04 octubre 2020

FILOSOFÍA 1º BACH A y B (Lunes 5 oct. )

3. Las preguntas de la filosofía.

Sabemos que la filosofía no se basa en dogmas, en opiniones definitivas sobre los temas que trata. Sus respuestas, y también las de la ciencia, son provisionales. Se pueden modificar y rectificar conforme avanza el conocimiento a lo largo del tiempo.

Más interesantes son las preguntas que se hacen los filósofos y que nos podemos seguir haciendo nosotros, porque no han perdido vigencia. Estas preguntas deben ser radicales, yendo hacia el fondo de los temas abordados y, repetimos, sus respuestas deben ser provisionales y abiertas, permitiendo el diálogo basado en la argumentación razonada y nunca en la imposición de ideas.

Podemos concretar esas cuestiones en núcleos de interés.

La naturaleza:

Los primeros filósofos (los presocráticos griegos, siglo VI aC) se preguntaron de qué elementos o sustancia estaban hechos los seres de la naturaleza (se preguntaron por el arjé). Tales afirmó que de agua. Otros, de aire y fuego. Otros, los cuatro elementos... Las respuestas fueron muchas, y ahora nos parecen incorrectas y simplistas. Sin embargo, esas respuestas tenían el mérito de que eran diferentes a las que daban los mitos. Porque los filósofos (que al principio eran los mismos que los científicos) daban respuestas racionales, no se limitaban a servirse de la intervención de los dioses, como sucede en los mitos.

En la actualidad las preguntas filosóficas que nos hacemos sobre la naturaleza dependen, evidentemente, del progreso y del estado en el que se halla el conocimiento científico. Por ejemplo, podemos discutir filosóficamente sobre el big bang o sobre la teoría de la evolución. O si los avances técnicos y científicos llevarán a la humanidad a ser sustituidos por robots dotados de IA. 


El conocimiento:

Otro de los grandes temas es el de saber cuándo nuestros conocimientos son verdaderos o no. Debemos saber cuáles son las fuentes adecuadas que tenemos para hallar conocimientos verdaderos, y cuáles deben ser los procedimientos o métodos adecuados para dar con esos conocimientos. Conocemos que los sentidos nos pueden engañar, que confundimos los sueños con realidades, etc.

Este es un asunto que le importa, claro, a los científicos naturales y sociales, que se basan en un método riguroso, en cálculos y modelos matemáticos, en experimentos controlados, estadísticas, registros, etc. Imaginemos lo que sucedería si la tecnología (arquitectura, ingeniería, medicina, etc.) no estuviera basada en un conocimiento científico fiable.

Sin embargo, también este de tener un conocimiento fiable y útil es un problema que afecta a cualquier persona, porque sabemos que las apariencias nos pueden engañar, que podemos manejar datos incompletos o directamente falsos. Se dice que estamos en la era de la posverdad, donde campan a sus anchas las fake news. Por ello, la obligación de ser críticos, de analizar las informaciones que nos llegan de muchos nos sitios, nos debe importar a todos como ciudadanos.

El ser humano:

Esta preguntas está relacionada con las anteriores. Dependiendo de nuestro conocimiento científico de la naturaleza y de la sociedad, y de nuestra capacidad crítica para deshacernos de prejuicios y opiniones recibidas, seremos capaces de empezar a ubicarnos, a encontrar el sentido a nuestras vidas, como especie y como individuos.

Esta es una cuestión en la que también intervienen las enseñanzas de las diversas religiones, que tienden a dar una respuesta, por medio de la fe o la revelación, a las inquietudes de los seres humanos sobre su vida, sobre si hay algo más allá de la muerte, sobre cómo debemos actuar en esta vida, etc. Las ideologías políticas han venido a ocupar el lugar de la religión en ese papel en ocasiones, con resultados terribles en más de un caso: guerras, dictaduras...

La filosofía se interesa por esas mismas preguntas (lo que somos, nuestras esperanzas y límites, lo que debemos y podemos hacer), pero, como ya hemos dicho, tiende a basar sus respuestas únicamente en argumentos racionales, en la autonomía (independencia) de la razón.

 Además de conocernos a nosotros mismos, o sea, nuestra identidad como indiduos particulares y como especie (homo sapìens), la filosofía está interesada en cuestiones prácticas. Los seres humanos no somos animales solitarios, sino seres sociales. 

Aristóteles definía al ser humano como un animal político. Eso significa que tenemos conceptos o ideas sobre lo que está bien y lo que está mal, sobre la justicia y la desigualdad, sobre cómo deben ser los gobiernos, etc. En general, se trata de los temas que corresponden a la reflexión ética y la vida política. Temas plenamente actuales: cambio climático, ingeniería genética, inteligencia artificial, redes sociales e Internet...



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