06 diciembre 2008

FILOSOFIA 2º BACH, CT/HUM, NOTAS DE LECTURA, SEGUIMOS

El Bien resta como un término indecidible e indefinible de la filosofía de Platón, aun siendo el fundamental, o precisamente porque es el fundamental: no tenemos ninguna decisión sobre qué es el bien, no tenemos ninguna definición de qué es el bien.

Porque a lo que más que llega Platón es a efectuar comparaciones de esa Idea de ideas (el Bien) con otros objetos. Y eso no es ninguna definición científica ni filosófica, sino una manera de esclarecer o aclarar las cosas.

Se debe tener en cuenta que Platón (que se expresa a través del personaje de Sócrates) empieza negando, con argumentos basados en la lógica, ciertos conceptos acerca de lo bueno, de la bondad, del bien que podían estar circulando en su época.

El bien no es placer… porque hay placeres que acarrean malas consecuencias (señala Platón). O sea, que en cierto modo el placer acaba siendo un mal, cuando al principio habíamos dicho que era un bien. Esto es una contradicción, y el pensamiento (filosófico) no lo puede admitir.

También observamos, leyendo el inicio del texto de Platón, que el bien no puede consistir en la inteligencia… si acabamos diciendo que esa inteligencia (saber quiere decir) es acerca del bien. Esto significa moverse en círculos el pensamiento; y de esa forma no salir de dudas ni ampliar el conocimiento.

Ahora bien… a nosotros también nos surge una duda: ¿a cuenta de qué viene toda esta discusión platónica acerca del bien? ¿Es tan importante? Bueno, para Platón lo es, porque uno de sus temas principales en su obra, y el tema principal en República, es la manera en que se puede construir un estado y una sociedad justos, armoniosos, ordenados, etc., tal que se pueda evitar la trágica circunstancia de que hombres justos, como su maestro Sócrates (la persona histórica, no el personaje) mueran en una sociedad injusta. Esto, la muerte del justo por la mano de los injustos, también es una contradicción: una contradicción política en este caso, un fallo terrible en el estado, algo que no está bien.

Esto es: algo que no está bien. ¿Qué es el bien? ¿Lo entendemos? Yo pienso que sí: si discutimos acerca de una sociedad justa, acerca de una vida política justa, acabamos tarde o temprano empleando el término bien; acabamos utilizando la palabra “bien”.

Ahora, que tengamos claro nosotros que Platón no estaba interesado en las palabras (en eso estaban interesados los “sofistas”: para convencer a sus alumnos no siempre de las cosas justa o buenas, sino para ejercer de abogados de sus intereses), sino en las realidades, en el conocimiento exacto de las realidades.

De ahí que Platón se invente (hay que tener cuidado al decir y escribir esto de “inventar”) un mundo más verdadero, firme y absoluto para explicar este mundo movedizo y poco fiable en el que habitamos; que es un mundo de apariencias, de pocas realidades. Y cuando hay poca realidad, pues poco conocimiento podemos alcanzar nosotros. Conjeturas (sombras, ecos, reflejos) o creencias (lo creo porque lo veo), todo lo más. Hace falta algo más exacto, para que haya conocimiento exacto, hacen falta realidades firmes, cosa firmes, más firmes que las cosas de este mundo material, visible, sensible: que lo mismo que nacen se mueren y se van. Tales son las ideas (que son eternas, que SON absolutamente, sin cambios) y, en último término, la realidad de la Idea del Bien…

Pero una cosa es que Platón tenga claras las cosas de la filosofía, de cómo deber ser y de cuáles deben ser sus temas, y otra muy distinta es que su tarea sea fácil. No es fácil en absoluto. Por eso tiene que utilizar ejemplos, comparaciones con objetos materiales y familiares, esquemas como el de la línea, narraciones como la de la caverna. O sea, que Platón que no quiere ser un literato y contar mitos, acaba contando mitos.

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Un consejo: no intentes memorizar lo que lees. Compréndelo y luego vete al texto de Platón, a ver si encuentras lo que has leído. Si lo encuentras, será que vas comprendiendo. ¿No?

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