13 abril 2013

HISTORIA DE LA FILOSOFIA 2º BACH, RELACION DEL TEXTO DE KANT QUÉ ES ILUSTRACIÓN? CON OTRA POSICIÓN FILOSÓFICA


Propongo otra nueva forma de redactar la tercera cuestión, la de la relación, para quienes no tengan excesivas ganas de estudiarse de nuevo a Platón. Pero quienes tienen que recuperar no deben ni mirar esto: 
Podemos relacionar los conceptos políticos e históricos (de filosofía política y de filosofía de la historia) que Kant nos propone en su opúsculo Qué es ilustración? Con otras posiciones filosóficas de la época moderna, con las cuales guarda cierta semejanza en cuanto a los principios. En particular nos podemos referir a las teorías del contrato social. Estas teorías surgen en la época moderna (aunque ya habían sido intentadas en la filosofía antigua) para explicar cómo los seres humanos son capaces a lo largo de su historia de entrar a formar parte de la sociedad, de alejarse de la barbarie y llegar a formas civilizadas de convivencia. En resumen, de pasar desde un estado de naturaleza hasta un estado de cultura, de civilización y hasta una convivencia política que quiere que los conflictos entre los seres humanos se solucionen de forma pacífica. Se puede decir que al pasar de la naturaleza a la sociedad y la cultura se han sustituidos las leyes de la selva por las leyes de la ciudad. 
Dentro del conjunto de los filósofos que formulan teorías del contrato social en la época moderna son especialmente relevantes tres: Hobbes, Locke y Rousseau. Cada uno de ellos está relacionado con una determinada fase de la política: el absolutismo en Hobbes, el parlamentarismo en Locke, y las luchas revolucionarias del finales del siglo XVIII en el caso de Rousseau.
Como es imposible referirse aquí a esas tres posiciones, nos centramos en la figura del pensador inglés John Locke. Este autor participa en la vida política de finales del siglo XVII, es decir, en un momento esencial de la historia política inglesa y europea. A finales del siglo XVII se produce la llegada de la forma parlamentaria de la política. Es decir, que se contrapesa el poder de la monarquía, que hasta entonces había sido absoluto, con el de los cuerpos legislativos, es decir, representantes elegidos por la ciudadanía que van a servir oara moderar y encauzar el poder que hasta entonces emanaba únicamente del monarca absoluto, que actuaba a semejanza de un dios en la tierra. John Locke es un teórico fundamental en estos momentos de finales del siglo XVII, y aunque era sustancialmente moderado en sus posiciones políticas es cierto que arriesgó su vida en ello, sobre todo a causa de sus compromisos personales con algunas de las personas que intervinieron en defensa de la política liberal y parlamentaria.
John Locke es un teórico del liberalismo, pero todavía no lo podemos considerar como un defensor de las democracias modernas, del sufragio universal. Los derechos de los ciudadanos son en John Locke los derechos de los burgueses, de aquellas gentes que tienen un mínimo de renta o de propiedades. Por esa moderación de su política (entre el absolutismo y la democracia) ya podemos observar que existe una semejanza con lo que sostiene Kant en Qué es ilustración? En este texto de 1784, Kant, por prudencia o porque está convencido, efectúa un elogio de Federico II de Prusia, uno de los principales representantes del despotismo ilustrado, cuando señala que este permite que los súbditos (es decir, no ciudadanos) razonen todo lo que quieran… pero que obedezcan. Es forzoso que nos refiramos al clisé del despotismo ilustrado: para el pueblo pero sin el pueblo.
 Nos puede parecer que Kant es menos progresista que Locke, que había defendido que la libertad es la condición básica y necesaria que permite que los seres humanos realicen un pacto o contrato para pasar desde el estado de naturaleza hasta la civilización y la sociedad política. Es decir, que John Locke defiende que la libertad es una característica fundamental de la existencia de los seres humanos, cuando viven de una forma natural y que no la pierden cuando entran sociedad. Porque si entran en sociedad, renunciando a algunos de sus derechos, es para poder defender mejor su vida, sus propiedades y su libertad.
Sin embargo, podemos pensar que Kant se está manifestando prudente cuando se refiere a la obediencia, pues todo sus texto consiste en una defensa de la libertad de pensar (de criticar, de usar públicamente la razón), en cuestiones religiosas y en cuestiones políticas también. Así, al final se refiere a la libertad de criticar las leyes, y que ningún riesgo tiene el monarca por ello. También se ha referido a la posibilidad de criticar los impuestos y el ejército, que eran dos herramientas fundamentales de las que dependía el poder de los monarcas absolutos. Es decir, que en Kant la defensa de la libertad es tan fundamental como en John Locke, solo que de una manera más compleja. Kant relaciona la libertad con su filosofía de la moral. A causa de la libertad moral las personas son capaces de proyectar leyes universales de su conducta, de imaginar un reino de los fines en el que las personas puedan conservar su dignidad. La libertad y el contrato son un ideal, puede que utópico, en Kant. Son colocados, el contrato y la libertad, al final de la historia. Mientras que en John  Locke son colocados al principio.
Los seres humanos poseen Para John Locke una libertad por naturaleza. En eso son todos iguales. En el caso de Kant, lo que define a la naturaleza hiumana es la “insociable sociabilidad”, el hecho de que somos seres egoístas pero a la vez menesterosos de la convivencia en comunidad. Por eso la vida humana resulta tan complicada y por eso Kant sostiene que todavía no se está en una época ilustrada, pero que hay esperanzas, y que se está en una época de ilustración. Que se está en el proceso, aunque todavía no se haya alcanzado el producto: la ciudadanía cosmopolita, la paz perpetua.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Martín, pero esto es todo lo que tenemos que poner o hay más cosas. En el caso que no hagamos la relación con Platón, claro...

Martín López dijo...

Si, con esto basta para la relación. Siempre que no esté pendiente Platón, claro..