La tragedia de Sófocles nos permite:
-ser capaces de estructurar la acción y observar el funcionamiento de los personajes,
-localizar temas constantes de la reflexión ética: en torno a la relación, más de enfrentamiento que de concordancia, entre la ley positiva (política, estatal) y la conciencia moral (las leyes divinas, o los "derechos humanos"),
-ver en acción el paso de unos estadios a otros de desarrollo moral (Ismene, la moral convencional; Antígona, la moral de principios),
-observar cómo aun el poder tiránico (digamos que el de Creonte lo es, con matices quizás) puede ser contestado: Antígona y Hemón, capaces de representar el corazón, la piedad y el amor frente a la fuerza y la mera legalidad externa.
En resumen, y sobre todo, Antígona nos permite ejercer por nuestra cuenta la reflexión personal en cuestiones morales, gracias a la eterna actualidad de sus problemas y su lenguaje
El grado cero parlamentario
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*por Yaiza Santos*
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