11 mayo 2012

HISTORIA DE LA FILOSOFIA, 2º BACH, TEXTO DE ORTEGA


Veamos un esquema, ni siquiera un resumen:

Ortega empieza dejando claro que no hay que dejarlo todo a la vida ni todo a la cultura. Que se debe efectuar una integración de ambas, huyendo de los extremos. Cada una tienes sus derechos, la cultura y la vida. Con la primera nos referimos a aquellos valores que deben servir objetivamente; mientras que con el término vida queremos señalar que no puede haber nada que valga, ninguna idea, creencia, moral, etc. que no tengan su base última en la vida de alguien, una persona particular o un pueblo.

Debemos tener en cuenta que cuando Ortega escribe la palabra “vida” no se está refiriendo a la vida meramente biológica, orgánica, que también, sino al cúmulo de circunstancias que envuelven o ambientan la historia de los pueblos y las biografías de los individuos; y a lo que estos mismos individuos, pueblos, épocas, etc. proyectan libremente. Recordemos: Ortega sostiene que “yo soy yo y mi circunstancia”. La vida significa aventura, libertad, riesgo, proyectos, etc. Hacerse cargo de las situaciones y las circunstancias, porque no queda más remedio. O sea, que somos libres porque nos vemos obligados a serlo: no hay ningún método, cartesiano o platónico, que nos dé seguridad y nos evite a nosotros el trabajo de ponernos en marcha.

Volvamos:

Con el término “cultura” podemos pensar en las ciencias, en las artes, en la moral, etc. Pero si hubiera un ámbito fundamental, un sitio figurado donde explicar lo que significa la palabra “cultura” ( y recordemos que cultura significa originalmente cultivo; y por extensión formación de los individuos humanos), ese sitio es el problema del conocimiento. Del conocimiento filosófico, científico. Esto es: de los productos de nuestro uso de la mente, la inteligencia, la razón... Como queramos determinar a lo que en nosotros piensa.

Entonces, sobre el problema del conocimiento, Ortega enfoca dos posturas opuestas:

a) El racionalismo (pensemos en Platón y en Descartes), filosofía para la cual se puede acceder al conocimiento pleno de la realidad. Nuestra mente sería como un espacio transparente al cual llegaría la realidad tal y como ésta es.

b) El relativismo, para el cual la vida de cada cual introduce deformaciones en la realidad. Esto es, que la realidad es diferente, y en último lugar produce ideas incompatibles, según los diferentes sujetos: individuos, pueblos, épocas. Finalmente: que como los puntos de vista producen realidades diferentes... pues habrá que pensar que la realidad no existe...

Sostiene Ortega que ni un extremo ni el otro: ni la transparencia de la mente racionalista que conoce las verdades evidentes si emplea bien el método (Descartes y sus reglas) ni las deformaciones que dice el relativismo. Porque lo que hay son justamente puntos de vista diferentes, perspectivas diferentes de la realidad, según las personas y las culturas, según las épocas y los pueblos...

Entonces, porque un individuo tenga un punto de vista sobre el mundo, y que ese punto de vista sea diferente de otros, eso no significa que los dos sean falsos. Lo único que pasa es que ningún punto de vista, ninguna perspectiva, es la verdad con mayúsculas, entera y absoluta. Esto es: que no somos un Dios que lo sabe todo, que conoce la verdad absolutamente. Tenemos verdades con minúsculas, según los puntos de vista diferentes. Lo que procede efectuar es una integración, como una suma o articulación de esas verdades parciales, de esas verdades particulares y como escritas con minúscula.
Ortega compara el conocimiento con la visión de un paisaje: de la misma manera que dos hombres pueden ver el paisaje desde dos puntos de vista diferentes, y no se puede decir que la visión de uno sea la verdadera y la del otro falsa, sino que las dos son verdaderas, en parte- de esa misma manera el conocimiento de la realidad (la filosofía, la ciencia) se compone de puntos de vista diferentes, los cuales se deben integrar para darle forma a la realidad, a nuestro conocimiento de la realidad. Así que Ortega puede sostener que "La perspectiva es uno de los componentes de la realidad. Lejos de ser su deformación es su organización".

