creado nosotros; recuerda que es lo que escribía Descartes: que nosotros no podemos haber creado la Idea de un ser perfecto, dado que nosotros somos imperfectos)... todas esas ideas que descubre o se inventa la razón no son nada más que productos (invenciones, ficciones, mentiras, etc.) de los filósofos, creaciones de los filósofos "racionalistas", que son incapaces, por su debilitada y enferma voluntad, de afirmar la realidad y la vida tal y como son, y que por eso tienen que inventarse otro mundo donde las cosas no cambien ni mueran, donde no haya historia, para consolarse y estar a la altura.

Pero todo eso son ídolos, "idolatrías", y es como creerse que la momia es la persona viviente... Esto son los filósofos según Nietzsche: tejedores de telarañas (la araña es la razón; la tela, los conceptos o ideas; la mosca cazada y muerta, la vida real, los cuerpos, los sentidos)...

FILOSOFIA 2º BACH CT/HUM, SEGUIMOS CON NIETZSCHE, Párrafo 3

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¡Y qué sutiles instrumentos de observación tenemos en nuestros sentidos! Esa nariz, por ejemplo de la que ningún filósofo ha hablado todavía con veneración y gratitud, es hasta este momento incluso el más delicado de los instrumentos que están a nuestra disposición: es capaz de registrar incluso diferencias mínimas de movimiento que ni siquiera el espectroscopio registra. Hoy nosotros poseemos ciencia exactamente en la medida en que nos hemos decidido a aceptar el testimonio de los sentidos, -en que hemos aprendido a seguir aguzándolos, armándolos, pensándolos hasta el final. El resto es un aborto y todavía-no-ciencia: quiero decir, metafísica, teología, psicología, teoría del conocimiento. 0 ciencia formal, teoría de los signos: como la lógica, y esa lógica aplicada, la matemática. En ellas la realidad no llega a aparecer, ni siquiera como problema; y tampoco como la cuestión de qué valor tiene en general ese convencionalismo de signos que es la lógica.-

Vayamos por partes:

a) En este párrafo Nietzsche sigue concretando su crítica a los filósofos y las filosofías anteriores, tal y como ha ido haciendo en los dos párrafos anteriores. Los filósofos, ha sostenido Nietzsche, se olvidan de la vida, atentan contra los derechos de la vida, de la naturaleza… Así que se comportan como si fueran sepultureros o momificadores. Por esa razón emplea Nietzsche la palabra “egipticismo” en el primer párrafo. Los egipcios embalsamaban cuerpos, y así se creían que iban a eternizar la vida. Pero eso que encerraban en las tumbas, como si éstas fueran palacios, no era más que un cuerpo muerto; no la vida viva, sino una apariencia de vida, algo totalmente falso. Esto es lo que han ido haciendo los filósofos racionalistas, aquellos filósofos que ponen la razón y la inteligencia por encima del cuerpo, y de los sentidos que constituyen el cuerpo y que nos ponen en relación, y hasta en comunión, con otros seres, con el mundo exterior… Así han valorado la inteligencia, por encima de todo, pensadores como Platón, Descartes, Kant y muchos más.
b) Los filósofos que además han sido creyentes firmes en su religión, éstos se han olvidado doblemente de la vida. Así, para los cristianos, denunciados una y otra vez por Nietzsche en su obra filosófica, sostienen que este mundo y esta vida no es la verdadera, que la tierra no es la verdad, sino que la verdad está en otra parte, en un Reino de los Cielos, en un mundo aparte que no tiene nada que ver con éste. Aunque se parece desde luego al mundo inteligible que decía Platón, y que para Platón era el lugar verdadero donde estaban las almas, la parte más valiosa del hombre, la que era inmortal… No es raro: el cristianismo es un platonismo para el pueblo, al decir de Nietzsche…
c) Si los filósofos han sido tan “racionalistas”, tan “adoradores” de la razón, lo cual significa que se han conducido como unos creyentes cualesquiera (que no razonan sus creencias, su fe), aunque ellos sostengan que no (pero ellos han creído en la razón, ¿no?)… si la filosofía a lo largo de la historia se ha comportado (a esta manera de ser Nietzsche la denomina “idiosincrasia”) de este modo anti-natural, despreciando el cuerpo y los sentidos, pues entonces, mantiene Nietzsche, habrá que devolverle al cuerpos sus derechos, empezando por los sentidos…
d) Esta nueva evaluación positiva de los sentidos es la que hace Nietzsche en el párrafo que he reproducido arriba del texto, que es el párrafo tercero del capítulo que debemos leer, analizar y estudiar. Y Nietzsche se va directamente al extremo, hacia uno de los sentidos que parece menos humano: el olfato. Cosa de perros, de filósofos “cínicos”. Nietzsche no se dirige a la vista ni al oído, que al fin y al cabo han sido unos sentidos relativamente privilegiados y prestigiosos en la tradición intelectual: la vista es el ejemplo que pone Platón en su símil del sol para explicar el Bien, y Platón escribe que no son poca cosa ni la vista ni el sol; el oído, dentro de la historia del cristianismo, es fundamental en la institución de la confesión, esa práctica en la cual el creyente desnuda el alma para confesar sus faltas (pecados) y que Dios le haga ser de nuevo puro cuando cumpla la penitencia marcada. No. Nietzsche empieza por el olfato; del cual dice que es más fiable que un instrumento científico de precisión, como el espectroscopio. Habrá que pensar que si ese olfato es tan útil para el conocimiento, como da a entender Nietzsche, será capaz de detectar no solamente lo que huele bien, sino también lo que huele mal, la corrupción y la enfermedad.
e) Pues de eso se trata, nos comunica Nietzsche: de que la tradición filosófica apesta: no en vano se entretiene con muertos, aunque sean conceptuales. O sea: que la razón que produce conceptos, o que los descubre, la razón que produce las ciencias exactas como son la matemática y la lógica, lo que está haciendo es acabar con lo que la vida tiene de más real, que es aquello que nos manifiestan los sentidos y los cuerpos: el movimiento, el cambio, la alegría y el dolor, etc. Es decir, este mundo… no el otro que se inventan los filósofos y los sacerdotes, que para Nietzsche son lo mismo: gentes débiles, resentidas, plebeyas…

