14 junio 2010

HISTORIA DE LA FILOSOFIA, CONTEXTO DE NIETZSCHE

Nietzsche es uno de los pensadores de la sospecha, junto con Marx y Freud. Esto es: que pertenece a una historia, siglo XIX, en que se había hecho imposible seguir confiando en la razón y en la libertad, con la misma fe que se había mantenido en el siglo anterior, el XVIII, el siglo de la Ilustración.

Diversos hechos históricos, sociales y culturales habían hecho pensar (a finales del siglo XVIII) que la humanidad había entrado en una fase de progreso aparentemente sin fin. La revolución francesa había acabado con el absolutismo político y de paso con el papel de la religión en la política. La independencia de EE UU había hecho creer que la idea de un contrato social de Locke y otros autores era posible: que los hombres, como ciudadanos libres, podían darse leyes para gobernarse ellos mismos. La Física de Newton había dado la posibilidad de pensar que ningún secreto de la naturaleza podía esconderse a la inteligencia humana. La revolución industrial, la era de las máquinas, había creado el espejismo de un crecimiento sin fin de la riqueza, tal y como quería la nueva ciencia económica. (Quizás no se había entrado en una era definitivamente ilustrada, pero sí de ilustración, escribía Kant.)

Pues bien, todo este optimismo sobre la ciencia, la política, la evolución social y económica, etc., demostró ser un espejismo, una falsedad criminal en algunos casos. La industria producía riqueza, sí, pero al precio de la esclavitud de niños y mujeres, de una masa de seres que había tenido que dejar el campo para malvivir en ciudades insanas. El surgimiento de los sindicatos, de las diferentes corrientes socialistas, como el socialismo de Marx que iba a inspirar las revoluciones comunistas en el siglo XX, corresponden a esta realidad, son la reacción frente a ella. Marx sostiene que la era del capitalismo, de la burguesía industrial, del liberalismo político, caerá presa de sus propias contradicciones, dando paso a un sistema social diferente: comunismo, ausencia de propiedad privada, superación del estado de “alienación”.

En cuanto a la creencia en el progreso científico, en la razón, en la libertad, etc. el movimiento romántico supo desde el principio mostrar su desconfianza. El sentimiento, la fe, lo espiritual, las tradiciones y la vida eran valoradas de nuevo por encima de las ciencias y lo puramente material.

Si queremos podemos situar a Nietzsche dentro de esta tradición romántica que es capaz de enfrentarse al optimismo de la Ilustración. Aunque también se puede considerar que Nietzsche era un ilustrado que le daba una vuelta de tuerca de más a la Ilustración, como si ésta hubiera sido insuficiente. En efecto, podrá decir Nietzsche: los modernos y los ilustrados han dejado de creer “según la religión”, pero para pasar a creer “según la razón”. Pero “Dios ha muerto”: significa no que la religión haya desaparecido, sino que la filosofía entera, los sistemas de ideas, la razón, etc. han terminado mostrando su sinsentido.

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