Entonces, para seguir con esta argumentación, la individualidad de cada sujeto, de cada pueblo, de cada época y cultura, es un ingrediente básico en el conocimiento que ese sujeto posee. Repetimos: solamente se tienen puntos de vista localizados sobre la realidad, en función de las circunstancias, de las ideas y creencias, de los valores que en cada época sirven. Pensar otra cosa es ilusorio, fantasioso. Pensar que hay una sujeto puro, una razón pura que con su método (sobre todo matemático) sea capaz de llegar a conocer todas las verdades, y de la misma manera. Esa ha sido la tentación y la creencia de los filósofos racionalistas, de Platón en adelante: se pensaban que la realidad se iba a ajustar como un guante a su inteligencia particular.

Ortega sostiene que es una utopía (algo que no tiene lugar, que es lo que originalmente significa la palabra "utopía") imaginarse que la ciencia y la filosofía se adquieran aparte de las circunstancias, de las perspectivas, de los puntos de vista de la vida. "Cada vida es un punto de vista sobre el universo"- escribe Ortega. Dicho de otra forma: que la realidad, el mundo, poseen una dimensión vital, una historia, que son perspectivísticas, basadas en los puntos de vista individuales y localizados. Lo fantástico sería creer que todos los individuos de todas las ápocas conocen de lo mismo y de la misma manera, que todos, siguiendo el mismo método, platónico o cartesiano, iban a llegar a conocer el mismo mundo inteligible (Bien, belleza, justicia), o las mismas realidades que conoce Descartes (Alma, Dios, Cuerpos).

En esa fantasía recién mencionada se ha basado toda la filosofía pretérita, sostiene Ortega. También Nietzsche hablaba de los errores de los filósofos: inventores de conceptos, sacerdotes, odiadores de la vida, de los sentidos y del cuerpo- capaces solamente de fabricarse telarañas de ideas, momias conceptuales, por odio y resentimiento a una vida, a la altura de la cual no sabían estar. Los filósofos, adoradores de los ídolos de la razón, según Nietzsche, no soportan el devenir, el cambio, la historia.

La verdad es que Ortega no mantiene una idea muy diferente- Porque Ortega se basa en la vida como una realidad radical, de raíz, y la vida consiste en tiempo, en cambios, en historia y en biografía. Lo que pasa es que Ortega no llega a ser tan radical como Nietzsche. Este filósofo consideraba que había que sacar el martillo y dirigirlo a destrozar los ídolos, las ideas con las que los filósofos habían envenenado la vida. mientras que Ortega se pronuncia por, defiende la existencia de una razón vital, de una razón, una inteligencia, orientada a los valores de la vida.

Hasta el concepto de Dios, que para Nietzsche era el resumen de todos los conceptos inventados por la razón de los filósofos, tiene su lugar en la filosofía de Ortega, en la síntesis que hace Ortega entre racionalismo y vitalismo, entre conocimiento y vida. El lugar que el concepto de Dios posee en Ortega es especial: no se trata del Dios de los creyentes, ni siquiera se trata de la Res Infinita de Descartes. No es otra cosa el Dios de Ortega que un símbolo: el símbolo de la integración o suma de todos los puntos de vista. De forma que Dios podrá ser infinito, pero no como en Descartes, que lo era porque yo no había podido crear su concepto (a causa de que Dios es perfecto y yo no). Dios, en Ortega, será infinito en el sentido de la suma, articulación o integración de todas las perspectivas posibles que los hombres pueden obtener en su conocimiento filosófico y científico de la realidad. Será, por así decirlo, igual de infinito o radical que la vida.

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