03 abril 2009

FILOSOFIA 2º BACH CT/HUM, SEGUIMOS CON EL TEXTO DE NIETZSCHE

2

Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito. Mientras que el resto del pueblo de los filósofos rechazaba el testimonio de los sentidos porque éstos mostraban pluralidad y modificación, él rechazó su testimonio porque mostraban las cosas como si tuviesen duración y unidad. También Heráclito fue injusto con los sentidos. Estos no mienten ni del modo como creen los eléatas ni del modo como creía él, - no mienten de ninguna manera. Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que introduce la mentira, por ejemplo la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia, de la duración... La "razón" es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los sentidos no mienten... Pero Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía. El mundo "aparente" es el único: el "mundo verdadero" no es más que un añadido mentiroso...

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¡Y qué sutiles instrumentos de observación tenemos en nuestros sentidos! Esa nariz, por ejemplo de la que ningún filósofo ha hablado todavía con veneración y gratitud, es hasta este momento incluso el más delicado de los instrumentos que están a nuestra disposición: es capaz de registrar incluso diferencias mínimas de movimiento que ni siquiera el espectroscopio registra. Hoy nosotros poseemos ciencia exactamente en la medida en que nos hemos decidido a aceptar el testimonio de los sentidos, -en que hemos aprendido a seguir aguzándolos, armándolos, pensándolos
hasta el final. El resto es un aborto y todavía-no-ciencia: quiero decir, metafísica, teología, psicología, teoría del conocimiento. 0 ciencia formal, teoría de los signos: como la lógica, y esa lógica aplicada, la matemática. En ellas la realidad no llega a aparecer, ni siquiera como problema; y tampoco como la cuestión de qué valor tiene en general ese convencionalismo de signos que es la lógica.-


(Los comentarios, después)

Pero no me resisto a poner en rojo (señal de peligro, señal de llamar la atención: la vuestra) buena parte del parágrafo 2. Se mienta el nombre de Heráclito (el filósofo del "todo fluye"; el filósofo que mantiene la opinión de que la realidad consiste en cambio, en continua creación y destrucción; la doctrina de que la armonía surge nada más que del conflicto).

Se opone su nombre al "resto del pueblo de los filósofos". Observa ya que esto representa una total falta de respeto de Nietzsche (que había estudiado Filología Clásica) por el sentimiento de casta, normalmente aristocrático y antiplebeyo, de los filósofos.

Por ejemplo:

Platón predicaba el ideal del filósofo-rey, del gobernante-sabio y del sabio-gobernante. Nada democrático. Tampoco se manifiesta democrático Descartes con ese camino ("método") que él recomienda para su mente y no para otras... pero se excusa diciendo que lo hace porque no le convencen las opiniones que han ido imbuyendo en su experiencia propia los demás maestros. Es decir, que pone su mente (metódica, esto sí; sometida a reglas simples y fáciles) por encima de la pluralidad de las voces, aunque sean maestros. Esto tampoco es muy democrático.

