13 mayo 2008

FILOSOFIA 2º BACHILLERATO, M. ZAMBRANO, PARA EL EXAMEN

Unos consejos que no vendrán mal, seguramente:

1. Paciencia, ya lo sabemos.
2. Leerse el texto.
3. Saber que en filosofía no hay verdades exactas, pero sí interpretaciones bien escritas arumentadas, y lo contrario (esto no se debe).
4. Aparte: No vería yo gran diferencia entre lo que critican (aquello de lo que sospechan o que ven incorrecto) Nietzsche y María Zambrano: los dos critican el exceso de los filósofos, consistente en fijarse únicamente en los conceptos, en las ideas, en el pensamiento lógico y matemático, olvidando la realidad concreta, que no es tan lógica ni tan conceptual.
5. Ahora bien: Mientras que N. opone radicalmente la razón de los filósofos y la vida, M. Zambrano se nos presenta más integradora. Esto significa que a la vez que la filosofía y sus conceptos o ideas, se precisa otra forma de inteligencia, logos o palabra, o razón. Se trata de la poesía. Es decir, al lado de Platón y de Desacrtes, los poetas. Los poetas sabemos que vienen de y que tienen que ver con lo sagrado, con lo religioso, con los más misterioso de la naturaleza del mundo y del hombre. Al ser tan misterioso, o asombroso, o maravilloso, no se deja encasillar en ideas como las que utilizan filósofos, matemáticos, científicos y personajes de esta índole...

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¿Cómo debemos entender, según M. Zambrano, lo que hacen los filósofos?

Recordemos lo que pasa con Nietzsche en su ataque a la razón, tal y como la han practicado los filósofos a lo largo de la historia del pensamiento: los filósofos, según Nietzsche, momifican, matan, disecan, tejen telarañas en lugar de la realidad, en lugar de la vida, en lugar de la voluntad de poder...

Esto es así porque los filósofos son adoradores, sacerdotes, unos espíritus religiosos que por su debilidad propia se inventan otro mundo mejor para consolarse de esa debilidad y enfermedad suya, que básicamente consiste según N. en no estar a la altura de las tareas (de la aventura) que la vida plantea a los seres humanos.

Resumamos: los filósofos son y han sido a lo largo de la historia del pensamiento unos resentidos personajes y odiadores de todo lo que sea afirmación de la vida y alegría de la vida. (Según Nietzsche!)

Pues bien, no es muy diferente lo que está sosteniendo María Zambrano en el texto de Filosofía y poesía. Ella habla de la violencia que imponen a las cosas los conceptos filósóficos. Esta violencia implica encasillar las cosas, someterlas a una unidad o unificación excesivas. Esto supone homogeneizar la realidad, destruir su riqueza, una riqueza que está mucho más allá y por encima de lo que los pensamientos filosóficos, lógicos, matemáticos, científicos, etc. puedan alcanzar, por muy grande y metódico que sea su empeño...

Y no es que la filosofía, la ciencia y la técnica sean errores completos, inversiones de lo que debe ser la vida, que es una idea que podía haber sostenido Nietzsche.

Pero nuestra filósofa (M. Zambrano) se ofrece de una manera más conciliadora e integradora, de una manera que se parece a lo que sostenía su maestro Ortega, a lo que era el comportamiento filosófico de su maestro: el cual defendía la idea de una razón vital, de una síntesis o complementariedad, para entendernos, entre lo que eran y significaban Platón y Descartes, que eran racionalistas (defensores acérrimos de la mente, de la inteligencia, que nos debía explicar los principios o ideas últimos de la realidad), y lo que era Nietzsche, que representaba el más extremo vitalismo, es decir la idea de que la vida y sus características representan la realidad fundamental de la existencia humana que ha de tener en cuenta el filósofo, si es que quiere entender adecuada y verdaderamente las cosas.

No, María Zambrano no excluye la ciencia y la filosofía racionalistas. Solamente que ella expresa una queja, creemos que bien fundamentada, contra todo lo que tienen de unilateral y parcial esos conceptos y realidades que son puramente racionalistas, cartesianos y platónicos, científicos, con un olvido injustificable del hombre real y concreto, encarnado, de carne y hueso, etc.

Para afrontar esta realidad concreta y vital hacen falta otros conceptos o ideas que no son los de los filósofos tradicionales.

¿Dónde encontrarlos?

No será tan difícil, no hay que buscar muy lejos: porque resulta que la filosofía misma surgió de una cualidad innata o natural, congénita de los seres humanos, una cualidad que consiste en maravillarse, en asombrarse del mundo que les rodea, que nos rodea. Los seres humanos dieron palabra y expresión (logos, que lo mismo significa "palabra" que "razón") a este sentimiento y admiración frente a la realidad...

¿De qué manera?

En principio con un lenguaje que es el de los relatos o narraciones míticos, religiosos, todas esas historias que conocemos en nuestra historia y que tienen que ver con el terreno de los sagrado, de los dioses, todas esas cuestiones que están más allá, y que la trascienden, de lo que es nuestra realidad más normal y cotidiana, de nuestra vida normal y rutinaria...

Pues es de aquí, de este origen o principio religioso de donde arranca la poesía (la literatura, si queremos; o las artes), la cual representa otra manera de buscar la unidad, las leyes o los conceptos de la realidad del universo y de los seres humanos.

A diferencia del lenguaje de los filósofos racionalistas y de las teorías y leyes de los científicos, el lenguaje de los poetas no destryuye las cosas, no ejerce violencia sobre ellas, las deja ser comos son. Mientras que el filósofo es violento y activo, el poeta es pacífico y pasivo: las cosas se le aparecen, le vienen como si fuera una inspiración, como una gracia o don, sin ejercer un esfuerzo o método sobre ellas.

Utiliza el poeta una razón, naturalmente (puesto que utiliza palabras y las palabras las utilizan los seres inteligentes, lógicos, los animales racionales), pero se trata de una razón o inteligencia especial, que no se olvida de la vida y que no se olvida de que tiene que seguir asombrándose delante de las cosas y a causa de las cosas.

Se trata de una razón, sí. Pero de una razón... poética.

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