Platón,
República:
-Contexto histórico-cultural.
Platón contempla la crisis de la gran civilización ateniense y
de su forma de organización política democrática. Las luchas por
el poder y las guerras entre ciudades habían acabado con el
esplendor del período que se conoce como el de la Ilustración
griega, por analogía con el siglo de las luces (siglo
XVIII).
Platón no asiste a estos hechos como un
espectador imparcial. Es de noble familia y destinado a la carrera
política, y los ve como algo personal, como ciudadano. Un hecho
histórico tiene especial importancia en la evolución de la
mentalidad política y filosófica platónica: la condena y muerte de
su maestro Sócrates. Con el crimen cometido con Sócrates se puede
dar por acabado el ideal de la ciudad-estado (polis), autónoma y en
la que el ciudadano alcanza el sentido de su existencia. El proceso
de descomposición política llegará a su grado máximo con la
muerte de Alejandro Magno, a finales del siglo IV aC.
Se
trata de una época culturalmente muy brillante, a pesar de todos los
problemas sociopolíticos: el teatro recoge los viejos mitos y
también se ocupa de problemas más actuales como el de la ley y la
naturaleza (physis-nómos), que serán temas de debate para la
sofística y la filosofía; por su parte la sofística se presenta
con la pretensión de ofrecer a la juventud ateniense el saber que se
necesita para participar en la vida pública.
Se puede
decir que tanto el movimiento sofista como Sócrates van a cambiar el
centro de atención de la filosofía: desde el tema de la naturaleza
en general (physis) hacia el hombre como un ser que vive en comunidad
(animal político).
-Contexto filosófico. La
fílosofia se sitúa siempre en un marco o ambiente social, cultural
o histórico, aunque sus problemas puedan ser o parecer eternos. El
caso de Platón y de la filosofía griega en general no es una
excepción. De hecho, las condiciones económicas de Atenas y sus
contactos con otras culturas van a favorecer la actividad
filosófica.
En Platón, el interés por la vida buena,
personal y política, va a estar presente en todas sus obras, desde
la juventud hasta la vejez. Al principio Platón parece que se limita
a recoger las ideas de su maestro Sócrates, del que conservará el
diálogo como forma de filosofia. Incluso cuando Platón se ocupa de
los problemas más generales relativos al conocimiento de la realidad
(teoría de las ideas) está pendiente de la política; de hecho
espera que el gobierno justo sea posible por medio de la sabiduría,
de la filosofia o dialéctica (ideal del filósofo-rey).
En
República, la Idea de Bien, la más importante, es lo último
conocido y permite al gobernante-fílósofo saber lo que es justo y
gobernar justamente. El gobierno justo requiere educación. Se trata
de un tema presente tanto en los sofistas como en Sócrates; es
decir, la posibilidad de enseñar el bien, la virtud. En cuanto a la
teoría dualista que Platón maneja sobre el conocimiento, la
realidad y el hombre, Heráclito y Parménides, van a ser una
influencia fundamental en su pensamiento. Se puede decir que Platón
propone su mundo de las ideas como una salida al fracaso de todos los
intentos de la filosofia presocrática.
El Gorgias
ocupa un lugar significativo en el contexto interno de la obra de
Platón. Se ocupa de problemas políticos que sólo más tarde
desarrolla Platón, en República (idea del estado perfecto,
utopía) y en Las Leyes (más realista), El tema explícito de
este diálogo (el Gorgias) es la retórica (¿enseña lo
justo?, ¿debe servir para librarse del castigo si se ha obrado
mal?).
El problema que se plantea Platón es qué debe
tener en cuenta el verdadero político para gobernar, cuál debe ser
el principio o criterio que le guía: la ambición y satisfacción de
los placeres, o por el contrario la intención de hacer mejores y
justos a los ciudadanos. Platón piensa en la segunda posibilidad: el
buen político es el que mira por la justicia. Esta cuestión se
plantea en toda su crudeza con la intervención de Calicles, que
opone lo justo por naturaleza a lo justo tal como es establecido por
las leyes sociales. Se trata del problema del que se ocupan tanto los
sofistas (el más importante y respetado es Protágoras) como los
filósofos; también los historiadores (Tucídides). El problema de
la convivencia política, de la ley y la justicia será desarrollado
posteriormente por Aristóteles, en un sentido más realista que
Platón. La La crisis y derrumbe de la ciudad-estado implicará que
la búsqueda del sentido de la vida, de la felicidad, será asunto
del individuo, que ya no está más arropado por el manto de la
ciudad-