03 junio 2007

FILOSOFIA 2º BACHILLERATO, CONTEXTO DE MARX

Karl Marx sostiene que los filósofos se han limitado a interpretar la realidad; ya es hora de transformarla... (Tesis 11, contra Feuerbach).

Si los filósofos se han limitado a contemplar la realidad (interpretar, pensar, meditar, hacer conceptos...), Marx nos da a entender -él también- que podrían haber hecho algo más.

¿Qué? Transformar la realidad.

Sí. Pero, ¿por qué?

Marx se hace eco de alguna urgencia histórica. Ésta puede y debe ser la realidad -que él conoció de primera mano- del trabajo fabril, la crueldad que trae la revolución industrial, deshaciendo realidades injustas pero manejables ideológicamente: la injusticia del Antiguo Régimen feudal-absolutista, estamental, es la de esta vida en la tierra como valle de lágrimas, según las diversas iglesias cristianas dicen: en otra vida estará la felicidad, la bondad y la belleza que no aparecen por esta en ningún lado.

La transformación de las estructuras económicas, desde la agricultura hasta la industria; de la sociedad nobiliaria al dominio burgués, del tercer estado al proletariado; de la ideología consoladora del cristianismo a la brutalidad de los beneficios empresariales... todos estos cambios debían estar demasiado visibles en la conciencia de las mentes pensantes a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.

Entonces, si la religión ya no podía dar motivos para actuar, ni tampoco la búsqueda de libertad, ni la ciencia, porque la realidad manifiesta era enteramente miserable, en las muchedumbres hacinadas en las ciudades, vegetando para trabajar y seguir vegetando (sin salvarse niños ni mujeres), la mente del filósofo Marx debía encontrar ahí -en el hecho de la explotación social- la nueva necesidad de la filosofía, el motivo moral del pensamiento. Él, muy del siglo XIX, no quería hacer moral sino ciencia: materialismo histórico. Pero nunca se puede separar la mente que investiga la realidad cósmica de la que se compadece de la miseria ajena, y propia.

Esto es, si las ideas científicas, filosóficas, morales, jurídicas, políticas (todo eso que Marx incluye en la superestructura de un modo de producción, y que los antropólogos incluyen en su definición de cultura) responden a condiciones que no son ideales o abstractas, sino materiales y muy concretas, como la realidad de un modo de producción económico capitalista-burgués, explotador y alienante, no se ve por qué no se podría ser plenamente cínico y decir que las cosas son así, las tomas o las dejas... Al fin y al cabo, así se podía referir el empresario burgués a la libertad del proletario: éste era libre de contratar su fuerza de trabajo con el empresario, a cambio de (no) morirse de hambre. Esto era un chantaje, los dos lo sabían (el capitalista y el proletario), y la libertad -por consiguiente- era una burla cruel, un sarcasmo: la libertad del proletario consistía en decir que sí a un contrato laboral (por decirlo de alguna manera) que lo colocaba como esclavo mal pagado, para morirse él y su familia de hambre, a plazos. Toda esta realidad era y es inmoral. Pero las personas pueden ser plenamente inmorales (psicópatas o sociópatas) y no importarles el sufrimiento de los demás. Es decir, solucionar esto no depende de ninguna ciencia, sino de que la inteligencia no nos sirve sólo par mirar las estrellas (los átomos y la evolución de las especies), sino también para meditar acerca de lo que está bien o mal, aquello que queremos en nuestra relación con los demás, suponiendo que tenemos los mismos derechos y deberes y que no estamos dispuestos a hacer a los demás el daño que nosotros no queremos que ellos, por su parte, nos hagan.

Es un nuevo concepto del ser humano el que define Karl Marx.

I. Kant sostenía que las preguntas que se hacen los filósofos y la filosofía son tres:

¿Qué puedo conocer?
¿Qué debo hacer?
¿Qué puedo esperar?

La primera pregunta habrá de ser respondida por el conocimiento científico; la segunda, por la moral; la tercera, por la historia y la religión. Estas tres preguntas se resumen en una: ¿Qué es el hombre? Es decir, la filosofía consiste en una antropología (ciencia del hombre).