Entonces lo que hace Nietzsche es asestar una bofetada en el orgullo de los filósofos (de la filosofía), y señalarles que de aristocráticos no tienen nada: que son una masa y despreciable.

¿Por qué lo hace?

La respuesta está en lo que viene después del nombre de Heráclito (venerado por Nietzsche, aunque no diga Nietzsche que Heráclito no se equivoca, porque también escribe que se equivoca): los filósofos rechazan lo que muestran los sentidos. Justamente lo que empieza haciendo Platón.

Lo que Nietzsche quiere apuntar es que los filósofos rechazan ese cuerpo al que pertenecen los sentidos. Es decir, no solamente que los sentidos yerran y no nos manifiestan la verdad, sino que el cuerpo peca y nos aparta (con sus inclinaciones) de esa "buena voluntad" que era lo mismo que el deber y la ley moral para Kant. (Aunque Kant no era nada ingenuo: escribía que la voluntad de un ser humano no es santa, ni pura ni perfectamente racional.)

Ahora bien, rechazar el cuerpo equivale para Nietzsche a rechazar la vida (recordemos la "mímica de sepultureros" del primer parágrafo). A rechazar la vida tal y como se presenta: racional pero también ingenua; alegre, aunque también peligrosa; hecha de satisfacciones y felicidad, y también de dolor, destrucción y muerte. De armonía, y asimismo de conflicto. Afirmar la vida tal como se da, en eso consiste el "evangelio" de Nietzsche, la "buena nueva" que él pronuncia frente a todo lo que han sostenido los componentes del pueblo de los filósofos...

Nietzsche dice sí a la naturaleza. Es "naturalista". Los filósofos habían sido "sobrenaturalistas". En suma, los filósofos han mirado hacia lo sobrenatural, han sido espíritus religiosos, como los sacerdotes.

O sea: que tampoco han sido tan racionales, puesto que la religión se basa en la fe, en una creencia sin fundamentos firmes. En suma: ni aristocráticos ni racionales. Parece que los filósofos no se han conocido a sí mismos de una manera adecuada, que no han alcanzado la verdad acerca de su propia condición, a pesar de su inteligencia. Les ha faltado espejo, Nietsche se lo facilita y no son nada bellos. ¿Qué se esperaban?

02 abril 2009

FILOSOFIA 2º BACH CT/HUM, INICIO DEL TEXTO DE NIETZSCHE

NIETZSCHE, F:
El crepúsculo de los ídolos. (Trad. A. Sánchez Pascual). Ed. Alianza.
Madrid. 1979, pp.45-50.
‘La "razón" en la filosofía’
1
Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?... Por ejemplo, su falta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su egipticismo. Ellos creen otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni [desde la perspectiva de lo eterno], cuando hacen de ella una momia. Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras de los conceptos, cuando adoran, - se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran. La muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones, - incluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene no es... Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo que es. Mas como no pueden apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les retiene. "Tiene que haber una ilusión, un engaño en el hecho de que no percibamos lo que es: ¿dónde se esconde el engañador? - "Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad! Estos sentidos, que también en otros aspectos son tan inmorales, nos engañan acerca del mundo verdadero. Moraleja: deshacerse del engaño de los sentidos, del devenir, de la historia [Historie], de la mentira, - la historia no es más que fe en los sentidos, fe en la mentira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el resto de la humanidad: todo él es "pueblo". ¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono-teísmo con una mímica de sepulturero! - ¡Y, sobre todo, fuera el cuerpo, esa lamentable idée fixe [idea fija] de los sentidos!, ¡sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado, incluso imposible, aun cuando es lo bastante insolente para comportarse como si fuera real! ... "


He aquí el primer parágrafo del texto de Nietzsche. Los comentarios los iré poniendo en el mismo post.

(Seguirá)

“El crepúsculo de los ídolos”: éste es el título del libro de F. Nietzsche al que pertenece el capítulo que leemos, y que se titula, a su vez, “La razón en la filosofía”.

El crepúsculo es el ocaso, el final del día, cuando el sol se retira y viene la noche... Un asunto muy poético y hasta romántico. (También el crepúsculo es el alba, el inicio del día; pero esto es otra cuestión... Lo veremos.)

Lo que sucede es que hay que interpretar metafóricamente el título del libro... Lo cual a nosotros no nos tiene que resultar tan complicado, si nos acordamos de que Platón establecía comparaciones, analogías, símiles, que contaba historias y mitos, etc.

