03 diciembre 2006

FILOSOFIA 2º BACHILLERATO, SANTO TOMAS, LA LEY NATURAL

Hemos visto que Tomás de Aquino diferencia, dentro de la mente humana, dos capacidades:

1) la razón, mediante la cual podemos ser capaces de entender el mundo, a través de un proceso de abstracción que empieza con la observación de los datos sensibles, hasta que acabamos en la metafísica (enteramente basada en el empleo de la inteligencia), que se ocupa de los conceptos más amplios de la realidad -lo que se denomina el "ser"- y en el estudio del mismo principio (causa, explicación, ley) de la realidad, que es Dios.

2)la fe, que nos pone en relación con conocimientos para los que nuestra sola inteligencia de seres humanos es radicalmente insuficiente; ese plus de conocimientos se nos da por revelación, a través de una iluminación o concurso de Dios en nuestra mente. (Todo esto es evidentemente cuestión de tener o no tener fe, aunque Tomás de Aquino puede mantener -y argumentar- que es racional tener fe. Quizás hay que darle la razón, en parte: actuar sólo mediante la razón también es tener fe... en la razón.)

Esto por lo que alcanza a la razón teórica, al conocimiento científico, filosófico, especulativo.

Aparte de contemplar y explicar la realidad, que es la finalidad más alta que pueden alcanzar los seres humanos en su vida terrestre, encarnada, en cuerpos de carne y hueso, aparte de eso, los seres humanos actúan relacionándose con otros, en una ciudad o una sociedad (esto pertenece a la razón práctica).

Para Aristóteles los seres humanos son animales políticos, una rara especie de animales como lo son otros (seres vivos que nacen y mueren, se reproducen, se mueven, buscan alimento... ), pero que además (a diferencia de los otros animales) tienen la razón y el lenguaje para comunicarse unos con otros y saber decir las cosas que están bien, las que son justas y las que no, las que son bellas, y las que no son bellas.

Tomás de Aquino señala, de manera similar a Aristóteles, que los seres humanos son animales sociales. En esta su condición o naturaleza de sociales, que tienen los seres humanos, pueden también desarrollar su finalidad y su felicidad en esta vida (no se olvide que Tomás de Aquino mantiene, como persona religiosa y cristiana que es, la creencia en otra vida, y la creencia en la contemplación sobrenatural de Dios como el bien más alto que Dios ha destinado a la criatura humana).

Vivir en sociedad, porque somos animales sociales, requiere cumplir en nuestra conducta con reglas establecidas, someternos a leyes, de forma que nuestra libertad pueda estar bien encauzada, y se conozca y desee lo correcto y lo bueno (en realidad, no nos estamos apartando demasiado de Platón, porque la filosofía nunca se aparta del todo de Platón).

Está la ley eterna, identificada con la Providencia, consistente en el saber y poder de Dios, en su misma esencia, demasiado perfecta para que podamos conocerla con nuestra razón (la esencia y la ley eterna), a no ser como ley revelada, como fe que conocemos a través de los libros religiosos (que contienen la revelación de Dios: como las Tablas de la ley de Moisés).

También los seres humanos son capaces de producir leyes. De eso se ocupa el político o gobernante, de crear leyes para que las personas regulen su conducta. El conjunto de esos preceptos es la ley positiva, lo que para nosotros son los códigos jurídicos.

Por último está la ley natural, que contiene aquellas disposiciones u obligaciones que convienen a la naturaleza humana, y que son posibles de conocer por el uso de la inteligencia, de la razón natural.

Debemos entender dos cosas:

a) que la ley natural debe ser adecuada a la ley eterna de Dios, igual que la razón y la fe deben ser partes complementarias (no contrarias u opuestas) de nuestro conocimiento,

b) que debe ser más general y abstracta que las leyes positivas y particulares que se ven en las diferentes épocas de la historia, y entre las diferentes sociedades. De esa manera se puede pensar que la ley natural constituye la fuente de todos los códigos de derecho, o no. Pues se trata de un problema totalmente actual: el derecho, ¿se basa en la naturaleza humana?, ¿se basa en las normas que producen los hombres?

Dos cuestiones nos podemos plantear, para ver la relación y actualidad del pensamiento de Santo Tomás de Aquino acerca de la ley:

-El universalismo o el relativismo de las leyes: ¿puede un organismo internacional como la ONU promulgar un código válido para todos los seres humanos, con independencia de donde vivan, y de las creencias y costumbres que mantengan? Por el contrario, pensando que eso no puede ser, ¿son las normas o leyes que establecen los seres humanos relativas a su situación y cultura, de manera que es imposible que sepamos donde está lo correcto, lo justo y lo bueno?

-¿Qué posibilidades tienen la razón y la fe, cada una por su lado, para ordenar nuestras sociedades contemporáneas? ¿La política debe estar separada de la religión? Si es que sí, ¿cómo podemos fijar reglas de convivencia con otras culturas que no separen en su vida comunitaria la religión del resto de sus comportamientos?

Sobre estos dos últimos puntos ha habido últimamente importantes polémicas, así que no me estoy yendo por las ramas, y a ti te corresponde hallar esos ejemplos e ilustrar el significado de estas cuestiones que te estoy planteando.

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