1º Caben explicaciones científicas, lógicas, acerca de los sucesos; caben, también, narraciones míticas acerca de esos mismos sucesos. La poesía prolonga esas narraciones, y debe poner en juego nuestra inteligencia. Como muestra, una selección de poemas acerca del agua (uno de los elementos clásicos) que aparece en un número reciente de Revista de Occidente (un monográfico sobre el agua, por cierto). La presentación de los textos es de A. Sánchez Robayna.
2º La ciencia es lo contrario de la superstición. Cualquier cosa podrá ser dicha, libremente expresada, pero cualquier cosa no tendrá la misma respetabilidad científica. Se es libre de creer que Dios ha creado el mundo y sus especies (relato del Génesis). Pero no se es libre de creer en la teoría de la evolución, como no se es libre de creer en la Mecánica de Newton. ¿O no?
He aquí dos títulos:
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