Así, por ejemplo, el sol era identificado con el Bien, porque era comparable el papel que jugaban, uno en el mundo físico y el otro en el mundo inteligible...

Entonces, cuando Nietzsche titula su libro “Crepúsculo... “, hay que pensar en que algo así como que el sol se pone... pero hay que interpretarlo figuradamente: lo que se pone realmente, las que dejan de funcionar, son esas mismas Ideas que a lo largo de toda la historia de la filosofía y de la cultura habían representado el centro y el objetivo de la mirada intelectual, la meta del conocimiento racional, de la moral, y hasta de la religión.

Es a esto a lo que se refiere la segunda parte del título del libro de Nietzsche (“... de los ídolos”). Los tales “ídolos” son nada más y nada menos que esa Ideas centrales, como el Bien de Platón, la Belleza, la Justicia; pero también el Pensamiento de Descartes (el yo pienso, luego yo soy o yo existo), y en general cualquier Idea de Realidad última, de Sustancia o de Ser Perfecto.

Como ese mismo Dios que es una sustancia o Cosa Infinita en Descartes, tan perfecta que si la tenemos en nosotros, en nuestra mente, como parte del conjunto mental de nuestras ideas, nosotros no la hemos podido crear, puesto que no somos proporcionados a su grandeza; a la vez que se ve con evidencia y verdad que esa Idea de Dios o del Ser Perfecto existe; y que sería contradictorio que se nos ocurriera imaginar que fuera la Idea de algo irreal o inexistente, que fuera nada (vayamos al texto de Descartes; allí lo podemos ver)...

Tampoco tiene sentido (o sea, que corresponde a una idolatría, a una adoración de “ídolos”) el concepto de una razón práctica o razón moral, como esa buena voluntad de Kant que está centrada en el cumplimiento del deber por el deber y en el respeto a la ley moral; es decir, en ajustar las máximas o reglas privadas de conducta al test del Imperativo categórico, esa forma o fórmula de mandato o mandamiento moral, que te pide que obres como si tu conducta tuviera que volverse ley universal, similar o asimilable a las reglas de la naturaleza que rigen el comportamiento de los cuerpos materiales (pensemos en ese gran sistema de la ciencia moderna que es la física de Isaac Newton, en cómo unifica la naturaleza en torno a una gran Ley)...

Parece que nos estamos yendo del texto de Nietzsche, de las palabras literales de Nietzsche... Pero realmente no es así. Lo que ocurre es que la filosofía de Nietzsche se construye a contracorriente o en oposición a todas las ideas, categorías o conceptos de la filosofía anterior.

Es una filosofía que desmonta o deconstruye todos los sistemas anteriores. Esto no se hace por capricho, evidentemente, sino basándose en un fallo de toda esa filosofía anterior, en el hecho de que había olvidado (así lo considera Nietzsche), nada más y nada menos que la Vida, y la forma móvil y conflictiva y cambiante que tiene esa misma vida...

Al contrario de lo que han ido haciendo los filósofos, que como no podían controlar ese devenir, es decir, esa condición cambiante o fugitiva de la realidad, llegaban a sostener nada menos que ese mundo físico, sensible, material, vital, etc. no es la verdadera realidad; sino que esa realidad únicamente está en las Ideas, es decir, en lo que el pensamiento es capaz de pensar, haciendo ver que esos pensamientos forman lo que Platón denominaba un Mundo Inteligible, que es más real que éste que vemos y vivimos. Es decir, que tenemos que salir de la caverna para ver la verdadera realidad y ajustar nuestra conducta a ella.

Lo que ocurre es que así nos olvidamos de la vida, y en vez de ver la realidad como es, pues nos estamos inventando otro mundo, sostiene Nietzsche.

Esto es lo que ha hecho la “razón en la filosofía” (es el título del capítulo de Nietzsche que leemos): inventarse sistemas de conceptos, como telas de araña que matan la realidad, que es lo que hacen las arañas con lo que apresan: inmovilizar y matar. También se puede decir que los filósofos, tan racionalistas ellos, se comportan como sepultureros (enterrando la vida), o como momificadores, embalsamadores, taxidermistas... sustituyendo la vida viva por un pálido reflejo que se le parece, pero que no lo es...sustituyendo lo vivo por lo muerto...

FILOSOFÍA 2º BACH CT/HUM, NIETZSCHE EN SEMANA SANTA

Ya sabrás la contradicción del título... ¿No la sabes?

He aquí el texto linkeado, que yo os iré comentando página a página estas vacaciones.