17 enero 2007

FILOSOFIA 2º BACHILLERATO, TEXTO DE KANT

Una idea fundamental que debes tener en cuenta a la hora de estudiar la ética de Kant es la diferencia que él plantea entre su ética y todas las anteriores.

La ética se ha encargado, a lo largo de la historia de la filosofía, según Kant, de proporcionar la materia o el contenido al que tienen que adecuarse los seres humanos cuando se relacionan unos con otros, debiendo obedecer reglas de conducta.

Pues bien, las éticas materiales tienen un grave problema, según Kant. Un ejemplo: en el mundo de la cultura griega antigua, los filósofos entendían que la finalidad o materia de la vida era la felicidad. Que, por lo tanto, todas las reglas morales debían servir como medio para obtener la felicidad.

Pero, claro, la felicidad no es lo mismo pra unas personas que para otras. Si uno confía en la política (Platón, Aristóteles), su felicidad estará en dedicarse a ella; pero si uno no confía en la política (Epicuro, los estoicos), su felicidad estará más bien en hacer justo todo lo contrario, en apartarse de la política y dedicarse a sus asuntos particulares.

Entonces, siendo la finalidad que tienen los seres humanos la misma, es decir, buscar la felicidad, los caminos, reglas o mandatos morales para conseguirla son muy diferentes.

¿Cómo puede ser esto? Pues porque, evidentemente, no todo el mundo entiende lo mismo por felicidad. Entonces, si tú entiendes que la felicidad coniste en dedicarte a la política, tus reglas morales están condicionadas, son imperativos hipotéticos. Mientras que si no te gusta la política, tendrás otros imperativos hipotéticos diferentes.

Además, lo que cada uno entiende por felicidad resulta diferente porque tiene experiencias distintas, cada uno entiende la felicidad según su experiencia. Entonces, las reglas morales serán también imperativos empíricos, por decirlo así.

Ahora bien, la ética tiene mandatos (mandamientos, imperativos, reglas, deberes, principios, etc., etc.) que son imperativos categóricos, es decir, deberes que no admiten excepciones, y que no dependen de la experiencia. Porque entonces, en este caso, cada uno tendría deberes según su experiencia, y lo que sería regla para uno no sería regla para otro; por lo tanto, las reglas morales admitirían excepciones, no serían categóricas, y ya hemos dicho que esto no puede ser.

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