Para todas estas preguntas, que se hace Kant para ver en qué consiste la filosofía, la respuesta irá en la dirección de sostener que la razón del ser humano es un elemento fundamental; es decir, las capacidades teóricas del ser humano. Esto corresponde a la definición tradicional de las personas como animales racionales; o también, según la clasificación biológica, como "homo sapiens". Es decir, se señala en primer lugar que el ser humano es un animal, pero que presenta la particularidad de que tiene una inteligencia, mente, razón, etc. que le pone por encima, muy por encima, de los otros seres de la creación, o del universo.

Marx no es que quiera decir que el hombre no consiste en la razón. Ni mucho menos! Lo que quiere decir es que esta definición del hombre, señalando que se trata de una persona racional, es insuficiente filosóficamente. (Lo insuficiente filosóficamente representa una falsedad.) O sea: que si el hombre es nada más que eso (razón, inteligencia, mente, cabeza... ), la filosofía no ha sido nada más que teorías, y se ha olvidado de un aspecto fundamental: el que consiste en el hecho de que el ser humano es un animal que trabaja, un ser activo, que es capaz de transformar la naturaleza, la sociedad y la historia.

Entonces, ¿qué es un hombre para Marx? No se trata de que nosotros demos una respuesta sencilla, que Marx no da. Pero podemos apuntar que el hombre es un ser práctico, y que por eso la filosofía no tiene que limitarse a efectuar interpretaciones o reflexiones puramente mentales acerca de en qué consiste la realidad (que por ello son improductivas). No. El hombre es un ser activo, y la filosofía tiene que consistir también en una acción para transformar la realidad.

Ahora bien, estamos hablando de realidad de los seres humanos... ¿De qué se trata? Para el ser humano, su realidad es la sociedad, y las acciones de trabajo que transforman la naturaleza para el servicio de la sociedad; estas acciones ponen en relación a los seres humanos unos con otros, y a cada persona consigo misma.

Siempre, naturalmente: que la economía (el conjunto de las acciones de trabajo que realizamos las personas en la medida en que nuestra vida ocurre en una sociedad) no tenga efectos perturbadores...

Pues bien, si empezamos señalando que el ser humano es práxico, activo, trabajador, habremos de considerar (en la medida en que queramos ser filósofos contraemos unas determinadas obligaciones) que debemos ver cómo suceden las cosas realmente en la historia:, si suceden de manera justa o injusta.


Para la contextualización filosófica, cultural, histórica de Marx, se debe considerar el problema de la población.

Malthus establecía una relación entre el crecimiento aritmético de los recursos (menor) y el crecimiento geométrico (mucho mayor) de las poblaciones; esto implica un desfase peligroso (competencia por los recursos) y en el caso de los seres humanos, la necesidad de proceder a un control de la población... y de los salarios.

En el caso de las especies vivientes en general, esta relación entre recursos y número de individuos es una de las premisas de la teoría de la evolución de las especies que plantearon Ch. Darwin y A. R. Wallace, en el mismo período histórico de la vida de Marx (siglo XIX). Se establece, por esa razón de los escasos recursos disponibles, una lucha por la supervivencia que es el factor responsable del cambio de las especies a lo largo de la historia del planeta, y del relativo equilibrio de las poblaciones.

Dentro de esta forma de pensamiento se sitúa, en cierta medida, C. Marx: debido al desfase entre el escaso número de capitalistas, burgueses dueños de empresas, y el gran número de trabajadores disponibles (proletarios), que entran en competencia por el escaso trabajo existente, el nivel de los salarios está en el límite de la miseria; lo que por una parte implica el aumento de la PLUSVALÍA para el capitalista (su beneficio económico), y, de otro, el aumento de la pobreza del proletariado. Esto se denomina LUCHA DE CLASES (el equivalente humano de la lucha por las especies) y acabará destruyendo el capitalismo y favoreciendo la llegada del socialismo.

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